Crónicas mercosurianas…
Lorenzo Aguirre
El título original era “Memorias del Mercosur”, pero me gustó más el definitivo, porque viene a mi memoria el escritor estadounidense Ray Bradbury – narrador de cuentos con propósitos morales -, a través de sus “Crónicas marcianas” que, en buena medida intentaban provocar una especie de angustia metafísica. Pensando en el “espacio Mercosur” debo confesar la existencia de cierta fantasía, en alguna medida irrealismo épico, tontera dentro de un falso halo poético, y escasez de romanticismo. Pero salvando las distancias interplanetarias no falta ese perfil imperialista por parte de la “capital” – léase Buenos Aires -, hacia la “provincia”, y la característica prepotencia para imponer un liderazgo colonialista – “virtud” de cierto sector porteño que, desde el virreinato del Río de la Plata, servilmente viene reptando en busca de aire monárquico, aunque tan solo sea un pálido reflejo del absolutismo de Fernando VII – que los arrastra a decir, “al que no le guste, que se baje del barco”.
Es indudable que, el Mercosur, continúa dejando en evidencia las incisivas diferencias entre los socios.
El anuncio por parte del presidente Lacalle Pou, respecto a que Uruguay caminará hacia la posibilidad de lograr un Tratado de Libre Comercio (TLC) con China, ha sido muy urticante para el mandatario argentino Alberto Fernández, quien, además, recibió por parte del Ministro de Economía de Brasil, Paulo Guedes, la invitación a retirarse del bloque.
Guedes, señaló además que, Brasil, no saldrá del bloque, y no aceptará un Mercosur como herramienta ideológica, pues se trata de una plataforma de integración económica global, y en caso de no cumplir esos lineamientos, tiene que modernizarse.
Más tarde, Guedes, manifestó: “Argentina, dijo una vez, “a quien no les guste, que se baje del barco”, y nosotros vamos a devolver esa frase, a Argentina”.
El viejo “virreinato”, hoy convertido en retazos – gracias al kirchnerismo, peronismo, chavismo, y comunistas gobiernos integrados por “anticapitalistas” hinchados en billetes verdes – y golpeado cruelmente por un despiadado virus, se había negado a avanzar hacia una flexibilización comercial, y en particular a una reducción de la Tarifa Externa Común, solicitada por Uruguay, y apoyada por Brasil.
Volviendo a nuestro presidente; fue el primero en señalar el camino hacia la posibilidad de negociar individualmente con otros países, comenzando con cautela conversaciones con China.
El nuevo canciller argentino, Santiago Cafiero, dijo continuar con un equilibrio entre Estados Unidos y China, pero seguirán las incomodidades hacia Jair Bolsonaro, respecto a los aranceles de referencia, como también el distanciamiento con nuestro país debido a expresiones del presidente Lacalle Pou, sobre “flexibilización de acuerdos”.
La reducción de aranceles externos, impulsado por Uruguay, y Brasil, hace que, el máximo a las importaciones del Mercosur, pase de treinta y cinco por ciento, a un techo de diez, pero Argentina mantuvo su posición dura.
Ahora, resulta que, previo a la “Cumbre de Jefes de Estado” – el próximo mes de diciembre, en Brasilia -, nuestro “hermanito mayor”, conjuntamente con Brasil, dispusieron llevar el tema – “elucubrado” por Argentina – de bajar dicho Arancel Externo Común a un diez porcentual para paquetes de bienes y servicios, pre acordados entre ellos.
Asimismo, el Ministro de Relaciones Exteriores brasileño, Carlos França, señaló: “con Argentina, conversamos mucho, llegando a un acuerdo que permite disminución para un universo amplio de productos, y lo ofrecemos a Paraguay, y también a Uruguay”. Posteriormente, França, complementó: “decidimos trasladar “nuestra idea” a los otros dos miembros del Mercosur, para la pronta aprobación, porque para Argentina y Brasil es un paso muy importante pues fortalece los procesos productivos regionales”.
¡En fin!… a lo largo de la historia uruguaya parece que no hubo autoridad que los mandara – por no decir groserías – a freír pasteles.
Nuestro país está dispuesto a votar por la afirmativa a esa “original idea”, pero también busca la existencia de un paquete de flexibilización de la “Cláusula 32”, permitiendo hacer convenios comerciales de forma unilateral con otros países y bloques.
Treinta años de Mercosur demostraron el fracaso, pues las asociaciones comerciales son positivas si concretan el objetivo de elevar los aspectos de cada miembro, y por supuesto tomando relevancia en la economía internacional, pero, no siendo así, se continúa en el subdesarrollo, mientras otras corporaciones cerca nuestro – “Alianza del Pacífico” -, en la cuarta parte de tiempo recorrieron un camino más fructífero, convirtiéndose en plataforma de lanzamiento internacional.
Esto, de integración, no solo perdió rumbo en cuanto al origen, a la esencia del motivo de formación de agrupaciones comerciales – ¡las culturales, “no tienen importancia”! -, sino, que, la búsqueda de “acuerdos” durante los peores gobiernos en toda la historia de nuestro país – léase “Frente Amplio” -, desestabilizaron lo conquistado, y diplomáticamente nos fuimos quedando de lado.
A veces pienso, ¿qué cosa puede ocurrir si dejáramos el bloque?
Uno de los inconvenientes sería sostener un arancel regional muy alto, quedando aislados debido a que, la interrelación con Argentina marcaría un mercado fluctuante en el cual el comercio bilateral se desarrollaría de manera intermitente, pero si pusiéramos énfasis en acercarnos y firmar tratados de libre comercio por ejemplo con Estados Unidos, China, y más adelante con la Unión Europea, sería probable lograr resultados favorables.
Quizá – lo dijimos hace un tiempo -, podría ser potable una posición de no alineación ni con Argentina, Brasil, ni Estados Unidos, y tampoco con China, por más que, ese gigante, sea el primer exportador de bienes, segundo en servicios, arrasando con su tecnología, y sin contar con un soporte de libre comercio, desestabilizando en gran parte el juego global que se mueve dentro de un negocio en el cual, el Estado, queda relegado a un segundo plano, primando las corporaciones.
Por momento, sería prudente el camino del medio en relación a Estados Unidos, y China, continuar fortaleciendo una diplomacia presidencial que, en cierta forma ha dado resultado pese a que, el Ministro de Relaciones Exteriores tiene posturas diferentes, y para un país cuyo pueblo dejó afuera del gobierno al Frente Amplio, Bustillo, no es lo más adecuado.
El tema Unión Aduanera, es urticante, entonces, mientras no se den condiciones deberíamos potenciar lo que tenemos, defender normativas, pero llevando adelante toda posible flexibilización, y los integrantes del bloque comprender la necesidad de poner en movimiento – respetando cada país – estrategias diferentes, y no estar cerrando puertas, las cuales, después, no sabemos si volverán a abrirse.