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Cuando la caza del voto

es una estrategia

César García Acosta

Los partidos políticos finalmente presentaron sus programas. Sin embargo, en las campañas siguen prevaleciendo los candidatos a las ideas. Sus egos, aciertos y desaciertos, adquieren –mucho másimportancia ahora- ante un perfil algo desalineado por el embate del inefable PitCnt, que detonó el dilema de las jubilaciones ya no sólo en el Frente Amplio, sino sobre todo el espectro político al sentgirse amenazado con la necesidad de más impuestos para financiar un déficit que, la consultora EXANTE, no duda en calificar de crítico. Si se aprueba la reforma, el gasto en pasividades subir{a a 11% del PIB en 2035 y hasta 15% del PIB en 2050.

Mientras los economistas observan  la estructura comparativa de la última encuesta de CIFRA y EQUIPOS con los resultados de las elecciones de 2019, la visión de los políticos parece desviarse hacia la estrategia de la caza de los votos empleando argumentos antagónicos para sus públicos y hasta para sus propias ideologías.

Para Luis Costa Bonino, «en 2019, en la primera vuelta, la suma de los votos de los partidos de la Coalición llegaba a 56% y los votos al Frente Amplio a 39%. 17 puntos de ventaja, hoy está 1 punto por debajo. En segunda vuelta, Luis Lacalle Pou le ganó a Daniel Martínez por una mínima diferencia en un virtual empate. Si asumimos que Álvaro Delgado no es más fuerte como candidato que Luis Lacalle Pou, y que Yamandú Orsi no es más débil que Daniel Martínez, considerando una dispersión del voto de los partidos de la Coalición en segunda vuelta similar a la de 2019, Yamandú Orsi debería ganarle a Álvaro Delgado por una diferencia que podría ser de unos 15 puntos… Eso es lo que puede leerse en la encuesta de Cifra.»

Este «sube y baja» de blancos y colorados, que para Andrés Ojeda motiva «que se pueda pensar en representar a los republicanos en un balotage», en realidad se sostiene sobre un programa que a modo de «contrato» dejó para la «letra chica» la larga historia de un coloradismo que siempre tuvo en los temas sociales, como la vivienda o la gestión municipal, el soporte de su gestión. Estos temas hoy se perciben casi desarticulados en las propuestas presentadas que con vaguedad simplifica las cosas obviando las necesidades ciudadanos más requeridas.

Sin temor a proponer ideas sin financiamiento, del otro lado –y como si no hubiese gobernado durante 15 años- el plan de gobierno del FA propone otorgar un ingreso básico de supervivencia a mujeres pobres y duplicar los recursos para vivienda. Además plantea erradicar la extrema pobreza infantil, diseñar un Plan Integral de Prevención del Delito y fortalecer el control de armas.

Por ejemplo, en materia de políticas sociales, plantea la erradicación de la extrema pobreza infantil y la reducción «de manera significativa» de la pobreza infantil en el quinquenio, «con planes focalizados e inversiones sostenidas que incluirán salud, educación, alimentación, vivienda, cuidados, transferencias». Además, propone garantizar un ingreso básico de supervivencia a las mujeres en condición de pobreza y sin ingresos propios, de carácter transitorio, así como avanzar en la extensión del tiempo pedagógico diario en los 480 CAIF existentes «con propuestas flexibles ajustadas a las necesidades familiares».

Los CAIF que fueron una creación del primer gobierno de Julo María Sanguinetti, hoy son la esencia del programa frenteamplista.

En materia de seguridad pública, se plantea la implementación de un Plan Integral de Prevención del Delito a través del diseño de «modelos de prevención territorial y comunitaria». Propone crear una «Fuerza de Tareas con equipos de investigación criminal de alta dedicación operativa», reforzar e intensificar el patrullaje del PADO con controles sistemáticos de motos y de identidad, así como fortalecer el control de armas y perseguir de manera sistemática el tráfico de armamento.

En este escenario Blanca Rodríguez, una novel política vestida con más de 30 años de periodismo inclinado hacia la ideología del Frente Amplio, cuando parecía haber llegado a la edad jubilatoria, igual que lo hizo antes con Germán Araújo senador ex periodista de CX 30 en los años ochenta, o hace apenas dos campañas cuando utilizó los servicios de la politóloga Constancia Moreira, José Mujica parece retomar la imagen icónica del libro de Luciano Alvarez «Los Héroes de las siete y media», para ensalzar a los informativistas de la TV pretendiendo dotar a su partido político de la inteligencia, dignidad y altura que su gente parece no haber podido defender. De lo contrario buscar afuera, lo que sobra adentro, sería una incongruencia.

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