El asistencialismo desmedido
Zósimo Nogueira
Asistencia sin contraprestaciones no dignifica.
Ollas populares, reparto de alimentos y abrigos; estímulo a los asentamientos urbanos. Seguimos por mal camino.
La solución es generar trabajo. Oportunidad de ganarse el sustento.
El trabajo dignifica y valoriza logros.
Tierras para colonos y viviendas para asentados. El conflicto de la asistencia. Planes de viviendas para intrusos asentados ilegalmente es la continuidad de políticas blandas, permisivas.
Vemos complicidad de entes como Ute y Ose; habilitan servicios públicos sin las acreditaciones o autorizaciones respecto a la propiedad igual que en administraciones anteriores.
Es asistencialismo es una carga que pesa sobre espaldas del contribuyente y del trabajador.
Vivienda gratis, salud gratis, asistencias alimentarias no pueden ser una constante.
Debe ser apenas un trecho y condicionado a comportamientos y metas.
La invasión de propiedades ajenas debe ser combatida. El Estado debe actuar con celeridad. Policía, fiscalía, justicia y desalojo.
Ajustado a derecho, no aquello de llevar un tractor y tirar abajo construcciones habitacionales por la comisión de un delito.
Nadie quiere incumplir promesas, pero proveer casas y servicios a todos los asentados es injusto y peligroso por generarse el concepto de obligación estatal, restando mérito al esfuerzo personal.
Deben considerarse derechos posesorios como establece la ley, tiempos de dominio sobre ese bien, posibles acuerdos con el propietario del predio ocupado, actuaciones judiciales etc.
Pero es común que un predio desalojado, sea nuevamente ocupado por otro intruso, conocedor del predio en cuestión y de la solución alcanzada.
Basta ver en los realojos ramificaciones familiares; una casa para los padres, otra para una hija, y hasta otra para un pariente.
Ocupa un individuo y atrás viene la cadena. Se han profesionalizado como “ocupas”, como ocurre también en ciudades del interior.
Hace unos días se cumplió un anhelo de vecinos de Barrio Sur; cerraron y tapearon unos apartamentos ocupados por intrusos con un prolijo sistema de remplazos que funcionaban como escondrijos y bocas de venta de drogas.
Para cumplir con el objetivo las familias ocupantes fueron realojadas.
No nos engañemos, la familia de quienes se dedican a la venta de drogas viven del delito que cometen y cuando éstos caen, procuran su remplazo. Menos intrépidos pero tan marginales como estos.
Con la misma “tolerancia” vemos a periodistas y panelistas de programas televisivos que se embanderan de feminismo y justifican a mujeres que introducen droga a las cárceles para sus parejas, familiares o amigos.
Se horrorizan por ser formalizadas, dejando a hijos sin su apoyo maternal. Parece que le quieren poner sexo al delito. De que maternidad y ejemplo hablan.
Si llevan droga a la cárcel, como suponer que no lo hacen en los lugares que habitan o tienen ocupación. A cambio de dinero o no, es tráfico.
Sobre Colonización políticos incluso del Frente Amplio, grupos sociales y sindicales reclamaron por recorte de recursos. Dicen que generara mayor despoblamiento de la campaña y crecerán los asentamientos urbanos.
No lo veo así. El Instituto de Colonización fue planeado para otra realidad. Cuando una hectárea valía lo que un novillo.
La tierra ahora vale mucho más, y la actividad de producción rural requiere de otros importantes gastos. Dejo ser extensiva para ser intensiva. No basta la tierra.
Compra de animales, semillas, fertilizantes, maquinaria, riego, electricidad, medios de comunicación, y las comodidades propias del momento.
Esos dineros destinados a cooperativas rurales generarían ocupación y arraigo en el campo para más personas. Uso comunitario de herramientas y dosificando esfuerzos en pro de una meta común.
Eso no es socialismo, es batllismo.
Nuestro partido fue el gran impulsor del cooperativismo y de asistencia científica para el agro, el INIA.
Para proyectos personales o familiares existe un sistema bancario sólido; debe seguirse ese camino asumiendo riesgos y contando con créditos preferenciales por parte de la banca estatal.
El República, el Hipotecario, el Banco de Seguros; en competencia con la Banca privada. Lo mismo para vivienda.
No es cuestión de ser magnánimo con los recursos del Estado; a la clase trabajadora que es el entramado social más rico en valores le resulta difícil acceder a una vivienda.
Hace mucho tiempo lo hablamos en la interna partidaria sobre lo difícil de pagar un alquiler y ahorrar simultáneamente para comprar una propiedad.
Manejamos la propuesta de construir viviendas y darlas en arriendo con opción a compra en caso de ser buen pagador. Ese sistema ya fue puesto en práctica con éxito en el programa INVE a mediados del siglo pasado.
Algo parecido esta en ciernes de ofrecerse.
El estado no regala, vende. A pura cuotas. Ahorro, esfuerzo, dignidad.
Los asentamientos son costosos de regularizar. Construcciones por fuera de normas elementales de construcción. Problemas urbanísticos.
Ante cada nueva realidad, debe considerarse que esa gente asentada previamente estaba en casa de un familiar, un amigo y todos con la suerte de una educación gratuita y laica. Son responsables de sus actos.
Ubican una propiedad ajena que les parece descuidada y la ocupan en consiente violación del sistema jurídico y de la propiedad privada.
Policía, fiscales y jueces deben actuar, proteger el derecho a la propiedad privada y evitar que continúen estos atropellos bajo la consigna ideológica de desigual distribución de la riqueza.
Otra modalidad que requiere de una atención especial, es la invasión de los espacios públicos.
El imperioso retiro de los “asentados” en espacios públicos y recintos privados. Marginales, gente inestable, enferma, con problemas sicológicos, siquiátricos, de adicción, desarraigo familiar y también de extrema indigencia.
La situación de esta gente es la más angustiante. No tienen nada.
El ex Ministro Bartol había esbozado una suerte de solución.
Construcción o adecuación de espacios de resguardo habitual o permanente donde pudieran higienizarse, descansar, dormir.
El estado, ya sea por medio del gobierno central o las intendencias debe procurar solucionar estos temas.
Mucha ley de cuidados, pero la situación de estas personas es crítica. Ancianos abandonados y sin lugar en donde estar. El Piñeiro del Campo con lista de espera. Para paliar la situación solo organizaciones religiosas y colectivos civiles.
Debe abordarse la construcción de más hogares de ancianos y baños públicos para ese público itinerante o desarraigado.
La alimentación y el rol de Estado para sectores vulnerables.
Como es posible que el gobierno colabore y fomente la instalación de ollas populares. Terminemos con la mendicidad.
Deben reeditarse los comedores públicos.
Mesa, silla. Un plato de sopa, una buena y nutritiva comida, pan y una jarra con agua. Se cobraba un ticket ínfimo, y si no tenía dinero igual se le daba la alimentación.
Había comedores en los mercados Central, de la Abundancia, Agrícola. Dignidad, trato humano. La gente era pudorosa, trataba de juntar un pesito para el ticket. Solo en caso extremo pedía comida gratis.
Espacios públicos sin promiscuidad, mejora la calidad de vida de toda la comunidad.
Bregamos por más batllismo en los programas de gobierno. Una democracia republicana regulada.
Lo gratis debe ser lo elemental, el exceso de solidaridad y las soluciones asistencialistas anulan la iniciativa, restan dignidad.
El trabajo es lo esencial y debe organizarse con un urgencia una oferta laboral para ese público joven y saludable que vemos haciendo cola en lugares en donde organizaciones sociales distribuyen alimentos.
Algún proyecto de poca especialización como son las tareas rurales.
Hacia ahí podrían direccionarse algunos fondos.
Mucho se habla de generar oportunidades para presos; para reducir el crecimiento de la criminalidad antes se debería atender a esta población absolutamente vulnerable.