Historia

El descamisado peronista y el ciudadano batllista

Jorge Nelson Chagas

Si bien es cierto que el discurso peronista estuvo dirigido a una pluralidad de actores sociales, privilegió a la clase trabajadora. Perón mismo se caracterizaba a sí mismo como “un soldado, un patriota y el primer trabajador argentino”. La participación política organizada, de carácter corporativo, de la clase obrera fue esencial – en los planes de Perón – para lograr derrotar a los partidos tradicionales y construir la comunidad organizada tal como lo expresaba von der Goltz.  en su obra “La Nación en Armas”.

De ahí que su discurso pusiera especial énfasis en los trabajadores como un actor social relevante. Dirá Perón ante la Federación de los Obreros de la Alimentación: “Ha muerto todo prejuicio burgués y nace una nueva era en el mundo, en la cual han de afirmarse los derechos, las responsabilidades y la intervención de las masas obreras en la solución de los problemas fundamentales”. En el discurso en la organización ferroviaria La Fraternidad apuntó hacia el papel que jugaban los obreros para enfrentar al “otro” y defender a la gestión gubernamental: “La actual política del gobierno nos ha puesto frente a poderosos enemigos. Las fuerzas vivas, los diarios pagados por estas fuerzas y por otras fuerzas menos responsables todavía; los funcionarios que vivieron siempre de los abultados honorarios que reditúan las empresas extranjeras y capitalistas; todos ellos se han colocado frente a la Secretaría de Trabajo. Si los obreros apoyan esta lucha, vencerán ellos y venceremos nosotros”

En el discurso peronista los obreros juegan un rol preponderante, los “descamisados” son la columna vertebral de la épica. En su discurso del famoso 17 de octubre de 1945 Perón fue muy explícito al respecto: “Muchas veces he asistido a reuniones de trabajadores. Siempre he sentido una enorme satisfacción; pero desde hoy sentiré verdadero orgullo de argentino porque interpreto este movimiento colectivo como el renacimiento de una conciencia de los trabajadores, que es lo único que puede hacer grande e inmortal a la Patria”

Luis Batlle también se refirió a la importancia de los trabajadores en el quehacer nacional y se mostró preocupado por ganar su confianza: “Sé (…) que la clase trabajadora es la que forma al pueblo, y sé también que la riqueza la forman los trabajadores y por lo tanto, debe ser compartida también por ellos. Yo voy a decir aquí lo que he dicho muchas veces, y lo que tendré que repetir en todas las tribunas del país. No voy a hablar influido por el círculo de oyentes, trabajadores todos, en el deseo de que ellos aprecien mis palabras y tengan confianza en mí (…) ¡No! Cuando yo busco la confianza de los hombres no la busco por un instante, sino que lo hago a lo largo de la batalla que venimos dando. Si les digo a los hombres trabajadores que estoy al lado de ellos, es para que los trabajadores tengan la seguridad de que mi palabra está aquí empeñada en ese sentido. Serán jueces permanentes de mi gestión, pero estoy tranquilo, porque el día que abandone el gobierno, los hombres de trabajo podrán decir: no nos ha defraudado. Ha cumplido con nosotros”

Pero, si bien Luis Batlle manifiesta que está “al lado de ellos” no interpeló a los trabajadores en cuanto a su condición de clase social ni tampoco – en clara diferencia con Perón – los consideró actores de ninguna gesta conducida por él. Para Luis Batlle el imperio de la ley estaba por encima de la acción sindical y el conflicto debía resolverse dentro de un marco legal que no podía ser violado.

A su vez, su discurso tiene otro matiz muy sugestivo con respecto a la clase obrera. No es anti-sindicalista, no se opone a que los trabajadores se agremien, pero esto no es lo relevante como se desprende de estos párrafos de un discurso pronunciado en acto de homenaje a Julio César Grauert (1902-1933), el dirigente batllista influido por el marxismo: “Grauert habló sobre la necesidad de la sindicalización, sobre la necesidad de que el obrero ingrese a los sindicatos, lo constituya para defender sus libertades y para llevar adelante, en constante progreso, la solución de todos sus problemas. Entiendo que es deber fundamental de todos nosotros defender la libertad de los sindicatos. (…) Entiendo, pues, que hace bien el obrero que quiere entrar en organizaciones sindicales para resolver sus problemas. Pero entiendo que los que no lo quieran hacer, pueden respaldarse en el Batllismo, que es el gran sindicato de la libertad. Toda nuestra legislación social va dirigida a defender al obrero. Lo defiendo en todos sus aspectos sociales y en todos sus aspectos económicos. El obrero que quiera respaldarse en un sindicato, lo puede hacer para defender sus derechos. Pero el que no lo quiera hacer, puede respaldarse en ese Partido Batllista para defender sus derechos.”

O sea que para Luis Batlle los trabajadores son ante todo, ciudadanos de una República: concebía al batllismo como «el sindicato de la libertad».

Compartir

Deja una respuesta