Política Internacional

El expediente “Windsor Framework”

Lorenzo Aguirre

Úrsula von der Leyen – declarada como anglófila, a pesar del asunto “Brexit” -, Presidente de la Comisión Europea, y el Primer Ministro de Reino Unido, Rishi Sunak, decidieron llevar adelante el pragmático “Windsor Framework” (“Acuerdo Marco de Windsor”), para de una vez por todas poner fin al tóxico y eterno problema en el Canal de la Mancha, denominado “Protocolo de Irlanda del Norte”. Dicho interés aliviará – supuestamente – los enfrentamientos, poniendo proa a las relaciones entre Reino Unido y la Unión Europea tiempo después que, el ex Primer Ministro Boris Johnson – apurado en firmar el divorcio con el bloque – aceptara que Irlanda del Norte continuara siendo parte del espacio aduanero de la Unión Europea. Johnson, buscó una comedia vulgar a efectos de seducir a los unionistas, manifestándoles que no se aplicaría diferentes leyes y decretos a las estipuladas en el resto de Reino Unido.

El ex mandatario británico nunca buscó convertirse en casto, y la separación con la Unión Europea no pretendió seguir un estado monástico, sino comenzar un coqueteo actualizado con Estados Unidos, pese a que la reposera de la Casa Blanca sostuviera el cuerpo de Biden, porque, a fin de cuentas, esto es política, y no es momento de interesarse por la “sólida” amistad con Donald Trump pues estamos en tiempo de acomodar las nalgas hacia el lado del poder.

Johnson, siempre demostró indiferencia a una salida armónica respecto a la Unión Europea, y una disolución matrimonial compulsiva marcó su británico rostro victoriano.

Indudablemente, el “Protocolo” trajo inconvenientes políticos, como también relacionamiento comercial, porque, empresas transportadoras de mercadería desde Inglaterra y Escocia, a Irlanda del Norte – sin salir de territorio británico -, tenían que pasar por controles aduaneros, sanitarios, y perder tiempo, haciendo de esa forma un sostenido aumento de costos.

En consecuencia, los unionistas dictaminaron que, Londres, los estaba traicionando, y entonces el “Partido Demócrata Unionista” desarrolló un bloqueo a las organizaciones del Gobierno autónomo.

El “Windsor Framework”, es un mamotreto en el cual, tratando de salir de posturas jurásicas, se abordan los desajustes, exponiendo la necesidad de estimular “líneas verdes” – “líneas rojas”, a efectos de diferenciar mercaderías dentro de coordenadas británicas, y las cuales cuyo destino es un miembro de la Unión Europea, haciendo de esa forma una dinámica positiva hacia los norirlandeses, y en forma paralela cuidando el mercado comunitario.

Ahora, los unionistas se están dando unas horitas estudiando la “intención protocolar” y determinar si están de acuerdo, o continúan con el boicot, pero, Rishi Sunak se adelantó, reuniéndose con empresarios y trabajadores norirlandeses para informarles que, la interrelación con Bruselas abrirá grandes oportunidades, e Irlanda del Norte sería “la zona económica más apasionantes del mundo”.

Traducido al inglés, el muchacho Sunak considera un honor y algo emocionante seguir en el mercado único de la Unión Europea: “es un acontecimiento que revierte el deterioro institucional en el cual vive Reino Unido, y se trata de evitar fronteras tóxicas”. 

En 2016, el mandatario británico hizo campaña por desligarse de dicha comunidad: “fuera de la Unión Europea podremos decidir nuestras leyes, y nuestros Tribunales serán siempre soberanos”.

Volviendo a las reuniones con norirlandeses; obviamente, Sunak, no pautó encuentros con el “DUP” (“Partido Unionista Democrático”) – conservadores, nacionalistas, populistas de derecha, euroescépticos, el segundo partido más grande de Irlanda del Norte, y con una posición destacada respecto a escaños en la Cámara de los Comunes -, como tampoco con el euroescéptico “Partido Conservador”.

Más allá de lo expresado, el Primer Ministro británico se comprometió a poner el pacto de referencia, a votación de la “Cámara de los Comunes”, pero advirtiendo que no existirá margen para retoques.

La mayor parte de los “Tories” estarían dando “canal abierto” al acuerdo – aunque está en juego la elección en la Cámara -, pero deberían tener cautela pues Boris Johnson se encuentra “ausente”, y todos saben de su posición totalmente en contra de Sunak, quien desligado de cierta “tradición” británica, manifiesta lazos con Bruselas.

Muchos ciudadanos, e integrantes del “Partido Laborista”, señalan si es necesario una vez más recordar quienes apoyaron el “Brexit”, el impacto ocasionado, y el ahogo de muchísimas empresas, mientras el “Partido Nacional Escocés para Asuntos Europeos” acusa al mandatario señalándole que, Escocia, rechazó totalmente el “Brexit”, pero igualmente, ahora, tiene que soportar negativas consecuencias económicas.

La problemática es muy amplia, pues, Jeffrey Donalson, líder del “Partido Unionista Democrático”, y diputado en Westminster por el distrito norirlandés de Lagan Valley – opuesto a firmar en 1998 el documento “Acuerdo de Viernes Santo” (también denominado “Acuerdo de Belfast”, rubricado entre el gobierno británico e irlandés, poniendo fin al conflicto de Irlanda del Norte al ser aprobado por las dos Irlanda), luego de 20 años en un unionismo moderado se pasó a los fundamentalistas radicales del “DUP” -, ha pedido tiempo para estudiar en detalle el “pacto”, y existiría un aspecto aparentemente “olvidado”.

Se trata del protagonismo del “Tribunal de Justicia de la Unión Europea”, en relación a futuras leyes comunitarias que se aplicarían en Irlanda del Norte.

Para Sunak, la “Asamblea” tendría voz y posibilidad de bloquear dichas normas, pero, a decir verdad, el “Tribunal” de referencia ha sido firme al señalar que, las decisiones finales en los temas de mercado único, estarán bajo su órbita.

Si bien el actual “Acuerdo de Windsor” continúa siendo resbaloso, en cierta forma estaría dando flexibilidad al “Brexit”, aflojaría la presión entre Londres y Bruselas, y preservaría el balance de paz de “Viernes Santo”.

Ahora, se reducirá el control aduanero dentro de Reino Unido, y se oxigenará los intercambios entre la República de Irlanda, e Irlanda del Norte, a través de una “frontera liviana”, dejando de lado – al menos en parte – el enfrentamiento durante treinta años por parte de Irlanda del Norte, y “unionistas” – de religión protestante, buscando continuar ligados a Reino Unido -, mientras los “republicanos” – católicos -, intentaban independencia, o integrar la provincia, a la República de Irlanda.

Si bien el “Acuerdo de Viernes Santo”, firmado en Belfast, permitió terminar con el conflicto desde el aspecto de violencia, siguió contemplando la ausencia de fronteras.

Antes del “Brexit”, el comercio entre las dos Irlanda era prácticamente sin inconvenientes porque pertenecían al mercado común europeo, pero, desde que Reino Unido se separó del bloque comenzaron controles comerciales.

Ninguna Irlanda quería vigilancia, y finalmente la aduana fue proyectada al mar, separando la Isla, con Gran Bretaña.

Los “unionista”, apoyando el “Brexit”, vieron de un día para otro una instalación fronteriza dentro de su propio país, Reino Unido, mientras Irlanda del Norte seguía en el mercado común europeo.

Ha quedado atrás el perfume del romanticismo, lo lírico, y las esperanzas; lamentablemente los “acuerdos” se transforman en compra y venta de majaderías pasionales, y no importa si satanás camina por Downing Street, o si Bruselas, ingiere el brebaje de la oscuridad.

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