FA y la educación: entre la motosierra y la mentira.
Daniel Manduré
Salvo el fanático, el que no piensa ni razona, el resto de los adherentes frenteamplistas, o el que sin serlo apostó a darle una carta de crédito a la coalición hoy gobernante, después de ver el presupuesto diseñado, deben estar, al mejor estilo japonés, con ganas de hacerse el harakiri. La ilusión, esperanza y gran expectativa que se había generado, terminó transformada en frustración, angustia, indignación y decepción absoluta. Es hasta insólito ver a algunos de los dirigentes del partido gobernante dando volteretas por el aire o dribleando cual puntero endiablado intentando escapar de una realidad que los incomoda mucho. Transfiriendo culpas propias y buscando casi que con desesperación como defender lo indefendible y explicar lo inexplicable.
Aumentan y crean nuevos impuestos, cuando el compromiso del propio presidente fue no hacerlo. Prometieron el ingreso inmediato de 2000 policías al otro día de asumir y hoy con absoluto desparpajo lo niegan. En las bases programáticas del Frente Amplio establecen cumplir con la postergada promesa del 6% para educación y del 1% para investigación y vuelve a quedar por el camino.
Son negadores contumaces.
Mienten. Y ni se inmutan al hacerlo.
Recorrían el país en plena campaña electoral con una mochila cargada de espejitos de colores ofreciendo dinero a todos los que lo requerían.
De allí a la dura realidad actual, de recortes, retaceos y retrocesos.
Hoy el gobierno que venía a transformarlo todo, va con la motosierra en la mano, recortándolo todo.
El presupuesto audaz y ambicioso que anunciaron termina convertido en algo timorato, regresivo y construido sobre bases económicas de crecimiento poco creíble. Donde la mayor parte de los expertos prevén un crecimiento menor al anunciado por el gobierno.
Sucede en la mayor parte de las áreas del país, incluso en aquellas prioritarias, que están entre las de mayor preocupación por parte de la ciudadanía. Entre ellas, el de la educación, con retrocesos importantes.
Todos, absolutamente todos los sectores vinculados de alguna manera a la enseñanza coinciden en que este presupuesto es restrictivo. Algunos sectores, seguramente muy a regañadientes, por su vinculación ideológica con el gobierno, pero no les queda otra opción, ante la irrefutable evidencia de los números, que reconocer la realidad. Esa realidad prueba que este es un presupuesto regresivo.
El propio rector Cancela está preocupado por recibir apenas U$S 12 millones de los 330 reclamados. La UTEC recibirá apenas el 6% de lo que solicitó, la Anep el 3% y la Udelar un muy avaro 1.8%.
Desde la universidad el gremio de funcionarios dice sentirse traicionado por el exrector Rodrigo Arim, hoy transformado en director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto. En una muy dura declaración, este gremio lo declara “persona no grata”. La indignación del gremio es entendible. Se basa en que los reclamos que hace la Udelar fueron realizados por puño y letra del propio Arim cuando era rector y que hoy les da la espalda a los trabajadores. Es más, Arim declara que: “deberían sentirse satisfechos con lo que reciben”.
El gasto proyectado en educación disminuye en comparación con el 2024. El más bajo en la última década.
Con una UTEC reducida a su mínima expresión, lo que posterga los sueños de muchos jóvenes del interior y donde la igualdad de oportunidades termina siendo una gran farsa.
Se reducen notoriamente las becas. Con nula inversión para la investigación.
La Udelar se queda con las manos vacías, recibiendo menos del 9% de todo lo solicitado y en Anep muy por debajo a sus mínimas expectativas.
Recortes en infraestructura, cargos docentes y programas de apoyo. Carreras de grado que quedarán en un cajón. No hay partidas destinadas a mejorar el deterioro edilicio de locales de enseñanza.
La Biblioteca Nacional va a tener que seguir esperando ese revolucionario cambio prometido. Nuestra principal biblioteca recibirá apenas 5 millones de pesos extras para gastos de funcionamiento y otros 5 millones para la remodelación edilicia.
Lo que recibió el rechazo y la crítica desde la asociación de funcionarios de la Biblioteca Nacional por lo insuficiente de esos recursos. Sobre todo, teniendo en cuenta la gran expectativa creada en torno a la promesa de transformación de nuestra emblemática casa. Afirman que la reapertura será una gran mentira. Decían que reabrían en octubre y aún no instrumentaron absolutamente ninguna mejora.
La podrán edulcorar o dibujar como quieran, pero esa es la triste realidad. Del discurso demagógico de otrora a la dura evidencia actual.
Se deberá desde el parlamento trabajar denodadamente en buscar la manera de reasignar recursos.
Queda demostrado que la educación no es una prioridad para el Frente Amplio.