Política nacional

Pedro y Ope

Daniel Manduré

Tanto la ley sobre la interrupción voluntaria del embarazo aprobada en el año 2012 como la de la eutanasia, por aprobarse en el parlamento, son temas de suma sensibilidad para toda la ciudadanía.

No es un tema para partidizar, donde además todos, para su tratamiento, deberían despojarse de cualquier concepción dogmática.

Pedro Bordaberry y Ope Pasquet protagonizaron estos últimos días casi que un contrapunto.

El primero, con una postura contraria a la ley aprobada en el 2012 y duro opositor a la eutanasia, involucrando en su último artículo, a Batlle y Ordoñez sobre sus supuestos dichos en estos temas.

El segundo con una postura diametralmente opuesta, incluso, de su puño y letra sale uno de los proyectos presentados a favor de la eutanasia y suicidio asistido.

Ello trajo también, como de costumbre, la intervención de ciudadanos que, de diferentes formas, unos con mayor solidez argumental y otros no tanto, manifestaban su apoyo hacia una posición o hacia la otra.

Algunos opinaban que con el artículo de Pedro se estaba enterrando lo poco que quedaba de batllismo en el Partido Colorado y otros que por el contrario culpaban a Ope, intentando decir que su postura iba a impedir la remontada electoral del Partido de Rivera, Arena, Brum y Batlle…

A ambas posturas les tengo malas noticias, no es así.

Las dos posiciones pueden convivir, en un Partido Colorado que debería ser de libres pensadores y que históricamente ha tenido en su seno un abanico de perfiles diferentes, en un tema para analizar desde concepciones filosóficas diferentes.

Reitero, sin partidizarlo y menos aún dejarse llevar por el dogma que impone la religiòn.

Ha sido un error involucrar a Batlle y Ordoñez en la discusión de estos temas. Es llevar el partido a un lugar que no corresponde. Créanme que busco y busco escritos, frases o algún texto que haga referencia a la palabra de Don Pepe en estos temas y no encuentro. No hay nada, porque Batlle nunca se refirió a ellos, salvo, sacándolas de contexto u otorgándoles una interpretación un tanto antojadiza.

Me niego a discutir temas tan delicados y de tanta sensibilidad social desde ese ángulo.

Si, Batlle defendió la vida, defendió a los más desposeídos, niños, ancianos y a la mujer a través de la concreción de leyes relacionadas a sus derechos civiles. Allí estaba su desvelo.

Dentro de un partido diverso y de hombres libres y nunca atado a dogmas (tercera vez que me refiero a “lo dogmático”, revelando mi manifiesta intencionalidad de acentuar ese concepto).

Tanto en el tema ya aprobado y que es ley, como el que esperamos se apruebe este año sobre la eutanasia son proyectos donde prima la libertad.

Los partidos políticos deberían tratar el tema de la eutanasia dejando en libertad de acción a sus legisladores para que cada uno vote de acuerdo a su conciencia. Así lo ven la mayoría, donde en varios partidos, las diferentes bancadas no tienen unanimidades, porque trasciende lo partidario.

Ello se ve con claridad desde el momento en que al aprobarse la ley en el 2007, entre otros, con los votos frenteamplistas, el entonces presidente Vázquez le veta la ley a sus propios legisladores. La ley cae.

Más tarde en el 2012 se aprueba en forma definitiva, con todas las garantías legales y médicas y que permite la interrupción voluntaria del embarazo en determinadas y especiales circunstancias.

Se intentó, desde la religiosidad de algunos parlamentarios promover un plebiscito para convocar a un referéndum que tirara abajo esta ley, necesitaba el 25 % de inscriptos en el padrón y apenas se llegó al 9%. La ley quedó firme.

Las encuestas de opinión pùblica, todas ellas, se han mostrado siempre, con mayor o menor margen, a favor de ambas leyes. Lo que demuestra la clara voluntad ciudadana.

Esperemos que en poco tiempo se apruebe la ley de eutanasia. Cuando no hay tratamiento posible, no existe siquiera la mínima posibilidad de curación, cuando el sufrimiento y la agonía se vuelven intolerables, cuando la vida ya no es vida, para el enfermo y para su entorno es aquí cuando debo poder ejercer mi derecho a elegir como quiero morir. Es una decisión autónoma, individual que proviene del ejercicio responsable de mi libertad. La eutanasia no es una elección entre vida y muerte, sino entre dos formas de morir.

Morir con dignidad.

He coincidido en la mayoría de los proyectos presentado por un muy buen legislador como Pedro Bordaberry, pero en estos temas debo decir con clara convicción: Pedro, a esta no te la llevo

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