Política nacional

Los gre gre que nunca llegan a ser Gregorio.

Daniel Manduré

El viejo proverbio, nunca mejor aplicado. Muchos rodeos, pretextos por doquier y tantas vueltas que marean. Todo por no llamar las cosas por su nombre. Todo por negarse a decir que Venezuela es una dictadura. ¿Tan difícil es?

Un día invocan la autodeterminación, otro día señalan porque no se habla de los problemas de otros países, hablan de “democracias diferentes” o se refieren a todo lo que hay que hacer en nuestro país para preocuparse por la situación de otros. Todo ha servido al momento de negarse a repudiar el régimen dictatorial de Venezuela, Cuba o Nicaragua.

Maria Corina Machado candidata opositora en Venezuela fue inhabilitada por el régimen despótico de Maduro. La activista por los derechos humanos Rocío San Miguel acaba de ser arrestada cuando intentaba salir del país. No puede extrañar a nadie que estas cosas sucedan en una dictadura como la de ese país caribeño. Esta injusta como descabellada proscripción ejercida exclusivamente por motivaciones políticas como el encarcelamiento de la activista, vulneran todas las libertades fundamentales consagradas en convenciones internacionales. Son una perla más de ese largo collar de atropellos a los derechos de un pueblo que clama por libertad. Violación continua de los derechos humanos, donde no hay separación de poderes. Un poder judicial integrado por amigos del régimen y totalmente corrompido. Lideres opositores encarcelados o exiliados, sin elecciones abiertas a todos, libres ni transparentes. Sin prensa opositora que pueda ejercer libremente su profesión o periodistas presos. Donde las ejecuciones extrajudiciales sobre todo en las zonas más pobres de Venezuela son moneda corriente. Muerte, opresión, persecuciones, sangre, dolor, hambre, extrema pobreza y corrupción es el denominador común.

Mientras tanto en nuestro país el parlamento emitió una declaración rotunda y clara de lo que debe ser la defensa de todos los derechos, la necesidad de eliminar cualquier tipo de inhabilitación política, al cumplimiento irrestricto del Derecho Internacional en ese sentido y al compromiso inclaudicable en bregar por elecciones libres y transparentes.

El Frente Amplio, como en otras oportunidades, no la votó, oponiéndose a reconocer a Maduro como un gran tirano y al régimen reinante en Venezuela como una dictadura. Sus excusas son tan débiles como inconsistentes.

El gran caballito de batalla que han tenido los principales dirigentes frenteamplistas al igual que la cúpula sindical del Pit Cnt cuando tienen que referirse a la dictadura venezolana, cubana o nicaragüense es hablar de la “autodeterminación de los pueblos” que hay que respetar y no pueden inmiscuirse en las decisiones de otros estados, se les escucha decir una y otra vez. Todos los vericuetos son útiles cuando se trata de evitar por todos los medios llamar a las cosas por su nombre. Lo extraño de este muy frágil como engañoso argumento es que no adoptan el mismo criterio cuando de calificar duramente y entrometerse en decisiones de otros gobiernos, esos que no comulgan con su pensamiento, como el de Trump, Milei o Bolsonaro. Ninguno de ellos “santos de mi devoción” pero todos electos democráticamente. Incluso hasta organizando y acompañando movilizaciones contra decisiones de algunos de esos gobiernos. Apoyan dictaduras, esa es la realidad.

Una Intendente frenteamplista (la comunista Ana Olivera) le entregó en su momento, la llave de la ciudad a Maduro, otro intendente frenteamplista (Ehrlich del MPP) hizo lo propio con  el dictador Daniel Ortega.

Si son amigos ideológicos manejan un criterio, si están alejados de ellos manejan otro distinto.

Estiran el concepto de la autodeterminación como goma de mascar. Es imposible hablar de autodeterminación, cuando es el  estado totalitario el que atropella a su propio pueblo y le niega el ejercicio libre de sus derechos, ultrajando su soberanía.

Es el propio estado que castra a su pueblo impidiéndole expresarse libremente.

El falso relato también se quiere llevar al terreno internacional.

Decía John Locke: “la soberanía emana del pueblo y los estados tiene la misión principal de proteger las libertades individuales de sus ciudadanos”

Cosse habla de “democracia diferente” Orsi dice que no le gusta hablar de  los “problemas de otros”. 

La dictadura no es “una democracia diferente”, es dictadura. Ni es un “problema de otros” cuando si de verdad queremos la libertad y bienestar de los pueblos.

Habría que explicárselo a Cosse y a Orsi, aunque no creo que entiendan.

Muchos gre gre para nunca decir Gregorio.

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