cronicas parlamentarias

Hepatitis C en el Parlamento

El 7 de setiembre compareció ante la Comisiòn de Derechos Humanos del Parlamento ua delegación del Ministerio de Salud Pública y de la Administración de los Servicios de Salud del Estado, integrada por el doctor Miguel Asqueta, director general de la Salud; la doctora Renée Diverio, directora del Programa VIH; el doctor Leonardo Cipriani, presidente de la Administración de los Servicios de Salud del Estado; el doctor Marcelo Sosa, vicepresidente; el doctor Mario Torales, adjunto a Presidencia; el señor Leonardo Hofenblatt, secretario del vicepresidente, y el doctor Carlos Otormín, adjunto Dirección de Comunicaciones de ASSE. El motivo fue consultar sobre el proceso de la Hepatitis C Uruguay.

SEÑOR ASQUETA (Miguel).- Muchas gracias por la invitación. En nombre del señor ministro Salinas, del subsecretario Satdjian y todo el cuerpo del Ministerio de Salud Pública, saludamos a los legisladores de esta Comisión. Además, es un gusto comparecer junto con las autoridades de la Administración de los Servicios de Salud del Estado, que es el prestador integral más importante que tiene el país. Un poco menos de la mitad de los uruguayos se asiste en diferentes dependencias de ASSE. Esa es la envergadura y la dimensión que tiene el prestador, como lo dicen las normas. La institución tiene un vínculo con todos nosotros porque gran parte de los recursos provienen de todo lo que los uruguayos aportamos. Es un gusto estar con ellos porque creemos que algunos temas son de competencia de la rectoría y el diseño de políticas, y otros son del prestador. Por otro lado, adhiriéndome a lo que la diputada Mato acaba de decir, destaco que no solo estamos en este tema. El Ministerio de Salud Pública, en esta Administración, da a cada uno de los temas un enfoque de derechos. La salud es un derecho. Es más, según nuestra Constitución, es el más importante. El artículo 7° habla de proteger a las personas, y cabe destacar que sin el derecho a la vida nada es posible; el derecho al trabajo a la libertad ni ninguno de los otros es posible. A la vida la protegemos teniendo lo mejor posible la salud de todos nosotros, que no es solo la ausencia de enfermedad en los psicofísico, sino que, como dice la OMS, es un estado de bienestar lo más completo posible. En ese sentido, la salud, con un enfoque de derechos y con los derechos humanos por encima de todas las cosas, es lo que prevalece en la Administración Además, las principales decisiones no las toman los profesionales de la salud, y por eso me adhiero a lo que acaba de decir la señora legisladora. En el macro tema de la salud los profesionales de la salud tienen una parte, pero las decisiones principales en el ámbito sanitario, al igual que en tantos otros, son políticas. Si se está formado para tomar esas decisiones, sobre todo en el ámbito ejecutivo, tal vez sea mejor para comprenderlo inicialmente y que el camino sea más corto, pero las decisiones van a ser siempre políticas, y las principales políticas que se lleven adelante, sobre todo si es con un enfoque de derechos, nos van a llevar a tomar las mejores decisiones. Entonces, por eso creo que estamos muy bien y nos complace mucho estar en esta Comisión de Derechos Humanos. Nosotros recibimos la invitación a comparecer en conjunto con la Administración de los Servicios de Salud del Estado fundamentalmente por apreciaciones vertidas por ese colectivo, pero el enfoque que vamos a dar a esta reunión -algo que hemos conversado con el señor presidente de ASSE- tiene que ver con la situación global de la hepatitis C. Después, ustedes nos harán las preguntas que crean convenientes Partimos de un enfoque global porque estamos frente a una patología, a una enfermedad -la hepatitis C, dentro del rango de las hepatitis- que tiene una elevada carga de mortalidad a nivel mundial, y en nuestro país también. Nosotros vinimos a hablar particularmente de la hepatitis C. Se trata de una de las hepatitis que presenta importantes trastornos y que se manifiestan -sobre todo en las personas- en su etapa crónica. Algunas de las principales patologías generadoras de cirrosis y de hepatocarcinomas, sobre todo -el hepatocarcinoma es un tipo de cáncer-, son las infecciones crónicas del hígado. La hepatitis C es generadora de un alto número de cirrosis y de hepatocarcinomas. Nuestro país está alineado -como tantos otros- en la Organización Mundial de la Salud con miras a una estrategia hacia 2030. Al respecto, debo decir -con esto comenzaríamos a hacer consideraciones sobre uno de los enfoques que el señor diputado Amigo acaba de realizar, sobre todo, en el punto dos, cuando se habla de campañas de erradicaciones- que hay una estrategia mundial para la erradicación de la enfermedad, a la cual estamos absolutamente adheridos. ¿Por qué erradicación? En las enfermedades trasmisibles -en las no trasmisibles también-, hablar de erradicación es muy difícil. La viruela común se erradicó en base a importantes campañas en el siglo XX. Luego de la aparición y del desarrollo de algunos productos como las vacunas, se logró erradicar la viruela de la faz de la Tierra; alguna otra enfermedad también se ha erradicado. Es tremendamente complicado en algunas etapas hablar de erradicación. ¿Por qué la hepatitis C tiene un plan de erradicación de la OMS? Porque si se siguen algunos pasos -en los cuales está embarcada la propia OMS, la OPS y nuestro país- es posible una erradicación y, sobre todo, las consecuencias crónicas. Lo que es presumible que vaya a seguir apareciendo, es decir, pacientes infectados -por eso hablé de una enfermedad trasmisible-, con las estrategias mundiales y con el conocimiento científico actual, es posible controlar esto para que no pase a la cronicidad. Por lo tanto, hablaríamos de una erradicación de las trágicas secuelas que llevan a problemas hepáticos crónicos que, como decía, muchos son generadores de ciertos tratamientos radicales como el trasplante o hasta la muerte en edades tempranas. Entonces, en tal sentido, estamos embarcados. Tal vez sea muy largo detallar todos los pasos de una erradicación, y creo que ese no es el objetivo. Si quieren, se los detallamos o les enviamos el material por escrito. De todos modos, queremos enfocarnos en algunos puntos fundamentales como, por ejemplo, tener al 90% de las personas diagnosticadas y al 80% tratadas. Consideramos que seguir esa estrategia hacia 2030 -con el 90 % de las personas diagnosticadas y con el 80% tratadas- sería el camino para llegar a una potencial erradicación sobre la faz de la Tierra de estas secuelas, y el Uruguay está embarcado en ello. Sería un consuelo de tontos decir que estamos mejor que otros. Hay países en los que las tasas de detección y de tratamiento son absolutamente ínfimas; hablo de nuestras Américas y en el mundo. Nosotros tenemos mejores tasas, aunque distan muchísimo de estas que estamos hablando. Por otra parte, el mundo no comenzó en marzo de 2020, cuando inició esta Administración. Las sucesivas políticas de los ministerios de salud, de los prestadores, etcétera, han venido tratando esto. Se puso un énfasis muy importante desde 2020 en esta Administración. En algunos casos -cada vez que venimos lo decimos-, algunos elementos de la pandemia que duró más de dos años pudieron entorpecer ciertas tareas como la vigilancia y demás -no era nada sencillo-, pero en líneas generales el trabajo se mantiene. En tal sentido, uno de los objetivos fundamentales fue eliminar casi todas las barreras para el diagnóstico. Uruguay tiene muy controlado la trasmisión vertical de esta y de otras patologías. Además, Uruguay -cuando hablo del Uruguay me refiero al Uruguay histórico- tiene muy controlados los mecanismos de seguridad en cuanto a trasmisión sanguínea por transfusiones, por inyectables, etcétera. Esa es una línea histórica del país que por supuesto se ha mantenido. Uruguay tiene tratamientos eficaces avalados científicamente, con eficacia y seguridad comprobadas. Además, tiene incluido en el Fondo Nacional de Recursos el tratamiento para esta patología particular, con actualizaciones en 2019, en 2021 y en 2022. Estas sucesivas actualizaciones han hecho que el más amplio espectro de los pacientes portadores de Hepatitis C que se detectan, que luego de ser detectados tienen confirmación diagnóstica -un segundo paso-, que luego de la confirmación diagnóstica ingresa su médico de cabecera o los equipos multidisciplinarios que tengan que tratarlos en el circuito, que llegue a tener una medicación accesible y que luego de esa medicación accesible se mantenga esa patología controlada, lo podemos hacer perfectamente en el Uruguay. Cuando hablé de la última barrera de la OMS -la primera conceptualmente- me refería a la detección oportuna. La detección oportuna es un gran quid. La detección oportuna de una enfermedad muy notoria -como pasó en la pandemia con el COVID, que cualquier persona que estornudaba, que tosía o que tenía un poquito de fiebre iba a un centro de salud; además, el Estado le decía: «Concurra rápido a detectarse»- es muy sencilla. La detección oportuna de patologías que por otra parte nos generan un enorme trastorno físico inicial también es sencilla porque usted concurre al médico. Hablo de la detección oportuna ante una neumonía o la detección oportuna de la Hepatitis A, es decir, aquella que nos genera un estado de ictericia, orina oscura, fiebre, malestar, pérdida del apetito -uno va a la cama necesariamente y no se levanta-, y que es casi invariable que se consulte a un profesional de la salud. Con esta patología -como en tantas otras- ocurre algo diferente porque la presentación inicial es un poco más leve, más tórpida, más común que con otras enfermedades sobre todo virales. Entonces, no siempre los profesionales hacen los test adecuados. Cuando pasa el período inicial de la infección -muchas veces los síntomas van a ser menores; no quiero profundizar en esto, pero por lo menos quiero ponerlo arriba de la mesa-, si la persona tiene el virus de la Hepatitis C, puede ir a la cronificación. Cabe aclarar que la barrera de la detección no la impone un prestador, el desconocimiento médico ni nadie que diga: «No me quiero hacer un análisis». Es hasta natural que sea más difícil de detectar si la persona está sin síntomas, ya que no le ocurre nada en ese momento, o tuvo alguna infección y no concurrió al médico, o nadie lo pensó. No le va a pasar nada en el organismo por largos años, pero esa persona, a los diez, quince, veinte o treinta años puede tener el problema de la cronicidad que la lleva a edades muy tempranas -después de los cuarenta, cuarenta y cinco o cincuenta años- a sufrir importantes secuelas. En tal sentido, una de las barreras de detección es tratar de universalizar -en la medida de lo posible- o hacer pruebas de tamizaje para detectarlas. Fue anunciado en 2021 que el Ministerio de Salud Pública -que tiene un expediente que tengo por aquí- iba a incluir en el control de salud de las personas las pruebas de detección. Usted sabe que cuando uno concurre a un control de salud se hace un hemograma, una glicemia para descubrir problemas prevalentes, y algunas otras pruebas. Además, el médico lo examina, lo pesa, lo mide, le toma la presión. El Ministerio de Salud Pública está haciendo correr un expediente que, como se ha dicho, está en sus etapas finales para que sea incluido en el control de salud. Por lo tanto, toda persona que concurra -en un futuro- a realizarse un control de salud, además de las pruebas habituales, se hará la detección para el virus de la Hepatitis C. Si se detecta la presencia por la serología, comienza el camino. Voy a poner un ejemplo. Si a usted le detectan 1,50 gramos de glicemia, le van a dar un provisorio, y le van a decir: «Concurra a su médico para luego seguir los caminos correspondientes». Esto es lo mismo, a usted le detectan serología positiva para el virus de la Hepatitis C, el médico, cuando usted vaya a visitarlo, le hará recorrer un camino que está incluido en el PIAS, con las prestaciones, confirmatorio, eventuales tratamientos, etcétera.

Todos saben que existe el carné de salud laboral y el carné de salud deportivo, que están prácticamente igualados. Por lo tanto, no habría problemas en incluirlo. Era muy importante comentarles todo esto porque algunos de los problemas planteados no solo están en un programa mundial, sino en el plan nacional. Hablo de nuestro programa de ITS- VIH, que definió el Ministerio de Salud Pública y que cumplen los prestadores. En tal sentido, esto último fue muy importante. Pregunto al señor presidente lo siguiente. Un tema principal por el cual fuimos convocados es que hay una especie de listado de ocho recomendaciones de la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo. Sabemos que eso ha tenido varios cursos y que hubo respuestas diversas en determinadas instancias. Hubo un expediente que se sustanció en el Ministerio de Salud Pública para dar respuesta a lo que nos consultó la Institución. Las respuestas están. Por lo tanto, pregunto al señor presidente si quiere que la directora del programa dé una rápida respuesta a las recomendaciones realizadas por la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo, que ya tiene unos años -en las propias respuestas está el camino que ha seguido- o si respondemos lo que ustedes quieran saber.

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