¿La revolución cubana es inexplicable…? (1)
Jorge Nelson Chagas
Un amigo de Facebook, Santiago Moraiti, viene publicando en su muro fotos de la Cuba prerrevolucionaria, donde muestra un país próspero, completamente diferente a la cruda realidad actual. Esas fotos en blanco y negro no son falsas. Nada de eso. La Cuba batistiana no tenía escasez, no había colas ni tarjetas de racionamiento, ni cortes de luz, ni deterioro material de los edificios y viviendas. Surge, pues, una pregunta muy interesante: ¿Por qué ocurrió la revolución? ¿Los cubanos decidieron, de pronto, suicidarse? ¿Es inexplicable la revolución cubana?
Mi respuesta es: no, no lo es. El problema fundamental es que esas fotos muestran una parte de aquella realidad de la Cuba batistiana. Para intentar comprender lo que sucedió debemos remontarnos a agosto de 1933. En ese momento, el dictador militar, general Gerardo Machado, huyó del país tras una cruenta revolución armada impulsada por los estudiantes y las clases medias, secundada en la fase final por el ejército. En la cresta de aquella revolución que surgió Fulgencio Batista. De joven había sido un humilde sargento taquígrafo, pobre y mestizo. Luego se ascendió a coronel y luego a general, convirtiéndose en el hombre fuerte de la República, presentándose como un líder de izquierda.
¡Si, leyeron bien! En aquellos años Batista era muy cercano a los comunistas, aunque capaz de entenderse muy bien con los norteamericanos y de reorganizar el desorden institucional posrevolucionario, operación que duró aproximadamente siete años: desde 1933 hasta 1940. En este último año se aprobó una Constitución democrática que no permitía la reelección, y Batista fue elegido presidente para los siguientes cuatro años.
Sin embargo, el grueso de la sociedad, producto de los esquemas revolucionarios de la época, comenzó a acercarse a un movimiento de masas de corte socialdemócrata, llamado Partido Revolucionario Cubano (Auténtico), que manejaba una retórica antiamericana y anticapitalista, dirigido por un médico llamado Ramón Grau San Martín. En 1944 y 1948, en dos elecciones consecutivas ese partido auténtico ganó limpiamente los comicios, y parecía que una democracia de centro-izquierda o izquierda democrática se había estabilizado en el país.
Honestamente siempre me ha quedado la duda que hubiese ocurrido si Cuba seguía ese derrotero político. Tal vez – sólo tal vez – nunca se habría instalado un régimen comunista. Pero la historia tomó otro rumbo. El segundo de estos dos gobiernos auténticos, legítimamente presidido por el Dr. Carlos Prío Socarrás, fue derrocado por Fulgencio Batista, el 10 de marzo de 1952, poco antes de las elecciones pautadas para ese año.
No tardó mucho en comenzar una insurrección: atentados terroristas, ataques a cuarteles, asesinatos de militares, conspiraciones políticas, y una severa crítica al gobierno en los medios de comunicación. A todo esto respondió la dictadura de Batista – que se posicionó con EE.UU. en el marco de la Guerra Fría – con asesinatos selectivos, torturas a los detenidos, censura esporádica y persecución de los periodistas y políticos críticos. Además Batista se corrompió, sellando una alianza con la mafia que controló los casinos, la prostitución y los narcóticos.
Tal como muestran esas fotos, aquella Cuba era relativamente próspera pero existía, tras esa fachada, segregación racial y social, falta de libertades y un fuerte malestar popular con el régimen.
Es en este clima que surgió Fidel Castro como uno de los cabecillas de la insurrección. Primero atacó el 26 de julio de 1953, sin éxito, el cuartel Moncada. Tras pasar casi dos años en la cárcel se fue a México, donde aprovechó para adiestrar a unas cuantas docenas de partidarios, con el objeto de desembarcar en la Isla y sublevarla contra Batista. Para ello contaba con que se produjera un levantamiento en Santiago de Cuba.
Pero las cosas sucedieron de otro modo: el levantamiento de Santiago, dirigido por Frank País, no produjo los resultados previstos, y su expedición, en la que tomaban parte unas ochenta personas, fue prácticamente aniquilada, en diciembre de 1956, a poco de arribar a las costas cubanas. La veintena de sobrevivientes que no fueron capturados, entre los que estaban Fidel, Raúl y Guevara, se refugiaron en las montañas de Sierra Maestra y comenzaron una prolongada guerra guerrillera de incierto destino.
¿Cómo fue posible, entonces, que Fidel Castro lograra vencer a un ejército convencional oponiéndole un pequeño grupo de insurrectos sin preparación militar…?