Las fronteras que marcan límites
Zósimo Nogueira
Mares, ríos, conformaciones geológicas o líneas imaginarias circunscriben un ámbito de uniformidad legal que constituye el territorio de una nación. Fronteras acordadas y/o refrendadas por el concierto de naciones. Sudor, sangre, vidas quedan en el camino. Comunión de ideas, sentimientos, liderazgos. Nosotros; nacimos a la vida independiente el 18 de julio de 1830 con la jura de la primera Constitución impregnada del pensamiento republicano del General José Gervasio Artigas Pascual ya en el exilio. Pensamiento plural de simiente cristiana. No fue lo soñado, el prócer aspiraba a mayor territorio y régimen federal; no lo deseado por argentinos de Buenos Aires o brasileños de la corte imperial. Llevamos dos siglos de estabilidad territorial, pero hemos sido muy codiciados y participamos de disputas armadas por nuestro suelo entre vecinos. Fuera de las fronteras naturales, los marcos nos separan del Brasil; por acuerdo demarcatorio de inicios del siglo XX épocas del Canciller brasileño José María da Silva (h) Barón de Rio Branco.
Eso permite y obliga a generar políticas de Estado pero sin alterar cuestiones de afectación internacional, reguladas en la actualidad por organismos supra nacionales.
Eso implica limitaciones, retacea autonomía a cambio de certezas y protección internacional ante contiendas de intereses.
Nuestras escasas posibilidades económicas y militares nos hacen vulnerables y el imperio de la ley signada debe ser el principio rector de nuestra voz en los organismos internacionales.
La droga, la violencia, los fenómenos migratorios son temas de connotación mundial sobre los que se deben abordar, adoptar medidas para protección nacional pero sin generar afectaciones negativas en otras regiones u otros países.
La globalización ha traído cosas buenas, pero también cosas muy malas.
Con la droga la degradación de unos y el vil enriquecimiento otros.
Fue muy osada la resolución unipersonal de consumo regulado de marihuana, fuimos tolerados como prueba experimental.
Continuar por ese camino solo traerá inconvenientes.
Trae y acrecienta problemas de inseguridad.
Esa seguridad de la que todos dicen saber algo, pero de la que pocos pueden hablar con propiedad y conocimiento profesional.
La que debe estar regulando la vida en sociedad, protegiendo, regulando, direccionando.
Esa limitante de iniciativas aprovechada por profesionales de disciplinas adyacentes abogados, sicólogos, sociólogos, militares etc para arrojar al vuelo soluciones mágicas y revolucionarias.
Unos que nunca hicieron un allanamiento y desconocen sus pormenores, ni efectuaron detenciones dicen hay que allanar de noche que es cuando se mueve el delito; otros que no conocen nada de cárcel ni de presos dicen “los presos tienen que trabajar” La ley es clara y sabiamente dice que el trabajo no es obligatorio.
Ni hay trabajo para todos, ni todos pueden trabajar, ni es conveniente que todos lo hagan.
Trabajo es movilidad, movilidad que para muchos debe ser controlada y/o restringida.
Las causas criminales son multifactoriales de contenido y de perfil de autores.
Allá otros piden más fiscales y reclaman cosas para las que no están capacitados ni se les paga por ello.
El sistema es compartimentado, se debe delegar.
La investigación la debe hacer la policía, asumiendo riesgos y actuando con iniciativa controlada. Sin omisiones y sin excesos.
Actualmente, que puede hacer un defensor, dialogar y transar.
Yendo a Juicio, su defendido de inicio entra perdiendo tiempo de libertad.
El fiscal con la ayuda de la policía puede buscar prueba y elementos incriminatorios.
Un abogado privado como lo vemos en el cotidiano mediático, debe manejarse con pericias, el apoyo de algún investigador privado, o haciendo de investigador. Todo a base de dinero y sobrecostos.
Pero el de oficio desbordado de casos, poco puede hacer.
Casi que todo termina en el regateo abogado-fiscal.
Amigología o enfrentamientos. El juicio abreviado es la solución. Una solución desligada de la esencia de la justicia, la obtención de la prueba y la resolución de sanción o absolución en base a ello.
Ni que hablar del daño que se hace a justicia cuando todos los casos de una modalidad delictiva son derivados a un mismo Fiscal o Juez que ya tiene una postura definida.
La pluralidad de opiniones hace bien a la justicia, la hace más imparcial. Una mesa de entrada y distribución de casos por sorteo u otro medio imparcial no digitado.
El invento de legalizar el consumo de marihuana.
No producíamos drogas naturales, ahora somos productores. ¡Qué bueno! Y para que no haya hastío ya tenemos tres variedades con diferente graduación de thac.
Vamos por más, ya se está ensayando otra variedad.
El Estado produce y vende drogas. Las vende en farmacias.
Es para mayores de 18 años, y se intenta promocionar el turismo cannábico. Lindo nomás.
Esa permisividad de la marihuana ha hecho que haya un crecimiento exponencial del consumo.
Las autoridades no lo dicen, sostienen que ha sido beneficioso y que no crece el número de consumidores, y ya no van a las bocas
Lo notorio es que ha disminuido la percepción de riesgo de su consumo, se la promociona como de uso medicinal e industrial.
Lo del cáñamo dejo de funcionar, la mayor planta de producción cerró, desaparecieron los inversionistas.
Connotados referentes en la salud dicen que con otros fármacos se pueden conseguir los mismos resultados que con el caánabis medicinal.
Pero que decimos a adolescentes de 13-14-15 años, edad de la pubertad, esa “etapa de despertares”. Cuando buscan nuevas experiencias y sensaciones.
Edad que hemos transitado y en la que casi todos encendimos algún que otro cigarrillo. Edad de rebeldía, de revaloraciones, de inicios.
Nadie aguardo a cumplir la mayoría para fumar y nadie lo hace para consumir su primer “porro”.
En la farmacia no se lo venden, tiene que ir a una boca, o pedirle a alguien que se lo consiga. El traficante lo sabe.
Adolescentes y niños incursionan tempranamente en una droga.
Con que argumento se los puede convencer de lo inconveniente y el daño que apareja el consumo de marihuana si es consentido e impulsado por el propio Estado.
Le falta el sello del LATU ¿Capaz que lo tiene?
No hay día sin que haya agresiones o muertes por conflictos relacionados al tráfico de drogas y un emisario del Ministerio de Interior se dice dispuesto a considerar la viabilidad de liberar el consumo de cocaína.
Nos queremos convertir en un narco estado ¿O qué?
En Holanda en donde se inicio este criterio de permisividad del consumo de la marihuana están viviendo momentos de gran violencia y no saben cómo desandar caminos.
Europa toda vive grandes problemas de migración y violencia vinculados al tráfico de drogas.
Varias provincias argentinas con graves problemas; toda Sud América en mayor o menor grado afectadas.
El Ministro del interior expresando a viva voz deseos de que la DEA se instale en el país.
Otra contradicción y recorte de autonomía, con su tecnología estaremos todos en mayor grado de vulnerabilidad al espionaje. Personas e instituciones.
Las experiencias de su intervención en otros países no han sido buenas.
Como decía una científica en otro tema, la solución es simple, no fácil.
Hay que impedir que la droga ingrese, que traspase nuestra frontera.
Porque ninguna lágrima rescata nunca lo que se pierde, ni el mundo que se desvanece. Juana de Ibarbourou.