Política nacional

Los desaparecidos y los molinos de viento

Ronald Pais

“Y diciendo esto, y encomendándose de todo corazón a su señora Dulcinea, pidiéndole que en tal trance le socorriese, bien cubierto de su rodela, con la lanza en ristre, arremetió a todo galope de Rocinante y embistió con el primer molino que estaba delante; y dándole una lanzada en el aspa, la volvió el viento con tanta furia, que hizo la lanza pedazos, llevándose tras de sí al caballo y al caballero, que fue rodando muy maltrecho por el campo”.

(El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha – Miguel de Cervantes Saavedra).

Varias veces, me he imaginado un joven veinteañero llegando a la Casa del Partido Colorado o a la del Partido Nacional (en días y horarios que alguien atienda, naturalmente). Después de saludar y dirigiéndose a la persona que lo recibe, le dice: “Mire, yo ya estoy cansado de escuchar una sola campana referido al tema de los desaparecidos y muertos por lo que llaman “acción ilegítima del Estado”. Quisiera saber si usted me puede proporcionar documentación del Partido o decirme con quién me puedo contactar, que haya estudiado el tema en profundidad y que pueda decirme cuál es la posición del Partido sobre este tema”.

Me he imaginado también la expresión de sorpresa del pobre funcionario o funcionaria interpelado/a quién tal vez habría alcanzado a balbucear: “En este momento salió. Por favor, vuelva el año que viene”.

Ironías aparte, si quien atendiese la demanda estuviera mínimamente informado, en el caso del Partido Colorado, tal vez le sugeriría, contactar al Dr. Carlos Ramela (que integró la Comisión para la Paz) aunque ignoro quién podría en el caso del Partido Nacional, ya que, lamentablemente, el Dr. Claudio Willliman (que también integró la Comisión para la Paz) falleció.

Y aún en el primer caso se mantendría el inconveniente de que han pasado 20 años desde la actuación de aquella Comisión

Debo ser yo, pero no conozco – y mucho agradecería que si estoy equivocado alguien se comunicara conmigo para sacarme dela ignorancia – que ninguno de los partidos fundacionales haya formado un equipo de expertos (historiadores, antropólogos, periodistas, investigadores, etc.) para tener su propia visión histórica de un tema que se convirtió en emblemático para la izquierda uruguaya, convocando anualmente a miles de personas en marchas “del silencio”, movilizadas por motivaciones políticas muchos, pero otros por profundos sentimientos humanitarios que supo despertar un tan hábil como mentiroso relato de lo sucedido.

Una primera y grave conclusión: con excepción del Frente Amplio, los demás Partidos Políticos no tienen una versión oficial propia del tema y si la tienen no se han preocupado de difundirla y hacerla conoceSobre esta imperdonable omisión, el FA-PIT no solamente vendió una gran mentira, sino que construyó lo que el autor argentino José D´Angelo define como un gran maridaje con “la plata” es decir, el lucro y la estafa a los dineros del Estado, que no son otra cosa que nuestros dineros (Ver libros “Mentirás tus muertos” y “Estafa con los desaparecidos”).

(Ver https://www.youtube.com/watch?v=FGzcgl_Z3Ig La estafa de los desaparecidos – Entrevista a José D´Ángelo por el padre Javier Olivera Rasi)

¿Cuánto sabe usted de los desaparecidos? ¿Cuántos fueron, en realidad? ¿En qué período? ¿Cuántos desaparecieron en Uruguay y cuántos en el extranjero? ¿En qué otros países? ¿Cuáles eran los antecedentes de estas personas (no de blancas palomas precisamente)? ¿Cuál es la nómina completa al día de hoy, quién les otorgó la calidad de desaparecidos en cada caso y bajo qué fundamentos? ¿Qué “reparaciones” ha otorgado el Estado Uruguayo por estas circunstancias, a quiénes, desde cuándo, hasta cuándo y por qué montos hasta el día de hoy?

Siguiendo con las “reparaciones”: ¿Cuáles son las otras que ha otorgado el Estado uruguayo en el caso de muertos de los que se le hace responsable? ¿Cuáles en el caso de detenidos? ¿Cuáles en los casos de los exiliados o de personas que se fueron del país? ¿En qué período? ¿Cuál es el monto de las desembolsadas hasta el momento?

Y relacionado: ¿qué otras “reparaciones” se ha visto obligado a pagar el Estado uruguayo por condenas de organismos internacionales como la Corte Interamericana de Derechos Humanos?

Y referido a todas las “reparaciones”: ¿Ha habido personas que han percibido sumas de dineros por los mismos hechos en más de un país? ¿Quiénes fueron? ¿Por cuánto dinero en cada país?

¿Hay desaparecidos que no son tales y que viven en otros países bajo otras identidades? ¿Ha habido denuncias concretas o trascendidos públicos que hayan justificado alguna investigación sobre el particular?

¿Puede usted responderme estas preguntas y algunas más que podría agregar?

Claro que no. Desafío a cualquiera que esté leyendo estas líneas a que me desmienta y me indique dónde está esa información al alcance de cualquier uruguayo.

Segunda y alarmante conclusión: Salvo lo que se dirá, todo este escabroso tema que nos persigue hace más de medio siglo ha estado rodeado, deliberadamente, de oscuridad y misterio.

¿Y cuál ha sido la razón? Que los gobiernos del Frente Amplio, además de instituciones consideradas inconstitucionales como el Instituto de Derechos Humanos o la Fiscalía de Lesa Humanidad y la conocida e ideologizada Universidad de la República han secuestrado la información que, al menor atisbo de hacerse pública, levanta resistencias como hemos visto en las últimas semanas, ante un anuncio del Poder Ejecutivo.

Lo más secreto son dos cosas: el cómo se fueron agregando “desaparecidos” y el asunto de la plata.

Pero, además de ocultar, se ha destruido y manipulado la información. No lo denuncio yo: “deriva del cúmulo de errores, algunos involuntarios, menores, y otros no tanto, ni menores ni involuntarios; de la manipulación, la aplicación de diferentes criterios de valoración, de las interpretaciones antojadizas y del tratamiento diferenciado de temas y personas que hacen de esa extensa compilación de información un todo poco creíble y sopechoso. Porque ¿cómo creer, como aceptar lo que dicen cada una de las 5.508 páginas, si en algunas se han manipulado documentos, se han tijereteado textos y se ha introducido “inexplicables” criterios de divulgación” (Brecha 11/08/2017).

Recientemente, el periodista Fernando Marguery, en el Programa “Esta Boca es mía” denunció todo un “manejo turbio” de la información por parte de los gobiernos del Frente Amplio y, en particular, haciendo acopio de un artículo periodístico (también de Brecha 08/03/2018), “que la representante de Familiares en la Comisión que formó Azucena Berrutti, María del Carmen Martínez y que tenía encomendado el procesamiento de todo el material modificó, alteró, y con un criterio personal de que el conocimiento amplio del contenido de lo que ella estaba evaluando podía tener efectos políticos desestabilizadores, los eliminó”.

Que yo sepa y hasta el momento nadie ha desmentido esta grave maniobra.

¿Qué le parece a usted, estimado lector? ¿Es para creerle a este tipo de gente?

Volvamos a los desaparecidos. Reincidiré en el pecado de citarme a mí mismo, pero en Opinar del 22/11/2021, bajo el título de “Sí a la vuelta de página” decía: “Voy a tomar como fuente, el Informe Final de la Comisión para la Paz, de fecha 10 de abril de 2003, integrada por Monseñor Nicolás Cotugno (que la presidió), el Presbítero Luis Perez Aguirre S.J. (fallecido y reemplazado por el Presbítero Jorge Osorio), el Sr, José D´Elía, el Dr. Claudio Williman, el Dr. Gonzalo Fernández y el Dr. Carlos Ramela”.

“Tomo esa fuente como la única confiable y garantista de la información producida. No sólo por la forma en que se obtuvo sino por la transparencia, pluralidad y jerarquía de las personas nombradas.”

Y más adelante digo: “Resumiendo: 38 desaparecidos en Uruguay (actualmente 33) y 171 en el extranjero.”

“Naturalmente, la cantidad no hace a que el hecho sea menos condenable. Así hubiera habido un solo desaparecido en Uruguay, no hubiera dejado de ser algo lamentable que no dudamos en repudiar”.

¿Qué pasó después? En el año 2007 la Presidencia de la República en manos del Frente Amplio encomendó una nueva investigación a la Universidad de la República, la cabeza de la misma fueron Alvaro Rico y Gerardo Caetano. Tanto uno como otro, y seguramente todo el equipo de investigadores, con claro y conocido sesgo.

Pero, curiosamente, ese informe con pretensiones de objetividad, pero plagado de prejuicios, suposiciones, inexactitudes, presunciones y juicios de valor, además de extenderse sobre materias fuera del objeto de la investigación, no hace más que reafirmar las conclusiones de lo actuado por la Comisión para la Paz.

Arroja un total de 32 desaparecidos en Uruguay, 125 en Argentina, 8 en Chile, 1 en Bolivia y 1 en Colombia. De la nómina hay que descontar los 5 encontrados en nuestro país, por lo que los desaparecidos en Uruguay totalizaron 27, según ese documento.

Y por si alguien se pregunta por qué tantos uruguayos desaparecieron en la Argentina, tal vez le convendría recordar que muchos se fueron cuando, estando en actividades ilegales, comenzaron a ser investigados y buscados en Uruguay, mientras que en Argentina gobernaba Héctor Cámpora, que protegía y liberaba sediciosos. Otros, seguramente, ya estaban desde antes en el país vecino.

Pero, volvamos a los datos. ¿Cómo se llega actualmente a esta “inflación” de 197 desaparecidos? Sería bueno saberlo y contar con datos actualizados y confiables, caso por caso. Pero el Frente Amplio, durante sus gobiernos y como le es característico, se encargó de ocultar la información o bien por acción u omisión de sus propios Ministerios o bajo la pátina de entregársela a organismos presuntamente imparciales pero en la realidad absolutamente contaminados ideológicamente, como el Instituto de Derechos Humanos y la Universidad de la República. (Ver https://www.youtube.com/watch?v=FN63tT1hCOY Roque García: La Soberania agredida – Detenidos desaparecidos. Las cifras reales y https://www.youtube.com/watch?v=Kyx_s8gH-28 Roque Garcia La Soberanía agredida – El Estado no es responsable de los 197 desaparecidos)

Dicen y repiten los carteles en las Marchas del Silencio “¿Dónde están?”. Respuesta: todos muertos, salvo algunos vivos de más que están radicados en el extranjero bajo otras identidades.

Lo que no se ha podido ubicar, en la mayoría de los casos, son los restos porque, como se detalla en el informe de la Comisión para la Paz, fueron exhumados de dependencias militares y presuntamente arrojados al Río de la Plata a fines de 1984.

Casi seguramente nunca se encuentran los pertenecientes a los desaparecidos en Uruguay y muy probablemente tampoco aquellos que fueron muertos en el extranjero.

¿Qué se persigue entonces? ¿El derecho humano de los familiares de saber dónde están los restos de sus seres queridos? Las conclusiones de las investigaciones son concluyentes. No es gastando los cuantiosos recursos excavando unidades militares, como ya ha quedado probado con los pobres resultados obtenidos. Parece que casi 50 años de la ocurrencia de los hechos son tiempo suficiente para la resignación, sobre todo porque se han implementado medidas legislativas como la declaración de ausencia y las “reparaciones” pecuniarias que procuran atenuar los efectos no afectivos que aquellas pérdidas ocasionaron.

En el caso de un naufragio o de un avión que cae al mar, muchos de los cuerpos nunca son hallados, sin embargo, sus familiares hacen el duelo y luego continúan con sus vidas como hacen todos los seres humanos ante una pérdida.

Aquí seguimos siendo rehenes del pasado y como dice un periodista argentino, lo seguiremos siendo en el futuro porque “el pasado nos espera”.

Sobre las “reparaciones”, de cómo se puso al ratón a cuidar al queso y hoy nos cuenta qué gusto tenía, y de cómo se ha abusado de los fondos públicos me referiré en una próxima entrega.

No dudo de que detrás de esta cobertura de aparente hipersensibilidad se oculta la verdadera intencionalidad política de querer seguir alimentando el rencor, el odio y la búsqueda de venganza.

Los más entusiastas son los más radicales. Los que nunca pidieron perdón por las atrocidades que cometieron. Porque no menos condenables que las desapariciones fueron los asesinatos, los secuestros, las condiciones inhumanas de la “Cárcel del Pueblo”, la ejecución de Pascasio Báez, la mutilación de Hilaria Quirino en el Bowling de Carrasco, la muerte de Carlos Burgueño y tantos otros casos Los que nunca renunciaron expresamente a la lucha armada, descubrieron que abusando de la Democracia, de la tolerancia y la pasividad de los liberales, podían despojarla de sus ropajes dignos y cubrirla con los harapos de la ignominia.

Y los hemos dejado hacer.

Es hora de montar nuestro Rocinante y arremeter contra los molinos de viento. No importa sin nos revuelcan, volveremos a la carga.

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