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Contaminación ambiental por plásticos

Marcelo Gioscia

Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, el incremento del uso del plástico ha tenido un crecimiento y una expansión exponencial, al punto que, hace más de cincuenta años se ha advertido que esta contaminación ambiental está poniendo en riesgo no sólo el medio ambiente, sino los ecosistemas oceánicos y afectado hasta la salud humana, por la proliferación de micro plásticos que se encuentran hasta en alimentos. A partir del 30 de Junio de 2019, es obligatorio en nuestro país, el cobro de las bolsas plásticas, usadas para contener o transportar productos y bienes entregados a un consumidor; su producido se destina a “campañas de prevención del medio ambiente”. Se buscó además disminuir su uso, lograr su reutilización y favorecer el reciclaje. No obstante por su peso y volumen, este tipo de “bolsa camiseta” -que nos ofrecen en los supermercados- no es ni siquiera objeto de clasificación ni reciclaje, por quienes se dedican a reutilizar este tipo de materiales. Según trascendiera -cuando desde 2016 se comenzara a tratar la aplicación de este “impuesto”- ingresaban al país 1200 millones de bolsas plásticas y en promedio, cada uno de los habitantes usábamos 400 por año, sin especificar de cuántos kilogramos de plásticos estamos hablando. Lo cierto es que muchos de los bienes y alimentos que se adquieren en estos negocios y en almacenes, vienen en envases plásticos por lo que, uno como consumidor, no alcanza a percibir la bondad de tal imposición, la que quizás, muy a la larga, pueda significar una toma de conciencia sobre la protección del medio ambiente, la fauna y los océanos y en definitiva, la calidad del propio hábitat, de los alimentos y de la salud de quienes habitamos este planeta. Estudios profesionales -impulsados por la Universidad de la República y por Organizaciones no Gubernamentales, sin fines de lucro (entre cuyos socios figuran importantes empresas, cuyos productos se venden y distribuyen masivamente, tanto en nuestro país, como en el exterior) han dejado en evidencia, el grado de contaminación ambiental con distintos tipos de plásticos, por ejemplo en las costas de Rocha, tanto en alta como en baja temporada, concluyendo en la importancia de lo que reciben esas playas, no sólo por irresponsabilidad de quienes las utilizan, sino también, por el arrastre de las mareas. La decisión –adoptada como consecuencia de la crisis hídrica y de la salobridad de las aguas que brinda la red de OSE- de recomendar masivamente el consumo de aguas envasadas, en su mayoría y generalmente en botellas o bidones de plástico, dejará lo suyo en lo que hace a la contaminación ambiental. Aspecto que, no resulta menor a la hora de preservar nuestro medio ambiente y que todos debiéramos cuidar en nuestro propio beneficio. Pues a nadie escapa que el plástico, al no ser biodegradable, puede perdurar muchos años Se impone implementar, más allá de mezquinos intereses político partidarios, una eficaz política educativa, que no solo haga tomar conciencia de la problemática a la población en su conjunto, sino que apunte a la clasificación de los residuos domiciliarios, antes de su disposición final, para facilitar su reutilización y más completo reciclaje.    

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