Política Internacional

Grecia, apuesta a un gobierno  de centroderecha

Lorenzo Aguirre

Ninguna encuesta señalaba que “Nueva Democracia” – centroderecha, conservadurismo, conservadurismo liberal, democracia cristiana -, liderada por el Primer Ministro Kyriakos Mitsotakis, ganaría las elecciones de Grecia, pero el silencio y la información bastardeada tuvo patas cortas, y la ultraizquierda se desplomó con una pérdida de 600.000 votos, dejando a “Syriza – “Coalición de la Izquierda Radical”, socialdemocracia, socialismo, anticapitalismo, y donde en algún tiempo convivieron además de marxistas – leninistas, maoístas y trotskistas -, a mitad de camino. En efecto, “Zorba” Mitsokakis obtuvo 40.79 % de votos (2. 397.000), llevándose 146 escaños, mientras su principal oponente, Alexis Tsipras, apenas llegó al 20% (1.180.000), rescatando 71 escaños, en una contienda donde participaron poco más de 6.000.000 de ciudadanos (61%), y cuya segunda vuelta está prevista para el próximo domingo 25 de junio, donde se decidirá finalmente la figura que estará hasta el año 2027, al frente del gobierno.

Grecia, cuna de la civilización occidental, lugar donde afloró la democracia, la filosofía, la historia y la política, vive fluctuaciones en posturas de gobiernos, e interminables conflictos que pasan principalmente por aspectos económicos, donde la población empobrecida – notoria pérdida de clase media, y desempleo que ronda el 11% -, ahora se inclina por una propuesta de gobierno fuerte, reformista, y reclama además de estabilidad económica y laboral, una sostenida atención en lo referente a la salud.

El ex Primer Ministro Alexis Tsipras ya no es “líder griego”, porque el pueblo se ha volcado a apostar a un gobierno de centroderecha pues no quiere volver a vivir aquellos años soportando inflación, índice de pobreza, y mandatarios con discursos descafeinados, y promesas incumplidas.

En 2015, Tsipras, se convirtió en un radical que prometió un sueldo mínimo de 751 euros, pero no estuvo ni siquiera relativamente cerca de esa cifra, la cual, aún hoy después de ocho años, ni el propio Mitsotakis, en este su primer gobierno, ha podido alcanzar, pues hasta marzo del presente año el salario base pautaba 713 euros, y recién a partir del pasado mes de abril, se llegó a los 780.

Tsipras, perdió fuerza, al aceptar los recortes que imponían los organizadores europeos, cuando él, había jurado una y otra vez no transar, no continuar con la política de austeridad y recortes sociales que fuera aceptado por el memorándum en el acuerdo firmado con el Fondo Monetario Internacional, Unión Europea, y el Banco Central Europeo, a cambio de 240.000 millones de euros. Pero, bueno, los sistemas financieros “estimularon” a Tsipras para obtener una “operación adecuada” y de esa forma desbloquear los fondos congelados para Grecia, a cambio de enlentecimientos y reducciones jubilatorias, aumentos del IVA, y reformas fiscales.

Pese a buscar fortalecimiento, la renovación “energética” – por decirlo de alguna forma – debió haber pasado por una ampliación y beneficios recíprocos, con relaciones mutuamente positivas. A decir verdad, muchas cosas se desvanecieron en esos tiempos porque la interrelación estuvo limitada debido a distancias ideológicas, para más tarde entrar en el camino de contrapropuestas donde las pautas fueron manejadas de otra manera, y el papanatismo reinante en la izquierda al fin de cuentas echó por tierra cualquier análisis sobre política internacional, cancelándose abruptamente el diálogo para no llegar a escuchar majaderías.

Camino a la segunda vuelta

Alexis Tsipras, jugó poco transparente porque no solo incorporó a su equipo figuras del “Pasok” (“Movimiento Socialista Panhelénico”) – izquierda, socialdemocracia, europeísmo -, sino que compró con ofrecimientos a políticos de “Nueva Democracia” – partido cuyo líder es Mitsotakis – que, de la noche a la mañana dejaron ser de derechas, pasando a “camaradas”, exponiendo con claridad que sus prioridades, eran, primero ellos, luego, ellos, después el partido político, y en último lugar, el país.

Los socialistas del “Pasok” salieron en tercer lugar con 11.46%, logrando 41 escaños, mientras en cuarto puesto llegó la muchachada del “KKE”, “Partido Comunista de Grecia” – ideología marxista – leninista, euroescepticismo -, con 7.3%, y 26 bancas.

Finalmente, los ultranacionalistas de “Solución Griega” – conservadurismo religioso, conservadurismo nacionalista, posición de extrema derecha – obtuvieron el 4.45%, mientras Yanis Varufakis (fue Ministro de Finanzas con “Syriza”), siendo líder y Secretario General de “MePa25” (“Frente Europeo de Desobediencia Realista”, izquierda, progresismo, internacionalismo), apoyó a “Unidad Popular” (socialismo, euroescepticismo y la mayor escisión en “Syriza), no alcanzando el 3% y quedando fuera del parlamento.

Katerina Sakellaropoulou (desde marzo 2020 presidente de la República Helénica), solicitó a Kyriakos Mitsotakis – triunfador en la primera ronda electoral, con el 40.79 %) –, la formación de gobierno, pero el Primer Ministro dejó de lado la coalición, prefiriendo sin lugar a dudas una segunda vuelta porque, obviamente, la diferencia porcentual a su favor ha sido enorme, y terriblemente abrumadora para Alexis Tsipras.

De todas formas, “Syriza”, hipócritamente con bombos y platillos hace correr la voz que, “están ansiosos en la segunda parte electoral” – para ganar votos dan palmaditas en el hombro al partido neonazi “Amanecer Dorado”, ilegalizado hace tres años, como asimismo a “sus descendientes”, “Griegos por la Patria”, descalificados en las elecciones, por la propia justicia – porque tendrán la victoria, “aunque de forma muy ajustada”. ¡La tontera es como el universo… no tiene límite!

            Para la mayoría del pueblo griego – según dice la ultraizquierda – sorprendió que ganara Mitsotakis, pero, en realidad – digamos las cosas por su nombre -, la sorpresa fue la aplastante derrota que tuvo Tsipras. Por lo acontecido, no es cierto que Grecia no quería al “régimen de las injusticias” – como llama la oposición a “Nueva Democracia” -, en realidad, todo lo contrario, y además no quiere saber nada de “Syriza”.

Mitsotakis, por el partido “Nueva Democracia”, y Tsipras, por “Syriza”, rechazaron formar coalición, y la presidente del país, Katerina Sakellaropoulu – luego de cumplir el protocolo pertinente – ha nombrado a Ioannis Sarmás (presidente del “Tribunal de Cuentas”) como Primer Ministro Interino, el cual tendrá a su cargo la responsabilidad de formar un Ejecutivo Técnico, para organizar la segunda vuelta de las elecciones, las cuales tendrán lugar el próximo domingo 25 de junio.

Pese a una segunda vuelta con “triunfo ajustado” por parte de “Syriza”, “Zorba” Mitsotakis, quiere, si, o si, ir a otra rueda electoral porque jamás negociará con partidos de izquierda, y formará entonces un gabinete autosuficiente.

Más allá de lo expresado, ganando la próxima ronda se establece la nueva Ley, otorgando al triunfador, 50 escaños extras (“la lista del partido que llegue en primer lugar recibirá 20 escaños adicionales. Aquellos que obtengan entre el 25% y el 40% de los votos, tendrán además un escaño por cada medio punto porcentual, hasta los 30 escaños), hecho que le permitirá arrasar con mayoría más que absoluta.

Aunque la ultraizquierda haga correr, “¡nos conviene la segunda vuelta! ”… Mitsotakis, espera ansioso la apertura a la convocatoria.   

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