Política Internacional

Moción para destituir a Pedro Castillo

Lorenzo Aguirre

Legisladores de partidos opositores al presidente de Perú, Pedro Castillo, pusieron sobre la mesa una moción para destituirlo debido a incapacidad, falta de moral, y vínculos con casos de corrupción. Con la firma de representantes de diferentes bancadas comenzó el trámite, el cual se encuentra encaminado pues el Congreso aprobó iniciar el juicio político – segundo intento desde que asumiera en julio pasado -, y Pedro Castillo debe acudir al Parlamento el próximo lunes 28 de marzo.

De allí en más, comienza el debate, y con votación en pleno, de cumplirse el articulado de referencia podría ser para la mayoría, la caída del mandatario marxista – leninista, chavista, un ignorante que apoya el pensamiento de su ídolo, “Che” – entusiasta comunista, vulgar panfletario, hombre lleno de odio destilando veneno por doquier, racista empedernido, burgués jugador de rugby, y tenis, que consideraba a homosexuales y lesbianas “degenerados viciosos repugnantes que debían ser confinados a campos de concentración socialista” -, que integra el “Comité Nacional de Reorientación”, organización dirigida por Alfredo Crespo (abogado de “Sendero Luminoso”), y que, desde el inicio de su mandato está llevando adelante retenciones a las ganancias de empresas multinacionales, empezando a controlar medios de comunicación, y buscando imponer una nueva Constitución. 

Como señaláramos, el lunes 28 de marzo está fijada la convocatoria – la Representación Nacional aprobó por 86 votos a favor, 21 en contra, y 10 abstenciones, debatir la Moción 2148, que propone declarar “Incapacidad Moral”, por parte del presidente Pedro Castillo -, a efectos de responder sobre la acusación respecto a faltas constitucionales en sus funciones.

Castillo, puede acudir solo, o con su abogado, e incluso directamente enviar a su defensor, para contestar al respecto.

Para destituirlo, el Congreso debe lograr 87 votos de los 130 legisladores, algo que, en mi opinión, puede ser difícil pues existen marcadas divisiones a nivel de la oposición.

La búsqueda de hacer caer al mandatario, es “auspiciado” por tres partidos de derecha, entre los cuales figura la excandidata Keiko Fujimori, mientras la solicitud fuera promovida por el congresista Jorge Montoya, de “Renovación Popular”, partido fundado por Rafael López Aliaga, y actual presidente del mencionado sector, quien al obtener el tercer lugar en las pasadas elecciones nacionales no lograra pasar a la segunda vuelta, y en consecuencia apoyara en el balotaje a Keiko Fujimori, de “Fuerza Popular”, cuya ideología es fujimorismo, conservadurismo, populismo de derecha, anticomunismo, y fundamentalismo cristiano.

En forma paralela, la Fiscalía de Perú está investigando posibles actos de corrupción en el Gobierno, vinculando a Castillo con “funciones irregulares” en relación a declaraciones de la empresaria Karelim López, quien, también sujeto de las pesquisas, pretende colaborar con la Justicia, por supuesto a cambio de beneficios.

Dicha empresaria reveló, asimismo, una presunta mafia en el Ministerio de Transporte y Comunicación.

HACIENDO MEMORIA… Es oportuno recordar que, en Perú, durante la “Conferencia Internacional sobre Cambio Climático”, el grupo terrorista Hezbolá – brazo derecho de Irán -, estuvo a punto de dar una serie de atentados como estrategia para establecer una presencia islamita en nuestro continente.

Últimamente, más de doscientos peruanos han entablado relaciones y se convirtieron al Islam Chiita (seguidores de “Ali”, yerno de Mahoma) – la otra rama, “Sunitas” ortodoxos, son continuadores de los primeros califas, sucesores de Mahoma -, muchos de los cuales “vacacionaron” en Irán.

Pedro Castillo, y “Sendero Luminoso” se han preocupado especialmente en el entrelazamiento y adoctrinamiento islámico, utilizando como “escala y punto de conexión”, la “esencia”, los “Etnocaceristas” (extrema izquierda) – una doctrina política indígena nacionalista, evocando el poderío y la identidad del imperio Inca, la admiración por Andrés Avelino Cáceres (militar que luchó en la guerra del Pacífico, y presidente de Perú a fines del siglo XIX), y el nacionalismo de las Fuerzas Armadas Peruanas, en la época republicana -, dueños de unidades paramilitares entre las que se destaca la “Asociación Plurinacional de Reservistas del Tahuantinsuyo”.

Dicha agrupación está vinculada a la organización islámica “Inkarri Islam”, quien recluta a jóvenes, mientras en forma paralela crecen centros islámicos chiitas, no solo en Lima, sino también en Cusco, y Arequipa, a efectos de “estimular” la revolución iraní en Perú.

El año pasado, según el Servicio de Inteligencia peruano, el enlace político con Irán es a través de Edwar Quiroga Vargas – quien niega que Hezbolá es una organización terrorista -, el cual tuviera conexiones con el régimen de los ayatolas por intermedio de la organización bolivariana “ALBA”, fundada en 2004 por Hugo Chávez, y Fidel Castro.

Para Hezbolá, que se desarrolla enormemente en Bolivia, y Ecuador, como asimismo en Brasil, la conquista de Perú marcaría el centro de dirección y expansión del terrorismo islamita, teniendo en cuenta la frágil zona de la triple frontera (Perú, Chile, Bolivia), como también la interrelación con los límites Brasil, Paraguay, y Argentina, pilares fundamentales de apoyo a grupos internacionales terroristas, y movimientos intensos en cuanto a la actividad sobre la droga mexicana, y colombiana.

Más allá de lo expresado, Perú, tiene una sostenida e influyente comunidad judía políticamente activa, hecho que pauta relaciones comerciales y militares con Israel, y por supuesto para Irán y Hezbolá es importante minar el influjo de Israel en América, como también, obviamente, en el resto del mundo.

El islamita Inkarri Islam, manifestó – desde las sombras – su apoyo incondicional al presidente Pedro Castillo, quedando claro que, la campaña del candidato del partido comunista “Perú Libre” fue financiada por empresarios con los cuales al día de hoy, Castillo, todavía tiene no solo favores que retribuir, sino especialmente cuentas pendientes que pagar, siendo por tanto, una ocasión para la revolución.

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