Partido Colorado: entre lo ideal, la realidad y lo posible
Daniel Manduré
Después de algunos intentos frustrados el Partido Colorado viene atravesando un real proceso de renovación. Hace no mucho tiempo parecía imposible salir de ese 4 o 5% que marcaban las encuestas. Pero se pudo. Hoy tenemos un Partido Colorado con un secretario general que acaba de asumir y que apuesta con decisión y firmeza a continuar transitando ese camino de renovación. Con órganos de conducción tanto nacional como departamentales en reciente formación, como soporte esencial a todo el trabajo militante que se viene. Son grandes los desafíos que tenemos por delante, uno de ellos es continuar consolidando ese proceso de cambios y crecimiento, con una actividad intensa y constante en todo el territorio. Marcando presencia en cada rincón del país, cerca del ciudadano y preparando nuevos cuadros dirigenciales. Tal vez el más ambicioso sea el de poder influir decididamente en concretar una orgánica definida de la coalición republicana para el 2030. Tanto a nivel nacional como a nivel departamental. El Partido Colorado, el que construyó la república, debe pararse firme en este tema. No somos furgón de cola de ninguna otra colectividad política, ni tenemos que ceder a la voluntad mezquina de aquellos que se manejan de acuerdo con la conveniencia político- electoral del momento. Hay coalición republicana en todo el país sin excepción o no la hay. Muchas de las dificultades que atraviesa el partido colorado en varios puntos del interior de acuerdo con las nuevas realidades electorales están motivados en no haber llegado a acuerdos en ese sentido. Eso no se puede repetir.
Hoy se ven en el terreno político, en algunos casos, la falta de gestos altruistas, de desprendimiento y grandeza que lleva a pensar más en lo individual y/o sectorial y no en lo colectivo.
Cuando se la ven feas recurren una vez más al Partido Colorado. Eso no corre más.
Está bueno también hacernos la autocrítica necesaria por no haber logrado anticiparnos en buscar soluciones a problemas que sabíamos se iban a repetir. Si recordamos las discusiones previas a las elecciones del 2015 parece que estuviésemos viviendo un verdadero dejà vù. Estamos volviendo a debatir sobre los mismos temas. El pensar en recobrar gobiernos departamentales es un trabajo constante de un quinquenio y no ponerse a buscar candidatos y desarrollar proyectos departamentales unos meses antes del acto eleccionario. Con candidatos potentes, que por su trabajo en ese sentido sean reconocidos por la ciudadanía y cuyos nombres surgirán con naturalidad si se hace lo que hay que hacer, en el momento que hay que hacerlo.
Es imposible e injusto por estos motivos buscar responsables, cuando la responsabilidad en mayor o menor medida es de todos. la realidad de cada departamento es única, no hay dos realidades iguales. Es cómodo y fácil a veces hacer señalamientos y pretender dar cátedra de lo que hay que hacer cuando no vivimos las dificultades internas de cada una de esas realidades. Cuando el día de mañana tengamos las reglas de juego claras y bien definidas y hayamos hecho lo que hay que hacer allí si vamos a poder actuar de otra manera. Antes no.
Encontramos una brecha entre lo ideal y la realidad. De nuestras decisiones va a depender si nos desilusionamos o logramos transformar esos problemas en nuevos desafíos o si terminamos frustrados o por el contrario reviven en nosotros nuevas esperanzas.
El vehículo que nos lleve a transitar para ir de la realidad que tenemos al ideal, a lo que aspiramos, es el camino de lo posible.
Saint Exupery decía: “no se trata solo de prever el futuro sino de hacerlo posible”
Lo posible no es conformarse con lo que hay, es ese estado entre lo ideal y lo real. La política es conjugar ambas cosas, buscando el equilibrio para lograr ir recorriendo el camino con esos cambios paulatinos y alcanzar lo ideal.
Están los que a veces en política prefieren, por inercia o comodidad conservar todo, dejar todo como está, atados a la realidad aunque no sea lo que quieran, están los idealistas extremos, los que creen que todo es posible en cualquier momento y a cualquier costo, incluso sin medir consecuencias y estamos los que preferimos el camino del medio, el del centro, los que consideramos imprescindible los cambios, los que queremos alcanzar el ideal pero al paso adecuado, seguro y firme, lograr lo que queremos con el menor daño posible.
Hoy la realidad en cada departamento es diferente ¿que motiva a cada dirigente a tomar tal o cual decisión, incluso acompañando candidaturas que no son las de nuestro partido? no me siento con autoridad a decirlo. Seguramente no hay una sola respuesta para esa interrogante. Algunas seguramente más entendibles que otras, no lo sé con precisión, lo cierto es que no podemos a solo unos meses de elecciones departamentales exigirles a dirigentes lo que el partido como fuerza política no pudo concretar en 5 años.
No podemos claudicar en la lucha por nuestros principios, ideas y valores. No podemos abandonar nuestra identidad, esa que nos hizo grandes, pero tampoco podemos salir a la caza de brujas.
Somos un partido de hombres libres no podemos actuar como un tribunal inquisidor.
Seamos realistas, no intentamos con estas reflexiones generar la aprobación, el apoyo ni el reconocimiento, si buscáramos eso tal vez nuestra postura podría haber sido otra, es algo muchísimo más modesto que eso, es contribuir a que todos juntos pensemos cual es la mejor salida. Con tolerancia y amplitud. Todos coincidimos o por lo menos la amplia mayoría en el mismo punto partida, queremos un partido fuerte, unido, en que esto no puede seguir así, que hay que cambiar, que cada 5 años no podemos estar discutiendo sobre lo mismo, que se hace necesario definir el tema de la coalición republicana, que queremos coalición en todos los departamentos, en lo que no estamos de acuerdo es en los pasos a dar para lograr esos objetivos. No es la sanción, el juzgamiento ético, ni el dedo acusador que nos sacaran de esta encrucijada. De nosotros, en estos 5 años venideros, va a depender que las cosas cambien, transformando la realidad al ideal que todos anhelamos. Trabajemos juntos, podemos hacerlo.