Política nacional

Vecinos y comerciantes prisioneros de la marginalidad

Inoperancia y pasividad del Estado

Zósimo Nogueira

Con las sombras de la noche las zonas céntricas y comerciales de nuestro Montevideo, de las ciudades del área metropolitana y muchas ciudades de nuestro interior o Uruguay profundo se tornan inseguras y peligrosas.

La promiscuidad campea. Los Zombis transitan aceleradamente por las calles y se agrupan formando campamentos para dormir o compartir consumos tóxicos y si pasa o se cruzan con algún transeúnte lo acosan para pedir una moneda o plantear alguna incoherencia.

Por momentos revisan contenedores de residuos buscando alimentos o simplemente revolviendo en busca de algo que les resulte atractivo o le puedan sacar algún rédito, un canje.

Algunos temerosos se arrinconan contra alguna pared, otros son impredecibles e inquietos y otros peligrosos y agresivos.

En su mayoría padecen trastornos mentales, por lo general vinculados a consumos problemáticos. Adicciones.

Están en situación de calle pero en su mayoría provienen de familias trabajadoras de las que se han desarraigado. Son más los hombres, pero cada vez hay más mujeres.  

Y en la mescolanza de esa población están los presidiarios que retornan a la libertad sin vínculos ni apoyos económicos que le permitan iniciar un nuevo camino ciudadano.

De esa mescla el producto resultante es mucha denigración humana, carencia de valores, promiscuidad, hacen sus necesidades en la vía pública o invadiendo espacios privados, caldo de cultivo para la criminalidad.

Seguramente todos saben de la boca de venta de drogas más cercana.

Paradójicamente nuestro país habilito y se abandero con el consumo de marihuana, y la actual figura rectora de su consumo ha promovido el aumento de su THC para hacerla más atractiva, más “sabroso” su consumo y ahora para promover el consumo de turistas. “Turismo canábico”

Por otra parte y en otro camino de coincidencias la Ley de Salud Mental promueve la extinción de las colonias hospitalarias para enfermos mentales, se promueve la asistencia en salas de hospitales comunes para no estigmatizar.

Una y otra medida están “buenísimas” para sus destinatarios, pero para la comunidad son un gran problema.

El consumo de canabis, se habilita y regula para mayores. Pero el consumo se inicia en la adolescencia. Como convencer a un adolescente de que no puede consumir marihuana.

Imposible; los padres ya no pueden decirles que es algo ilegal, prohibido.

Ni siquiera fundamentar que es nociva para la salud. El Estado la fomenta y regula su cultivo.    

Sobre el cierre de las Colonias para personas con trastornos mentales.

Es cierto que muchas estaban en estado de abandono lamentable.

Pero ahora esas personas carecen de un lugar seguro para residir, en muchos casos la convivencia familiar es insostenible y terminan deambulando por calles y parques y haciendo lugar de residencia el espacio que encuentren.

Durante el día, muchas de estas personas hacen la misma vida errante. Pero la dinámica de las ciudades y poblaciones disminuyen su visibilidad.

Lo que más se percibe es el acoso de pseudos cuida coches y limpia vidrios en determinados cruces.  Y otros grupos merodeando lugares de distribución de comidas y albergues de acogida en donde parte de ellos pernocta.

En el centro de Montevideo la situación es crítica. El vecindario se encierra temprano y cuando salen `por la noche lo hacen con múltiples precauciones, procuran evitar salir solos.

Quien carece de vehículo trata de movilizarse en taxis o Uber, ni que hablar de quién regresa.

Y no siempre se tiene dinero para locomoción personalizada. Pocas cuadras desde una parada se hacen eternas. Hay miedo.

Es escaso y por momentos inexistente el patrullaje policial, y son tantos los recovecos y escondrijos de estos noctámbulos que se vive en situación alarma constante.

En las inmediaciones de los boliches nocturnos se mueve un público de proveedores y consumidores. Muchas bocas tienen distribuidores de droga que se acercan y ofrecen.

El producto al consumidor.     

Extensa nota  de Maite Beer sobre convivencia ciudadana fue publicada este jueves pasado en El País.

Habla de vecinos de varias zonas que denuncian y alertan por campamentos de personas en situación de calle.

Menciona el Parque Batlle, La Comercial y proximidades del Parque Posadas.

Sobre la calle Ponce, zona residencial 3 hombres se adueñaron de un jardín en donde guardan cartones, abrigos y objetos personales que por la noche despliegan armando dormitorio, 4 veces fueron sacados por la policía pero vuelven.       

En Cagancha y Cufré  2 hombres y 2 mujeres hacen lo mismo. Una de las mujeres está embarazada. Cinco veces los sacó la policía y siempre vuelven.

Frente a la Quinta de Herrera hay una furgoneta sin ruedas y con puertas rotas a la que cinco indigentes concurren a drogarse y a veces se quedan en su interior y acumulan suciedades.

Ni el 911, ni el Mides ni la IMM han hecho nada, pese a innumerables quejas.

 Parques y edificios públicos son sitios utilizados como dormitorios. Después que un lugar es elegido para refugio o lugar de reunión es difícil recuperarlo.

Quien se enfrente o denuncie es objeto de insultos, agresiones y sus casas son vandalizadas con pintadas y grafitis injuriosos u obscenos.

Esto es inseguridad, hay omisión de Estado, del Mides, de las Intendencias y de la Policía.

El MIDES fue creado con la premisa de erradicar esa miseria callejera, alimentos, albergues de acogida y retiro de asentados en espacios públicos.

La LUC estableció un procedimiento para actuar en estos casos. Un protocolo de acción coercitiva con apoyo de la autoridad policial. El Mides, las Intendencias y la policía pueden actuar independientemente.

Hay una notoria ausencia de uso de esa autoridad, parecen temerosos de cumplir con el mandato de la ley.

Solo se continúa con el asistencialismo de las ollas populares, merenderos y hogares de acogida. Actualmente, según informe del colectivo Solidaridad.uy en el área metropolitana se sirven 1.246.600 porciones por mes.

Se prometió seguridad, con un buen diagnóstico y propuestas concretas pero los cambios no se producen.  La situación es insostenible.

En La Paz, Las Piedras, Ciudad de la Costa, Ciudad del Plata la situación es similar.

El país debe mejorar su imagen por su población y por quienes nos visitan.  Como fomentar el turismo con esta realidad.

En lo relativo al Ministerio del Interior se continúa en debe, no se han repoblado las comisarias, no se modificó el sistema de patrullaje. Hay luces y sombras.

Pareciera que los políticos y asesores que hablaban de las comisarias lo hacían sin un conocimiento profundo del tema.

La esencia consiste en responsabilizar al jefe de unidad, a sus oficiales y al personal de la comisaria de todo lo que ocurra en la jurisdicción.

La prioridad es evitar la comisión de delitos y actuar prestamente en casos de flagrancia.

Debe funcionar la prevención, deben estar enterados de todo lo que ocurre.

Si con el personal y los medios necesarios para cumplir la misión no se es eficaz, se deben realizar las correcciones y remplazos necesarios.

Volveremos a referirnos del tema con mayores detalles. Hay mucha cosa buena, hay fortalezas que aprovechar.

El gran cambio logrado ha sido el empoderamiento de la policía por la aprobación de la LUC y expresiones de apoyo político.  Ahora hay que sacar el freno y acelerar.     

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