Política nacional

Policía carece de independencia técnica

Zósimo Nogueira                                                           

Esta administración gobierna con una impronta muy “presidencialista” y en determinas áreas con poca injerencia de los demás concertados.  

En materia de seguridad desde su inicio apunto a ponerle el pecho y a hacerse responsable. 

La elaboración y firme defensa de la LUC fue la prueba más notoria.

Era promesa de campaña que aguardaba la ciudadanía, digamos los votantes por el cambio.

Aún resuenan las palabras de Jorge Larrañaga y del propio Presidente sobre motivación, respaldo a la policía y al combate al delito pero ahora lucen desdibujadas.

Ese respaldo parece haberse agotado en el espaldarazo, un apretón de manos y las limitantes las marca la ley, como siempre lo ha sido.

Iluso quién crea que por un golpe en la espalda o un abrazo recibe protección y poder. He man es una ficción.

La amigología fue, es, y será política de los gobiernos.

Designación de cargos por afinidades, conocimientos personales y desde luego valoración de capacidades.

Cercanías + conocimientos técnicos, profesionales, capacidad de gestión.

Es propio de la condición humana, sentimientos que generan circuitos de confianza, adhesión, conocimientos de unos sobre otros. 

Eso genera fortalezas y cohesión política, pero debe ser acompañado de  profesionalismo en áreas sensibles.

Como manejar esa relación de amistad en instituciones jerárquicas, en donde un pedido del superior es de por sí una orden. Los límites de lo confidencial y la cultura del secreto.

Si aplicamos el criterio de la subordinación jerárquica y de que la policía carece de independencia técnica todo parece claro.

Pero hoy con el uso de las redes sociales todo se vuelve difuso, inestable, requiere del espaldarazo prometido y vemos que las jerarquías amigas son dejadas a su propia suerte.

Se temen consecuencias.

Con los sistemas de vigilancia por cámaras, con la facilidad de acceder a las comunicaciones de terceros, todos estamos en mayor o menor grado en situación de indefensión.

Y con este sistema procesal invasivo, a mi juicio menos garantista votado por todo el espectro político.

Esa libertad desmedida de acceso a la información, la posibilidad de difundirla sin importar consecuencias requiere de una mirada legislativa en profundidad.

Cualquiera se siente fiscal y juez, cualquiera condena o absuelve.

Se vigila a alguien con conocimiento de la justicia, se intervienen comunicaciones pero el flujo de información deriva en una multiplicidad de actores impredecible.

Como y quien determina que diálogos se valoran o se desestiman. El policía que opera en el servicio, el Fiscal, el Juez.

“Un programa”. Si son los jueces quienes habilitan una escucha, también deben determinar el alcance y a que conexiones prolongar la investigación.

¿Son informados paso a paso de esas escuchas? Eso debe ser determinante de la legalidad de las mismas.

O el criterio es actuar como con una orden de allanamiento sin destinatario. Un exceso de poder, atisbo de totalitarismo.   

Como cambio la justicia, el sistema. Ahora la comunicación es con el fiscal, la Constitución y la Ley marcan diferentes potestades.

Pregunta. El impedimento de la nocturnidad es para proteger la seguridad física de las personas, su sueño o incluye la privacidad de sus hábitos y comportamientos privados.   

En esta ensalada de cuestiones subjetivas y objetivas.

En todo organismo u empresa pública o privada hay estructuras jerárquicas y el poder de decisión es mayor cuanto más alto o encumbrada sea la figura.

No informar también es omisión, salvo en cuestiones judicializadas con prohibición expresa de la autoridad competente.  

En materia de seguridad y en la policía sigue vigente el principio de obediencia debida a no ser como lo dice la LOP que la orden de por sí solo constituya delito.

A veces nos encontramos con algo de nebulosa; hay situaciones que a los propios jueces les cuestan determinar si constituyen delito, falta administrativa, o refieren a acciones licitas.

La policía posee conocimientos sobre normas de procedimientos, código penal, código de procedimiento, su ley orgánica, muchas y variadas disposiciones administrativas, y múltiples protocolos que son órdenes para cada caso.

Pero su formación es acotada a cada jerarquía, conocimientos teóricos y la experiencia en el ejercicio del cargo y destinos ocupados.

En torno al caso Presidencia, Astesiano, Ministro del Interior, Jerarcas policiales, policías en general, sindicalistas también incidió la amigología que se tradujo en pedidos con respuestas condicionadas por la voluntad y la legalidad.  

Las relaciones de dependencia y la obligación de informar.

 En todo el Estado se actúa casi que de idéntica manera. Sea en el Ejecutivo, Legislativo o Judicial.

Hoy nos ocupa el Poder Ejecutivo las estructuras jerárquicas y de poder.   

Al igual que a nivel privado por más grande, diverso o compartimentado que sea la institución  el poder de decisión siempre termina en un vértice.

Hablando de seguridad.

Cómo funcionan las diversas dependencias, como interactúa su personal, lo permanente de la función policial y su dependencia del poder político.

En dialogo con un abogado penalista nos hacíamos algunas preguntas.

Quien está a cargo de una investigación policial puede no informar a su inmediato superior.

Puede negarse a dar detalles de lo que está haciendo.

Si se lo pide el superior más encumbrado de su repartición, el Jefe de la unidad ejecutora.

El Ministro, el Presidente.

Considero que no, pues la policía posee una organización jerárquica, sujeta a disciplina, con sanciones administrativas que pueden llegar incluso a la destitución.

Respeto a quienes ocupan cargos de particular confianza.  Son cargos a término, termina la confianza, termina el cargo.

El policía en actividad solo puede negarse como lo establece la LOP, cuando el cumplimiento de la orden constituye por sí solo, delito. Se es parte de un todo, la responsabilidad del uso de esa información se trasfiere al superior.

Alguien, en alguna oportunidad escucho que la policía posea independencia técnica como los jueces o fiscales. Seguro que no.

Cuando  él o un subordinado realiza un procedimiento, o posee información relevante, debe informar.  De no hacerlo se entiende que oculta información, actúa en forma indebida, se salió de la cadena de mando y es pasible de sanciones e incluso puede dar lugar a otras medidas.

Esta desconociendo aquello de que “el jefe es responsable de lo que se haga o deje de hacer su unidad”.  Como puede ser responsable de lo que no sabe.

 Veamos la operativa diaria de toda unidad policial.

Llega un superior a su propia unidad, el superior del personal que se encuentra de servicio le pasa novedades.

Si recibe alguna información de notoriedad, la re-trasmite a su superior inmediato.

Si  no hay una urgencia se ilustra de los pormenores de todas las novedades operativas y administrativas y luego a la hora pre-establecida las comunica al superior.

Diariamente se evalúan y re-trasmiten novedades.

Se inicia en la unidad básica sea la Comisaria, el Departamento, Sección o unidad operativa, luego se re-trasmiten en orden ascendente a las Jefaturas Operacionales, Jefe de Policía y  autoridades Ministeriales, Director de la Policía Nacional o el propio Ministro.

Cuando el superior de mayor rango quiere profundizar conocimientos sobre una novedad saltea los mandos intermedios y recurre a la fuente.  

Claro que hay cosas que se manejan en reserva. No es usual preguntar pormenores de una causa en proceso.

A lo sumo grandes titulares. ¿Confesó? ¿Qué se incautó?

Como lo hacen los periodistas, la respuesta nunca puede comprometer el resultado de una investigación en proceso.        

Resumiendo, la policía carece de Independencia Técnica, posee estructura jerárquica, mandos profesionales subordinados al poder político, a los cargos de particular confianza que comandan Jefaturas y Direcciones en la órbita del Ministerio del Interior.

En el vértice superior esta la figura del Presidente de la República, el Dr. Luis Lacalle Pou.

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