Ucrania – Rusia; primer año apocalíptico
Lorenzo Aguirre
El próximo viernes 24 se cumple un año del conflicto entre Ucrania y Rusia. Dos mil años de cristianismo poco ha servido para elevar la esencia de los seres, y lo vivido en el último siglo y cuarto deja en la memoria los horrores que, enfermos y putrefactos humanos, son capaces de realizar. No alcanzaron dos guerras mundiales, centros de exterminio, Vietnam, el Golfo, Irak, Afganistán, etc, debían sumar nuevos psiquiátricos de atar para dar el “toque” a este siglo nacido en la fatiga, y vejado por la pandemia. Ahora, un envenenado Vladímir Putin, con veinte años en el poder, estructura un nacionalismo populista de corte conservador – de todas maneras se observan posturas algo dispares, porque la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), de nacionalista tenía muy poco, y fue Lenin quien mandó al proletariado a luchar contra esa “corriente” rusa, además de llevar adelante la lucha de clases de Marx -, reverenciando al miserable Lenin, ideólogo ejecutor del genocidio de Ucrania, y creador en primera instancia del “modelito” campo de concentración, luego perfeccionado por el nazismo. Esta guerra de Ucrania – Rusia, se llevó más de 320 mil soldados, 50 mil civiles, y alrededor de 1700 niños, además de un gasto militar de 100 mil millones de euros, los cuales, mejor hubieran sido destinados en alimentos, para paliar el sufrimiento y las panzas hinchadas de niños en África. “¡Feliz Aniversario”!
Llegamos a una guerra entre Rusia y Ucrania, donde se busca fortalecer aspectos militares, tecnológicos y económicos, sumados a imposiciones, ajustes, y reajustes en las relaciones bilaterales.
A un año de empezado el conflicto, tenemos el temita de penetración de “esferas” chinas en el espacio aéreo de Estados Unidos, las cuales, Washington, tilda de espionaje a bases militares – mientras, Pekín denuncia diez infiltraciones de globos norteamericanos -, demostrando que, la “Cumbre de Bali” – con una ingenuidad de culebrón televisivo si alguien pensaba que existiría deshielo – ha sido pasada por los esfínteres, y tanto Estados Unidos como China están dispuestos a desequilibrar más, el mundo.
China, firmó una declaración de “relación sin límite”, con Rusia, al mismo tiempo que recibe de forma almibarada, en Pekín, al Canciller de Alemania, Olaf Scholtz, como maniobra para lograr que, Europa, no se alinee con Estados Unidos.
Es oportuno señalar que, Alemania – también Italia, y Austria -, se resistió a aplicar el máximo de sanciones a Rusia, siendo contraria a desconectarla del Sistema Internacional de Transferencias Bancarias porque lo consideraba apretar el “botón nuclear”. Olaf Scholz, manifestó en la “Cumbre de Bruselas”: “la Unión Europea debe reservar esa medida para una situación realmente comprometida, en la cual también sea necesario hacer otras cosas”.
La muerte de miles de hombres, mujeres y niños… ¿no es una “situación comprometida”?
¡Vamos!… Alemania, no aprobaba las condenas porque necesitaba utilizar dicho sistema de transferencia para pagar el gas ruso, del cual es dependiente.
¡Joder!
A decir verdad, la respuesta occidental a la invasión de Rusia, no frena a Putin, y estamos en una nueva “Guerra Fría” donde Europa, vive dividida entre bloques y guerra.
La ocupación a Ucrania se transformó en un punto de inflexión en el viejo continente, y si Rusia, arrasa, la “Organización del Tratado del Atlántico Norte” (“OTAN”), y Putin, estarán cara a cara dentro de una proyección desde los Estados bálticos y Polonia, pasando por Rumania y Bulgaria, mientras Bielorrusia – desde allí, el asesino ex agente de la KGB lanzó la avanzada – podría convertirse en satélite de Moscú, donde el Kremlin, apoyaría su estructura nuclear.
Para Francia, Putin no tendría tanta influencia, “pues no goza de potencial internacional desde el aspecto estratégico”.
La tontera da para decir cualquier cosa, pues, el camarada Vladímir, que respaldara un nacional populismo, intervino dejando su sello para el arribo de Trump a la Casa Blanca, como asimismo respecto al Brexit, la situación separatista en Cataluña, y por supuesto su apoyo total a Marine Le Pen – incluyendo 10 millones de euros para su campaña electoral -, quien aplaudiera al “monarca” ruso en la anexión a Crimea.
Pero, claro, para el camaleónico Emmanuel Macron la amable relación con Putin se ha visto zangoloteada debido a que, el Ministro de Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, manifestó – intentando acariciar a África – que, “Francia, considera a ese continente como su patio trasero, y ahora trata a Rusia de querer llevar una política neocolonialista.”
Rusia, que se acerca más a China para fortalecer la estrategia bilateral, también busca la “amistad” de África porque quiere poner fin al “monopolio occidental”, y necesita desesperadamente una nueva política exterior pues está quedando aislada, sancionada, con bloqueos bancarios y comerciales, y como si fuera poco, perdió su tránsito en el mercado energético de Europa, el cual sin lugar a dudas, ha sido su mejor cliente.
Volviendo a la “poca influencia de Rusia”; Putin, comenzó a tener vínculos fuertes con Brasil – gracias a la nueva administración de Lula da Silva -, y desde hace tiempo estimula a Irán – quien desde agosto pasado ha transferido a Rusia cientos de aviones no tripulados, para atacar a Ucrania – en su política terrorista latinoamericana, cuyo punto neurálgico se establece especialmente en Perú – además de Venezuela, Cuba, y Nicaragua -, más allá de su interrelación con Emiratos Árabes, Egipto, Turquía, y Arabia Saudí.
Entre la OTAN y Naciones Unidas,
Ucrania reza pidiendo respaldo
La nueva ofensiva rusa en Ucrania se ha desatado, pues el Kremlin se encuentra reforzando sus fuerzas con miles de soldados, y a Putin le importa muy poco las tasas enormes de pérdidas.
Ucrania – que reza por recibir armas mientras las tropas de Kiev intentan aguantar en Donbás, donde se encuentran los combates más despiadados –, pide excluir a Rusia de las Naciones Unidas, pero la “Carta de la Organización” no prevé la posibilidad de privar de su estatus y derechos a un Miembro Permanente del Consejo de Seguridad.
Por su parte, el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres – quien apoya el socialismo ortodoxo, aunque lo consideran un “moderado” -, manifestó: “los esfuerzos del despacho están enfocados en otros asuntos más importantes, como por ejemplo mantener la exportación de alimentos, y no en buscar que, Ucrania, y Rusia, establezcan conversaciones de paz”.
En forma paralela, el presidente de Polonia, Andrzej Duda, que se había comprometido en enviar aviones de combate para detener la invasión, ahora “enlenteció su trámite” hasta que exista un acuerdo con los aliados y todos los miembros de la OTAN.
En cuanto a la Organización del Tratado del Atlántico Norte, su Secretario General, Jens Stoltenberg, advirtió: “debemos estar preparados para una guerra larga, porque Rusia no decide poner fin a la agresión”.
“¡Brillante, Jens… brillante!”
¡En fin!, el conflicto es un verdadero desastre, y se ha convertido también en desgracia global, con un peligro nuclear expansivo, pero a Vladímir Putin le interesa continuar, y que, el problema, haga un borde a Europa.
De todas formas, pase lo que pase, no faltará la piedad de pensamiento a la hora de cerrar cuentas, y desvíos de responsabilidades y culpables, más allá del enojo de fabricantes de armas que estarán obstaculizando las iniciativas para terminar la contienda mientras apresuradamente planifican dónde se desarrollará la próxima explosión, para desencadenar un nuevo conflicto.
Esta guerra debe terminar – ¡pronto! -, con una capitulación por parte de Putin, y los asesinos tienen que ser juzgados en el Tribunal de La Haya.