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TOMÉMOSNOS UNOS MATES, URUGUAY

Hugo Machín Fajardo

UN PAÍS. La medición de electores realizada el 27/3 por la votación del referéndum contra la Ley de Urgente Consideración (LUC) confirmó lo que se sabe: el país mantiene dos sectores de ciudadanos con casi igual cantidad de electores que en 2019.

La historia de los comicios uruguayos determina que las modificaciones de votación en las urnas no son bruscas, sino que siguen un patrón paulatino de cambio, y esta vez no fue diferente.

Más allá de los 135 artículos en debate— que en realidad no fueron debatidos durante la campaña— lo que estaba en juego era un «tour de force» entre gobierno y oposición, a dos años de un mandato que sustituyó una etapa de tres mandatos administrados por el FA.

Si el resultado hubiera sido el opuesto, no creo que fuera a haber cambios drásticos en la vida uruguaya, aunque descarto que de lado y lado se emitirían inmediatas correcciones a mi pensamiento.

REALIDAD VIRTUAL. Un vistazo a lo que circuló durante el último año y circula hoy en las redes, puede distorsionar la realidad ciudadana y sobre eso es que entiendo pertinente reflexionar. No sobre esa virtualidad, ni sobre el cruce de epítetos, falsedades, ensombrecimiento de la interactuación ciudadana, generado desde ciertos respectivos líderes partidarios, replicado y aumentado por sectores militantes en Facebook, Twitter, Instagram, etc.; sino un vistazo comparativo con la realidad, no la virtualidad, de la región.

REGIÓN. Una mañana cualquiera en un país latinoamericano uno puede despertar con la información de que murieron siete niños en diferentes hechos— homicidio y homicidio culposo por no supervisión de vehículo escolar—y otros cuatro niños, entre 2 y 8 años, asistieron a la masacre de sus padres perpetrada por sicarios.

Una mirada a la agenda informativa en otro país, nos dice que hay 30.000 niños reclutados por el crimen organizado y en ese mismo país, solo en un estado, han muerto 18 personas en un fin de semana. Algunos de las victimas aparecen decapitadas.

En otro país latinoamericano, donde hay 100 muertos por cada 100.000 habitantes, se desata una campaña de violencia gubernamental contra los jóvenes violentos encuadrados en pandillas fruto del pasado reciente violento de ese país, como corolario de los avances de un presidente autoritario sobre los poderes Judicial y Legislativo.

En otro país de la región, los equivalentes a quienes en Uruguay se oponen a la minería a cielo abierto, o a la depredación ambiental que acarrea la forestación, son eliminados sistemáticamente y suman decenas las víctimas mortales. Al igual que los líderes sociales y/o defensores de DH que suman centenares.

Puede suceder que en otro de los países latinoamericanos un grupo de mercenarios asesine al presidente del país mientras dormía en su casa, y que dicho país sufra sucesivas olas de secuestros extorsivos y la ciudadanía se sienta merced de combos delincuenciales que de disputan los barrios de la capital.

También forma parte del panorama regional, un presidente electo sin apoyo legislativo, dada su condición de «outsider» acusado de financiar ilegalmente su campaña y, por si fuera poco, de ser un acosador sexual expulsado por ese motivo de un organismo internacional. 

Y que otro presidente a ochos meses de haber asumido en el país, haya designado medio centenar de ministros para formar cuatro gabinetes diferentes porque su escaso apoyo legislativo le obliga a cambiar y a soportar las presiones de las maquinarias políticas que no le aceptan al frente del gobierno. Se trata de un país que ha tenido cinco presientes desde 2016, en el que en dos días de protestas de esta semana que termina mueren seis manifestantes en las calles…Muchos veteranos uruguayos repetimos de memoria los nombres de aquellos uruguayos muertos hace 50 años en las calles montevideanas: Líber Arce, Susana Pintos, Arturo Recalde, Hugo de los Santos, Heber Nieto, Julio Spósito. Pues, en algunos de los países mencionados, no hace mucho eran asesinados, mediante francotiradores, cientos de ciudadanos que manifestaban en las calles latinoamericanas. Cuando no, dejados ciegos o ultimados por cuerpos de elite.

PANDEMIA. También en la región, durante la pandemia Covid-19 —el mayor desafío para toda la sociedad desde que está en juego la vida—los fallecidos quedaban tirados en las calles en un país; en otro, el presidente subestimaba la pandemia, sostenía que él diría cuándo habría que cuidarse y que mientras tanto siguieran abrazándose.

En el barrio, un presidente afirmaba que la pandemia era una gripecita, se burlaba de la vacuna — capaz que se convierten en yacaré— mientras que sus conciudadanos eran sepultados en fosas comunes. Y otro presidente vecino, demoró la llegada de determinadas vacunas porque provenían del imperialismo y quedó pagando a la espera de las que le prometió su amigo al que le abriría la puerta de entrada a América Latina.

A otro país nunca se le creyeron los datos oficiales sobre contagiados y muertos por Covid-19; en otro, siguen esperando que la OMS certifique que la vacuna fabricada en ese país es apta; y en el de más allá, cuando la gente se moría por miles en Europa, la pareja presidencial convocaba a las multitudes para que festejaran sin que la multitud guardara la debida distancia. Y en otros cuatro países, a fines de marzo 2022, no se llegaba al 50% de la población completamente vacunada. En Uruguay se está suministrando la cuarta dosis y, más allá del error de fines del 2020, que retrasó el inicio de la vacunación, la campaña de vacunación cumplió con su objetivo.

HOY gobierna el país una coalición respaldada por apenas un tantito más que la mitad del cuerpo electoral. Dentro de un par de años puede ser electo un gobierno que tenga la misma orientación o parecida que el actual. O, puede retornar al Edificio Plaza Independencia un gobierno del Frente Amplio, otra coalición que también cuente con un poquito más que la mitad de los votos emitidos en las urnas. De eso se trata. Ni más ni menos.

No estamos en los sesenta ni en los setenta. Aquellas ideologías fueron barridas por la vida real, guste o no guste y la prueba del nueve, con ribetes de tragedia, la ofrece la realidad internacional: un criminal responsable de bombardear a niños y ciudadanos indefensos, obtiene un minoritario apoyo en la comunidad internacional, y en ese apoyo, votan juntos supuestos tirios y troyanos.

La vida racional—en el caso de que estuviéramos acertados— incide menos en la sociedad que los sentimientos y las emociones…De ahí que sufrimos y vibramos hasta explotar de alegría cuando la Celeste logró su clasificación para ir a jugar un mundial en estadios construidos sobre la muerte de miles de trabajadores, casi esclavos, y donde una mujer violada es castigada con cien azotes o siete años de prisión.

Por eso digo: ¡Tomémonos unos mates, Uruguay! bajemos la pelota al piso, no sea cosa que con el agua sucia del baño se nos vaya también el bebé.

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