Culturales

Tradiciones y máscaras etnográficas de Honduras en Uruguay

Claudio Rama

Esta semana, concretamente el jueves 27 de julio a las 12 horas, se inaugurará en el Museo de Arte Precolombino e Indígena (MAPI) ubicado en 25 de mayo al 279 en Ciudad Vieja, una exposición de Máscaras Etnográficas de Honduras.

Impulsada por la Cónsul Honoraria de Honduras. Mariana Sapiro, y el Director del MAPI, Facundo de Almeida, se podrá apreciar una muestra de 42 piezas de dicho país, parte de mi Colección de Máscaras Latinoamericanas. Es esta una exposición muy particular y que nunca se han expuesto en el Uruguay. Ellas han sido paciente y durante muchos años conseguidas en Honduras y nos permiten apreciar algunas de las características del patrimonio cultural de Honduras, una vibrante sociedad multiétnica, con diversas influencias de culturas pre coloniales.

Entre ellas destacan la presencia de los mayas al oeste cuyos descendentes directos son los Chortis, los lencas que es el grupo mayoritario en el centro, los tolupanes al norte, y en diversas zonas los Pech, Tawahka y Chorotecas, todos los cuales convivían independientemente en un amplio territorio con poca población y donde cada grupo étnico tenía su propia religión politeísta y animista con sus propias deidades.

Luego del descubrimiento la evangelización y la colonización fueron muy rápidas fundamentalmente en la zona central y del pacífico, y se conformó una población predominantemente mestiza. Múltiples zonas del Caribe se mantuvieron independientes con una presencia colonial inglesa. En tal sentido desde la colonia convivió tanto la población mestiza de influencia española, como diversos grupos étnicos y sociales como los garífunas y los misquitos que se han mantenido -y se mantienen- relativamente autónomos culturalmente con sus tradiciones propias y singulares.

Las tradiciones mascareras siguen entonces esas vertientes de influencias, tanto asociadas a las culturas precolombinas de mayas y lencas, con relativa y diferenciadas transculturización y sincretismo, como a la evangelización colonial. El núcleo central de la exposición son piezas etnográficas de la Danza de los Diablitos que se realiza en la ciudad de Comayagua.

Este Baile es una representación del Martirio de San Sebastián, y se realiza hace más de 350 años en el atrio de la Iglesia de Comayagua fundada en 1537 y que fue incluso capital de Honduras entre 1825 y 1880. Narra la historia de San Sebastián, un capitán de la guardia pretoriana romana que se convierte al cristianismo y por ello es torturado y martirizado hasta su muerte.

El papel de los burlescos “diablitos” representa las tentaciones y demonios que atormentan a San Sebastián. Las máscaras de los diablos tienen forma humanoide, un tanto exagerada y caricaturesca, con rasgos europeos y apariencia indígena. El drama popular recuerda las persecuciones que el Imperio Romano hacía en contra de los cristianos, pero es interpretado en las luchas de cristianos contra moros, y que parangonan a blancos contra indígenas. Aunque el diablo humorístico es el personaje central del Martirio de San Sebastián, es acompañado en su recorrida por diversos animales.

También se aprecian en la exposición máscaras de la Danza de Moros y Cristianos, así como de influencias postcoloniales provenientes de tradiciones europeas relativamente mágicas y que se sinterizaron con influencias de la cultura nahua que se extendía previamente y que se expresan en las máscaras de cadejos.

También es de destacar la existencia de tradiciones mascareras de otros orígenes indígenas como son las culturas de origen caribeñas de los indígenas Garífunas asentados en la costa norte. Estos son un grupo étnico descendiente de africanos traídos por los ingleses para las plantaciones de las islas, o inclusivo para centros de recría, o derivada de naufragios de barcos esclavistas o de esclavos fugados de las plantaciones inglesas de las islas y que se mezclaron con aborígenes caribes y arahuacos originarios de varias regiones del Caribe.

Muchos provinieron también de la Isla de San Vicente cuando paso del dominio francés al inglés en 1763 De todo ese largo proceso, derivó una comunidad afro-caribeña que ha consolidado una identidad cultural por su relativa autonomía geográfica. Los garínagu, a pesar de su nombre caribe (protocaribe *gariphona ‘hombres’) hablan una lengua de la familia arahuaca con influencias del francés, el inglés y en algunas regiones del español.

Igualmente se han detectado influencias aisladas del Yuruba del sur de Nigeria, siendo la tradición religiosa y cultural en estos pueblos de origen en el oeste africano.

La muestra de estas máscaras etnográficas es una enorme ventana a un mundo relativamente desconocido para nuestro país. Están todos invitados a acompañarnos y conocerlas.

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