Política nacional

Vamos por la esencia

Kim Gómez Parentini

Por momentos, el Uruguay parece haber olvidado de dónde viene. La democracia, decía José Batlle y Ordóñez, debía asentarse sobre la organización partidaria, porque solo las instituciones garantizan la libertad. En su época, se trataba de enfrentar los gobiernos de fuerzas; hoy, el desafío es otro, pero el principio es el mismo, defender la República de la desintegración institucional y del oportunismo inmediato.

En Batlle, el partido no era un instrumento de poder, sino una escuela de civismo. En torno a él se unían la prensa, la educación, los intelectuales y el pueblo trabajador, con un propósito común, moralizar la política y transformar la sociedad. No se trataba solo de ganar elecciones, sino de elevar el alma nacional, de formar ciudadanos conscientes, no súbditos obedientes.

En esa línea, el batllismo auténtico no fue una corriente, sino un proyecto moral de país. La organización partidaria era el vehículo de un ideal, libertad, justicia social y progreso.

Por eso Batlle decía que “la legislación era la razón gobernando a los hombres”.

Y hoy, esa razón sigue viva en la tarea legislativa que desarrollan Pedro Bordaberry y Tabaré Viera en el Senado. Un trabajo potente, serio y profundamente estudioso, donde cada palabra y cada coma importan. Porque legislar —como Pedro sostiene— no es improvisar ni actuar según la conveniencia del momento, sino pensar en el país del futuro. Aun cuando una decisión no deje rédito político inmediato, lo primero, siempre, es legislar para gobernar y gobernar pensando en el bien común.

En un Uruguay donde la desafección política crece, donde muchos sienten que la política se alejó de la gente, el mensaje vuelve a tener vigencia. Sin organización, no hay República; sin ética, no hay autoridad.

El Partido Colorado nació para pensar, para crear, para construir.

Y en esa tradición se inscriben los esfuerzos de quienes hoy, como Pedro Bordaberry y Tabaré Viera, recuperan el sentido de la acción política, el trabajo serio, la planificación racional, la construcción de equipos y de pensamiento. Por eso quiero @destacar el evento de este sábado 18 de octubre. Segundo encuentro Nacional de agrupación de gobierno en  Atlántida.

Pedro representa la fuerza de los orígenes, el espíritu fundacional, la vocación nacional, la modernidad y la firmeza republicana.

Tabaré, con su esencia batllista, representa la visión social, la apertura al diálogo y la sensibilidad por la equidad.

Ambos, encarnan lo que el Partido Colorado siempre fue, pensamiento, acción, historia y porvenir.

Pedro lo entendió, no basta con opinar, hay que estudiar; no basta con criticar, hay que proponer.

El Partido Colorado no puede ser solo memoria, debe ser vanguardia otra vez.

Debe volver a ser esa fuerza que une ética y progreso, que discute ideas y no personas, que propone futuro y no administra pasado.

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