Chile… ¡camino a la oscuridad!
Lorenzo Aguirre
El pasado viernes asumió como trigésimo cuarto presidente de la República de Chile el ultraizquierdista Gabriel Boric (“Apruebo Dignidad” – “Frente Amplio” – “Partido Comunista”), quien, en diciembre, obtuviera luego de una segunda ronda, el triunfo en las elecciones nacionales frente al conservador José Antonio Kast (“Partido Republicano”). Con sus jóvenes 36 años, Boric, es un fanático comunista – aunque los tontos… ¿o vivos?, lo definen de “izquierda moderada”, con perfil demócrata europeo, ecologista, y feminista – que, días antes de los comicios manifestara no tener experiencia laboral alguna, sufrir tratamientos por problemas psiquiátricos, y drogarse, para más tarde invitar a tener “experiencias” homosexuales. Gabriel Boric, y la ignorante politóloga chilena María Escudero, expresaron admiración por el dictador venezolano Nicolás Maduro, y consideraron que, el expresidente José Mujica, es “un referente”. Al mismo tiempo, en forma paralela, se sienten relacionados y totalmente cercanos al “modelo político” actual de Uruguay. ¡Constipados majaderos desde el desayuno hasta el mediodía, y después del almuerzo, por lo que resta del día!
A decir verdad, la escena política chilena ha sido quebrada, y el pueblo comenzará a vivir una etapa crítica, donde se acentuarán las pasiones por el poder -¡no, amor a la patria! -, y gran parte de ciudadanos sentirá hartazgo, a la vez que dejadez por falta de confianza, más, si recordamos que, en las elecciones, la abstención electoral fue del cincuenta y tres por ciento.
Ahora, el pueblo sentirá presiones de los siempre activos dinosaurios comunistas, marxistas, leninistas, chavistas, buscando ampliar horizontes imperialistas con un enfoque de “nueva política”, donde impondrán lineamientos y estructuras definidas en aspectos ideológicos, y comportamientos agresivos en lo económico, para finalmente llegar a manejar una conducta social “ajustada” a los tiempos que corren, e impulsar el “espíritu” de siempre.
Ya, medios de comunicación y pseudos periodistas flechados ideológicamente, sumando a los subastados, o presionados, buscarán silenciar pensamientos diferentes – al decir de “Che”, “una revolución no se puede llevar a cabo con libertad de prensa” -, y mientras no logren los objetivos progresistas pondrán en el aire información bastardeada, y cuanta idiotez de entretenimiento se pueda, amalgamada con alguna “graciosa” y subliminal postura tendenciosa.
El presidente Gabriel Boric, zonceando, adelantó la necesidad de subir algunos impuestos, muchos por los cuales, otrora, los ultraizquierdistas hicieran manifestaciones y huelgas para bajarlos, o derogarlos, pero, en manos de un “gobierno del pueblo”, está todo bien.
La nueva administración de “izquierda moderada” “propuso” – mejor dicho, hará sin consultar – un cambio total en el funcionamiento del Estado, y en la organización económica.
El mismo día de asumir a La Moneda, señalaron, “disolver las actuales instituciones estatales, reemplazándolas por una única Asamblea, y concentrar todos los poderes, para más tarde, decir: “los representantes políticos serán revocados por la Asamblea, si no cumplen el mandato, y no recibirán un sueldo mayor al de un obrero calificado”.
Con total desparpajo, el flamante gobierno comunista, acotó: “la tropa de las Fuerzas Armadas tendrá el derecho de organización, elegir representantes y tomar decisiones políticas, porque hasta el momento solo la oficialidad puede hacerlo, y esos, son parte de la clase dominante”.
Más tarde, llegó la “encíclica”, al decir que, ningún “sector parasitario de la sociedad” tendrá representantes en el Poder Estatal, como tampoco la cúpula de la Iglesia Católica – ¿qué dice, el “Santo Padre”? -, ni dueños de grandes empresas, ni la oficialidad de las mencionadas Fuerzas Armadas, porque, además, no producen riqueza, ni trabajan, y por tanto no tienen derecho a opinar sobre la conducción del Estado”.
Lo expresado viene además entrelazado a la resolución de socializar a las empresas del país, minas, puertos, bancos, etc, las cuales pasarán por el control de la clase trabajadora y del pueblo, quienes son los que definirán los rumbos del país de acuerdo a las necesidades de la población.
¡Me reí todo el fin de semana!
¡En fin… así están las cosas!
Chile, ya tiene otra vez un recalcitrante gobierno comunista que, sin lugar a dudas le moverá los hilos al manejable presidente Gabriel Boric, mientras la mayoría de la pobre muchachada no se cansará en resaltar “el orgullo de estar a la altura de Venezuela, Nicaragua, y Cuba”, pese, a que, el nuevo inquilino de La Moneda, es “crítico” de los regímenes de esos países.
Asimismo, ahora, los jóvenes fanáticos comunistas chilenos gritan a los cuatro vientos que, Boric, asume un país destruido, gracias a los treinta años de gobiernos ultraderechistas.
¿Hacemos un poco de memoria?
Patricio Aylwin, presidente, 1990 – 1994, “Partido Demócrata Cristiano”.
Eduardo Frei, presidente, 1994 – 2000, “Partido Demócrata Cristiano”.
Ricardo Lagos, presidente, 2000 – 2006, integrante del “Partido Radical”, luego “Partido Socialista”, finalmente “Partido por la Democracia”.
Michelle Bachelet, presidente, 2006 – 2010, y 2014 – 2018, “Partido Socialista”, gobernando en los ministerios con toda la fuerza comunista.
¿Ultraderechistas?
Chile, afrontará un gobierno de inmorales cuyo accionar estará de acuerdo a “plataformas reivindicativas”, ideas retorcidas como “ejercicio” cotidiano llevadas adelante por seres humanos reptando con sus “particulares” pasiones y el empobrecimiento de su esencia, o, mejor dicho, el despertar de su pestilencia interior.
La hipocresía, asombra, pero no es de extrañar en esa clase de “apóstoles” dando el manotazo de “resurrección” frente a un sector anquilosado, un vulgo estructurado que, lamentablemente, en gran parte, comenzará a vivir la abdicación del pensamiento en medio de un flagelo algo más que un virus mutante, llevando a rupturas de sistemas, reinventando modalidades, y mutilando pautas económicas cuyo destino será el letargo.
La concepción comunista no cree en democracias republicanas ni elecciones libres, pero sus representantes, apoltronados en los sillones de La Moneda, se darán una gran vida burguesa, estilo al cual, tanto “odian”.
El mundo, se ha preocupado en lograr calcular la velocidad de la luz…
Sería oportuno calcular la velocidad…. ¡de la oscuridad!