Populismos: Aproximación
Miguel Lagrotta
Comenzaremos con un análisis comparativo de los gobiernos populistas de Perón en Argentina, Chávez en Venezuela y Cárdenas en México.
Contexto histórico:
El gobierno de Perón en Argentina se desarrolló en un contexto de posguerra, en el que el país experimentaba una fuerte inestabilidad política y económica.
El gobierno de Cárdenas en México surgió en el contexto de la Revolución Mexicana, con el objetivo de mejorar las condiciones de vida de los campesinos y obreros.
El gobierno de Chávez en Venezuela se desarrolló en un contexto de crisis política y económica, con una alta polarización política y social.
Retórica populista:
Perón se presentó como el líder de los trabajadores y promovió la justicia social y la solidaridad entre los sectores populares.
Cárdenas promovió la reforma agraria y la nacionalización de los recursos naturales, además de enfatizar la importancia del desarrollo económico para mejorar la calidad de vida de los mexicanos.
Chávez utilizó la retórica antimperialista y anticapitalista para movilizar a las masas populares, y promovió la creación de un «socialismo del siglo XXI».
Concentración del poder:
Perón concentró el poder político y económico en su persona y en su partido, el Partido Justicialista.
Cárdenas también concentró el poder en su persona, aunque promovió la creación de instituciones y organizaciones que pudieran contrarrestar el poder del Estado.
Chávez también concentró el poder en su persona, a través de la creación de un sistema político que le permitió controlar todas las ramas del gobierno.
Políticas económicas:
Perón promovió políticas redistributivas, como el aumento de los salarios y la creación de un sistema de seguridad social.
Cárdenas promovió la reforma agraria y la nacionalización de la industria petrolera, además de fomentar la inversión en infraestructura y en el desarrollo económico.
Chávez implementó políticas de nacionalización de empresas y recursos naturales, además de promover la inversión social y la creación de misiones educativas y de salud.
Legado:
Perón dejó un legado de justicia social y solidaridad entre los trabajadores, aunque también fue criticado por la corrupción y la falta de libertades políticas.
Cárdenas es recordado como un líder que luchó por los derechos de los campesinos y obreros, y sentó las bases para el desarrollo económico del país.
Chávez es recordado por sus políticas de redistribución social y la lucha contra el imperialismo, aunque su legado también es objeto de controversia debido a la polarización política que generó en el país.
Podemos decir que el Kirchnerismo en Argentina, el gobierno de Maduro en Venezuela y la presidencia de López Obrador en México tienen ciertas similitudes con los gobiernos populistas de Perón, Chávez y Cárdenas. Sin embargo, también existen diferencias importantes entre ellos.
Kirchnerismo en Argentina:
El kirchnerismo surge en Argentina como una corriente política liderada por Néstor Kirchner, quien fue presidente entre 2003 y 2007. Luego, su esposa, Cristina Fernández de Kirchner, ocupó la presidencia entre 2007 y 2015.
El kirchnerismo promovió una agenda de justicia social, igualdad económica y defensa de los derechos humanos. Se enfocó en políticas de redistribución y protección de los sectores más vulnerables de la sociedad.
El kirchnerismo también se caracterizó por un enfoque estatista y una política económica que incluyó la nacionalización de empresas y la regulación de los mercados.
En la actualidad, el kirchnerismo sigue siendo una fuerza política importante en Argentina, aunque ha experimentado divisiones internas y la oposición ha criticado su enfoque económico y político con grandes ejemplos de corrupción.
Gobierno de Maduro en Venezuela:
El gobierno de Maduro en Venezuela ha sido objeto de intensas críticas por parte de la oposición y la comunidad internacional, debido a la polarización política, la crisis humanitaria y la falta de libertades democráticas.
Maduro, quien asumió la presidencia en 2013 tras la muerte de Hugo Chávez, ha continuado con la retórica populista y el enfoque socialista del gobierno anterior.
El gobierno de Maduro ha implementado políticas de nacionalización, control de precios y subsidios, y ha promovido programas sociales como las misiones educativas y de salud.
Sin embargo, la crisis económica y política en Venezuela ha empeorado en los últimos años, con una hiperinflación, escasez de alimentos y medicinas, y una creciente migración de venezolanos a otros países.
Presidencia de López Obrador en México:
López Obrador, también conocido como AMLO, asumió la presidencia de México en 2018, después de haber sido líder de la oposición durante varios años.
AMLO ha promovido una agenda de justicia social, igualdad económica y anticorrupción. Se ha enfocado en la protección de los derechos de los trabajadores, el fomento de la educación y la salud, y la lucha contra la delincuencia y la violencia.
AMLO también ha adoptado una política económica más proteccionista y estatista, con un enfoque en el desarrollo interno y la reducción de la dependencia de los mercados extranjeros.
En general, la presidencia de López Obrador ha sido bien recibida por algunos sectores de la sociedad, pero también ha generado controversias y críticas por parte de la oposición y de algunos analistas.
Las críticas a los gobiernos populistas en América Latina han estado relacionadas en gran medida con la corrupción y los negociados. Algunas razones que podrían explicar esta situación:
Concentración de poder: Los gobiernos populistas suelen tener una fuerte concentración de poder en manos del líder y su círculo cercano, lo que puede generar opacidad en la toma de decisiones y en la gestión de los recursos públicos.
Falta de transparencia: Los gobiernos populistas suelen tener una cultura política que valora más la lealtad y la afinidad ideológica que la transparencia y la rendición de cuentas. Esto puede favorecer prácticas de corrupción y de negociados.
Intervención en el sector privado: Los gobiernos populistas pueden tener una visión crítica del sector privado y de las empresas transnacionales, lo que puede generar conflictos y tensiones. En algunos casos, esto puede derivar en prácticas de corrupción y de negociados en el marco de la nacionalización o estatización de empresas.
Presiones económicas y políticas: Los gobiernos populistas pueden enfrentar presiones económicas y políticas que los llevan a tomar decisiones poco transparentes y a privilegiar ciertos intereses en detrimento del bien común. Esto puede generar prácticas de corrupción y de negociados.
Es importante señalar que las prácticas de corrupción y de negociados no son exclusivas de los gobiernos populistas, y que existen ejemplos de corrupción y malversación de fondos en gobiernos de distintas orientaciones políticas en América Latina.
El Foro de São Paulo y el Grupo de Puebla son dos organizaciones que han tenido un papel importante en la expansión del populismo y su combinación con movimientos sociales y agendas de derechos en América Latina. Sin embargo, no se puede decir que estos foros sean los únicos responsables de este fenómeno.
El Foro de São Paulo fue fundado en 1990 por el Partido de los Trabajadores de Brasil y otros partidos políticos y movimientos sociales de izquierda de América Latina y el Caribe. El objetivo del foro era promover la coordinación y la cooperación entre las fuerzas de izquierda de la región. A lo largo de los años, el Foro de São Paulo se ha convertido en un espacio de convergencia y articulación de distintos movimientos sociales y políticos de izquierda, incluyendo a algunos partidos populistas. Es importante destacar que no todos los partidos y movimientos que participan en el Foro de São Paulo son populistas, y que el foro abarca un espectro ideológico amplio que va desde la socialdemocracia hasta el comunismo.
Por su parte, el Grupo de Puebla es una iniciativa que se creó en 2019 con el objetivo de promover la integración latinoamericana y el desarrollo sostenible, y de hacer frente al avance de las políticas neoliberales y conservadoras en la región. El Grupo de Puebla está conformado por líderes políticos, intelectuales y activistas de izquierda de América Latina y el Caribe, incluyendo a algunos líderes populistas como Andrés Manuel López Obrador, presidente de México. Al igual que en el caso del Foro de São Paulo, el Grupo de Puebla no es una organización exclusivamente populista y abarca una amplia gama de tendencias ideológicas de izquierda.
El ex presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha sido considerado por muchos como un líder populista debido a su estilo político y su discurso. El populismo se caracteriza por apelar a las emociones y los sentimientos del pueblo y criticar a las élites políticas y económicas, y Trump ha utilizado este tipo de estrategias en su carrera política.
En particular, Trump ha utilizado un discurso populista que ha apelado a los sentimientos de los sectores más desfavorecidos de la sociedad, promoviendo la idea de que él es el «defensor» de los intereses de la clase trabajadora y la «voz» de los estadounidenses marginados. Asimismo, ha sido muy crítico con las élites políticas y económicas, acusándolas de estar alejadas de los problemas y las necesidades de la población.
Por otra parte, Trump ha sido muy hábil en la utilización de las redes sociales, especialmente Twitter, para comunicarse directamente con sus seguidores y eludir a los medios de comunicación tradicionales. Esta estrategia de comunicación ha sido vista como una forma de conectar directamente con la base social del populismo.
La teoría de la poliarquía de Robert Dahl es una teoría democrática que sostiene que la democracia es un sistema político en el que las decisiones son tomadas por la mayoría de los ciudadanos mediante elecciones libres y competitivas, y que protege la libertad y los derechos individuales. Por lo tanto, la teoría de la poliarquía no justifica necesariamente el populismo, ya que el populismo puede ser considerado una forma de manipulación política que busca obtener el poder y mantenerlo a través de la movilización de las emociones y los sentimientos de las masas populares.
El populismo, en general, se caracteriza por la movilización de los sectores más desfavorecidos de la sociedad y la crítica a las élites políticas y económicas, y puede ser visto como una forma de protesta contra un sistema político que es percibido como injusto o excluyente. Sin embargo, en muchos casos, los líderes populistas han utilizado la retórica y las emociones para justificar decisiones y políticas que no necesariamente tienen en cuenta los intereses de la mayoría de la población o que incluso pueden ser contrarias a los derechos y las libertades individuales.
Por lo tanto, aunque la teoría de la poliarquía de Dahl sostiene que la democracia debe ser basada en la participación ciudadana y la protección de las libertades y los derechos individuales, esto no significa que justifique o legitime el populismo como una forma de gobierno o de lucha política. En última instancia, el populismo y su relación con la democracia deben ser analizados y evaluados en su propio contexto político y social, y no pueden ser juzgados únicamente en función de una teoría o modelo abstracto.