Política Internacional

Farsa electoral para legitimar invasión a Ucrania

Lorenzo Aguirre

Con participación del 74% de habilitados -aproximadamente 85.000.000, en 114.215.000 – tuvieron lugar las elecciones rusas, donde Vladímir Putin (“Frente Popular Panruso”, ideología, putinismo, nacionalismo ruso) se llevó el 87.34%, unos 74.640.000 de votos, dejando olvidados en el camino a Nikolái Jaritónov (“Partido Comunista de la Federación de Rusia”, ultraizquierda), 4.31%, 3.690.000 papeletas, en tercer lugar Vladislav Davankov (“Gente Nueva”, centro derecha liberal, pero también integrado al “Frente Popular Panruso”), 3.79%, 3.246.000 adherentes, y finalmente, Leonid Slutski (“Partido Liberal Demócrata de Rusia”, agrupación llamada reformista, aunque ni liberal ni demócrata, de corte imperialista, ultranacionalista, monárquico), 3.19%, unos 2.733.000 votos. El autócrata Vladímir Putin tomará posesión como presidente, el próximo martes 7 de mayo.

Vladímir Putin ganó a los tres opositores – presentaron políticas internas y perfiles ideológicos adosados al autócrata –  sin que ellos fueran un pálido desafío, y quien pudo haber sido el más grande rival, Alexéi Navalny – que fustigara la invasión a Ucrania –, fue confinado a una prisión en el Ártico, y hace un mes falleció en circunstancias extrañas.

Ahora, Putin acomoda su imagen –  opacada cuando pretendió en dos semanas derrocar al gobierno de Kiev, pero encontrando resistencia, hecho que costó innumerables muertes – y en buena medida corta relaciones con Occidente, más allá de no perder tiempo en abordar asuntos internos “educativos y sociales”, empezando por implantar un articulado “Ley” el cual mutila derechos a homosexuales y lesbianas, además de darles de baja en los centros laborales del Estado “porque degeneran los valores de la tradición rusa”….. ¿qué dicen los ultraizquierdistas y colectividades “LGBT” … ¿pensarán que Putin está discriminando? … ¡Pongan a un lobo a redactar leyes y verán que, devorar ovejas, no es delito!

Estas elecciones marcan el comienzo de dos mandatos, proyectándose hasta 2036, y convirtiendo a Putin en el presidente con mayor cantidad de tiempo en el poder si contamos que, prácticamente, ha sido Jefe de Estado en todo el presente siglo.

Indudablemente, para tener luz verde durante todo el primer tercio de esta época – y juntar unos puntitos más para redondear una “jubilación obrera” (además de una módica suma en dólares, como “007” de la “KGB”) a efectos de pasar a retiro con la tranquilidad de poder usufructuar una vida burguesa -, “Bond, Vladímir Bond”, manejó con su especial mini gabinete dentro de la “ciudadela”, la reforma legislativa anulando “pequeños” articulados en la “Carta Magna”, los cuales limitaban su nueva postulación, más tratándose todavía por un lapso de dos períodos, y logró llevar adelante  – de cara al “ajuste de modernidad” – entre otras vírgulas, una enmienda respecto al número de mandatos que estuvo en el gobierno – pasando por encima de dos establecidas -, como asimismo otras importantes leyes.

Durante el acto eleccionario, a costados de urnas, interventores del partido de gobierno dejaron en evidencia su calidad de “agentes observadores” de votantes, quienes marcaban sus preferencias en papeletas enormes – formato “tabloide” – en medio de salones de circuitos, obviamente no cobijados en secretos cuartos de votación, y teniendo a pocos pasos, a “informantes”.

Obviamente los comicios no fueron libres, pero sirvieron como protocolo para que Vladímir Putin siga en el sillón presidencial, apoyado por el Kremlin y su propaganda algo más que majadera, convertida en histérica.

De todos modos, el papanatismo reinante permitió una vez más, comicios de corte soviético, reflejándose como un referéndum donde el régimen sonríe porque, el pueblo, legitima la invasión a Ucrania, y se pone tontamente orgulloso de su nacionalismo, aunque días más tarde llore las pérdidas de hijos que marcharon al frente, pero regresaron no precisamente envueltos en la bandera, sino en una miserable bolsa de plástico.

Ayer, se cumplieron dos años y un mes del conflicto Ucrania – Rusia, e indudablemente dos mil años de cristianismo poco ha servido para elevar la esencia de los seres. Lo vivido en el último siglo y cuarto deja en la memoria los horrores que, enfermos y putrefactos humanos, son capaces de realizar. No alcanzaron dos guerras mundiales, centros de exterminio, Vietnam, el Golfo, Irak, Afganistán, etc… ¡deberían sumar nuevos psiquiátricos de atar para dar el “toque” a este siglo nacido en la fatiga, y vejado por la pandemia!

Putin… en la oscuridad

El chaval karateca continuará enfocado en una era soviética, dejando en segundo plano el obsoleto comunismo ortodoxo – en la reciente consulta popular el “Partido Comunista de la Federación de Rusia” obtuvo un ridículo 4.31%, – y queriendo compartir los próximos años junto a fascistas, radicales, fanáticos, antisemitas y xenófobos, para establecer un gobierno colonialista con “ideas modernas”.

Don Vladímir quiere un zarismo capitalista a efectos de rescatar aquella Europa del Este – viviendo los tiempos de Stalin, y que Nikita Kruschev, en 1956, liberando la lengua se rezara un padrenuestro sobre “la limpieza” realizada por el muchacho Iósuf -, al engullir a través de su firma en decretos, la anexión de varias regiones como, Donetsk, Jersón, y Lugansk, a modo de “complemento” a la invasión de Crimea hace diez años, y lograr una soberanía de unificación también con ultranacionalistas, así poder desestabilizar la “Unión Europea”, la “Organización del Tratado del Atlántico Norte”, seguir ignorando el “Acuerdo de Ginebra”, y por supuesto no molestar a los burócratas de Bruselas, los cuales continúan haciendo la vista gorda.

Mientras tanto, gran parte de medios de comunicación sufren de tortícolis, otros tantos cambian constantemente la intención política hasta el punto que, también, una mayoría de “periodistas” yanquis modificaron sus peroratas, y ni “Washington Post” deja ironías sobre la “oligarquía”.

Opositores; hipocresía y servilismo

Más allá del acto eleccionario está la pamplina y extrema grosería con hipercolesterolemia de los candidatos opositores, el comunista Jaritónov, el ultranacionalista Slutsky – más conservador que Putin -, y Davankov (quien se pone de liberal al criticar “moderadamente” la guerra, pero habla de paz a través de una negociación con condiciones rusas), acompañando al psicópata presidente a conmemorar el 10º aniversario de la anexión a Crimea.

En la celebración llevada a cabo en la Plaza Roja, Vladímir Putin señaló a los “colegas de campaña electoral” que, “pese a las discrepancias, tenemos la misma patria”, y les pidió dijeran algunas palabras, los cuales dieron vivas a la “primera expansión de la Rusia moderna”, y manifestaron: “nunca olvidaremos el sentimiento de orgullo por nuestro país, y por nuestro presidente, hace exactamente diez años.”

Terminaron coreando, ¡viva Rusia! …

¡La commedia, ê finita!

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