Una oposición negadora
Fátima Barrutta
Después de ver algunos pasacalles por Montevideo con el curioso mensaje de “El Gobierno fracasó”, firmado por un comité de base del Frente Amplio, nos preguntamos de dónde podía haber salido una frase publicitaria tan negadora de la realidad. La búsqueda en Google nos dio una rápida respuesta: el 26 de febrero pasado, la Mesa Política de ese partido aprobó “por unanimidad” una declaración con ese título. Es interesante leerla para comprobar hasta qué punto el FA está construyendo un relato falso sobre la situación del país.
Empieza diciendo que “los cambios milagrosos que se prometieron en la campaña electoral no se traducen en resultados concretos que mejoren las condiciones de vida de la gente. El país lleva cuatro años de estancamiento y retroceso”.
Ya ahi arrancan mintiendo.
Primero, porque la Coalición Republicana no prometió “cambios milagrosos”, sino mejoras concretas contenidas en el documento “Compromiso por el País”, cumplidas a cabalidad.
Segundo, porque los datos objetivos confirman que sí, que hay resultados concretos que mejoraron las condiciones de vida de la gente: aumentó la cantidad de trabajadores ocupados, aumentó el salario real, bajó la informalidad, bajó la inflación, la transformación educativa ya empezó a mostrar sus beneficios e incluso se pudo concretar una reforma de la seguridad social que el sistema político venía reclamando desde hacía una década, con Astori y Mujica incluidos.
De ese primer párrafo, lo más disparatado es decir que el país lleva cuatro años “de estancamiento y retroceso”.
Hay que estar enceguecido o ser malintencionado para no admitir que Uruguay sufrió dos influencias exógenas terribles, como la pandemia y la sequía, pero aún a pesar de ello -y a diferencia de lo que pasó en otros países- logró mantener en pie su economía y reencauzarse en la senda del crecimiento.
Por supuesto que queda mucho por hacer: el país tiene que crecer a tasas más altas, lograr más mercados de exportación, derrotar al narcotráfico y poner el énfasis presupuestal en el abatimiento de la pobreza infantil, por ejemplo.
Pero ninguno de estos objetivos lo conseguirá un Frente Amplio dividido entre quienes promueven un plebiscito altamente perjudicial para la economía, como el que postula el Pit-Cnt, y quienes se dan cuenta de la gravedad de semejante disparate pero se limitan a silbar para arriba.
Mientras Argentina rema en dulce de leche para salir de la aguda crisis económica en que la sumió el kirchnerismo, los amigos uruguayos de Cristina y Alberto Fernández critican a un gobierno de coalición que fue capaz de enfrentar el temporal de la pandemia y llevar el timón con mano segura.
De haber ganado Daniel Martínez las elecciones de 2019, seguramente hubiéramos tenido cuarentena obligatoria -o sea un golpe fatal al desarrollo económico- y tanto el sistema educativo como el previsional seguirían a la deriva, rumbo al abismo.
La frase “el Gobierno fracasó” es para el FA una expresión de deseo incapaz de ocultar un trasfondo de auto aceptación de su propio fracaso.
Hacen mal en posicionarse en la vereda de enfrente de todas las iniciativas gubernamentales, porque con ello pierden credibilidad.
Serían creíbles si asumieran que este gobierno promovió un Estado más presente de lo que esperaban, y se centraran específicamente en aquellas carencias que las crisis exógenas impidieron resolver del todo.
Pero en su propia visión negadora, lo que logran es hacer visible para la ciudadanía que los mueve más la arrogancia que la objetividad, más la ambición de poder que el análisis riguroso de los hechos.
Nuestro rol como socios del gobierno es contradecir en forma contundente el relato mentiroso de la oposición y, sobre todas las cosas, fortalecer la coalición con un Partido Colorado robusto, que recupere sus niveles históricos de adhesión ciudadana.
Tenemos que ganar la calle, explicar y convencer, derribando las falsedades con que el FA distorsiona la realidad y, al mismo tiempo, garantizando la consolidación de un Estado presente, el verdadero escudo de los débiles que construyó Batlle y Ordóñez en la primera mitad del siglo XX.
Mientras otros tergiversan verdades, nosotros debemos seguir trabajando en los problemas reales: una educación que llegue a todos y recupere su rol promotor del ascenso social con base en el talento y el esfuerzo. Un país de oportunidades donde las desgracias naturales -como las actuales inundaciones que están perjudicando a los vecinos de distintos departamentos- se enfrenten con todos los recursos humanos y técnicos que sean necesarios.
Llegó la hora de potenciar los logros de la Coalición, impregnándola de una mayor participación batllista.
Junto a Tabaré Viera, estamos trabajando duramente para hacerlo posible.