Política nacional

Uruguay laico: ayer, hoy y siempre

Daniel Manduré

En 2018 se aprobaba la ley 19626, estableciendo al día 19 de marzo, nacimiento de José Pedro Varela, como el “Día de la laicidad”, como concepto de reafirmación de una sociedad liberal y tolerante.

La reforma educativa establecida por José Pedro Varela fue fundamental.

En su obra “La educación del pueblo”, lo establecía con meridiana claridad: “La escuela establecida por el estado laico, debe ser tan laica como el” afirmaba Varela en forma contundente. “La enseñanza religiosa debe dejarse a la familia y al sacerdocio” continuaba diciendo. La laicidad como principal exponente de la libertad de conciencia.

A veces no parece suficiente todo homenaje a Varela de acuerdo a su formidable obra.

La laicidad es sin dudas parte de nuestra identidad nacional. Es parte de nuestra forma de ser republicana y democrática.

Una manera de ver la sociedad con tolerancia y en pie de igualdad. Ejerciendo mi más profunda libertad de elegir entre creer o no creer. Con un estado que garantice esa libertad.

Hace ya muchos años que la laicidad pasó la prueba de fuego para aquellos que pretendían decir que ella escondía algún tipo de manifestación antirreligiosa. Cuando en realidad es todo lo contrario. El tiempo ha derrumbado algunos mitos que los seguidores dogmáticos intentaban establecer.

El estado ha sido el principal generador de esa libertad religiosa, sin exclusividades, para todas las religiones. Ese ha sido el sostén fundamental para lograr una sociedad pacífica y respetuosa.

El año 1918 quedó marcado a fuego en la memoria de la sociedad toda, separando al estado de todo lo religioso. Estableciendo en la propia constitución en su art. 5to que: “todos los cultos serán libres en Uruguay, a su vez que declara que el Uruguay no sostiene religión alguna”.

Nada más justo, tolerante e igualitario que eso.

Consolidando valores superiores como la libertad de pensamiento y la tolerancia. Las más absolutas garantías para el que cree y desea practicar cualquier religión con libertad como para el que no cree. Para el creyente, el agnóstico o el ateo.

Ese estado laico de José Pedro Varela, alejado de toda visión dogmática.

La laicidad encierra en si misma la libertad de expresión de pensamiento, el respeto por el pensamiento del otro, alejada de toda visión dogmática y enemiga de los fanatismos.

José pedro Varela fue el gran iniciador de ese gran proyecto laico, que luego continuaron otras prestigiosas figuras.

Proteger y defender esos conceptos es tarea diaria y responsabilidad de todos. Siempre hay enemigos al acecho que solapadamente buscan la manera de deteriorarla.

No hay mejor antídoto para el dogma y el fanatismo que la tolerancia y la libertad de pensamiento.

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