Líneas de auxilio: soporte y contención
Marcelo Gioscia
Sabido es que, las más que acertadas decisiones que ha tomado este gobierno para enfrentar la pandemia (a menos de dos semanas de la trasmisión de mando) apelando a la libertad responsable y evitando el encierro obligatorio de los habitantes (que con consecuencias económicas catastróficas, impusieron nuestros vecinos latinoamericanos, y fuera exigido por la oposición hasta con “caceroleo” incluido) han sido destacadas a nivel internacional. La sensibilidad social demostrada desde el primer momento, reforzando planes de asistencia a los menos favorecidos, hasta brindando jornales solidarios en todo el país con la intervención de los gobiernos departamentales, así como contar con el asesoramiento de una comisión honoraria de científicos, ubicó a nuestro país en un lugar de privilegio, no exento de envidias de nuestros vecinos más próximos, por el gobierno que tenemos. Los hechos y no los relatos, han confirmado tanto el crecimiento de nuestra economía, como el aumento de solicitudes de residencia permanente de extranjeros en nuestro suelo. No obstante lo manifestado, el suicidio sigue siendo una de las principales causas de muerte en nuestro país y la emergencia sanitaria, con los protocolos y las medidas de aislamiento, distancia social, disminución de los espectáculos públicos, así como el uso de tapabocas, la distancia interpersonal como el respeto por las “burbujas sociales y familiares” en las que nos movemos, no han sido el mejor escenario para aquellas personas propensas a sufrir profundos estados de depresión y poder superarlos. Máxime cuando, la mayor parte de las personas que se quitan la vida en nuestro país, son jóvenes para quienes su vida ya no tiene sentido ni esperanza. No solo es necesario poder contar con líneas telefónicas gratuitas de auxilio y contención, tanto para ellos como para sus familiares, sino que además, la atención –llevada a cabo por personas capacitadas- debe resultar tan empática como para detectar a tiempo la inminencia del peligro y poder brindar la contención profesional -en forma eficaz y eficiente- como para encarar con el mayor éxito posible, la situación problemática que llega a su conocimiento. Preocupa y mucho que, nuestro país haya incrementado el porcentaje de suicidios en el primer semestre de 2021, pues mientras la tasa en los países de Latinoamérica ronda 10 suicidios cada 100.000 habitantes, nuestro país llega a 21 en el mismo número de habitantes. Aquí no se trata sólo de líneas telefónicas, (¡que vaya si servirán de auxilio!) sino de poder prevenir conductas depresivas o de abandono, que lleven a adoptar esa determinación. Tiene que ser encarado también hasta el tipo de educación que se brinde, en la que se prepare no sólo para el éxito sino también para aceptar los posibles fracasos que con seguridad sobrevendrán. Derribar preconceptos y poner sobre la mesa la realidad (que muestra al suicidio como la primera causa de muerte externa, mayor a las que se producen en accidentes de tránsito) así como los sistemas de apoyo y contención, ante la aparición de algunos síntomas de atención, ayudará sin lugar a dudas a enfrentar con mejor suceso, esta causa de muerte.