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Un avance hacia la reforma del bachillerato

Claudio Rama

La “cuestión educativa”, vista como el problema más importante que tiene el  Uruguay, está focalizada en la educación media y se expresa en una de sus expresiones más importantes en la baja tasa de titulación, que es del entorno del 42% del total de jóvenes. Es el nudo gordiano de la realidad de crisis educativa y que se encadena y deriva en muchos otros problemas en el país. Ello determina que el acceso a la educación superior sea reducido, y también que en el mercado de trabajo no se encuentren personas con competencias laborales.  Derivado de ello, los niveles de productividad de la fuerza de trabajo son bajos, y por ende también los salarios. Incluso la desigualdad de géneros en la educación superior es una derivación por la desigual tasa de abandono escolar de los géneros que es mayor en los varones. Esta baja inserción laboral crea a su vez también enormes demandas sociales –seguridad y atención social –  que contribuyen a altos niveles de impuestos no soportados en niveles correspondientes de la productividad del trabajo y que impactan  sobre la rentabilidad de las empresas y las bajas inversiones. Así, se encadenan muchos otras realidades y problemas sociales asociados a la crisis de la educación media.

Las causas son múltiples de este problema y descansan fundamentalmente en muchas asignaturas y programas educativos antiguos, teóricos, repetitivos, y basados en la mera transferencia de información y que no centrados en la creación de competencias para insertarse en el mundo laboral y social, facilitan el abandono escolar. Un enfoque pedagógico también centrado en el aula con pocas actividades de práctica se agrega también. De allí se alimenta el crecimiento de una nueva generación de Ni-Ni, de jóvenes que ni estudian ni trabajan, y que nutre las  calles de acomodadores de coches, de dependientes del MIDES y cuando no de micro traficantes, ambulantismo o recogedores de basura. Y sin duda de un sector social  juvenil que alimenta una población carcelaria en un ciclo vicioso de reproducción de falta de oportunidades.

Mientras el mundo está pasando de una sociedad de bachilleres a una de licenciados, y que lucha por pasar a una de posgraduados, Uruguay tiene la triste realidad de compartir con Honduras y Guatemala estar entre los peores países de la región en términos del porcentaje de graduación de la educación media. Y peor incuso cuando el sólo hecho de alcanzar el bachillerato abre muy pocas oportunidades de inserción socio laboral. Los -y las sobre todo- que terminan,  tienen alta probabilidad de continuar sus estudios terciarios e insertarse posteriormente laboralmente. Los otros, tienen escasas oportunidades de ingresar al mercado de trabajo. 

Por eso es muy bienvenida la iniciativa de la ANEP de comenzar a encarar a fondo la problemática del bachillerato y abrir el camino hacia una reforma curricular en ese tema. En el reciente Plan Nacional de Educación, el organismo se comprometió a un objetivo muy alto como es llegar al 75% de egreso en bachillerato para 2024, lo cual implica asumir  un conjunto importante de acciones y transformaciones necesarias a encarar ante la baja graduación. Es este además un problema que se ha podido resolver en los últimos años y que por ende amerita incluso un nuevo enfoque.

Entre otros elementos, la propuesta plantea analizar la creación de un único Bachillerato Interdisciplinario General, a partir del 2023, y que implica que los estudiantes de secundaria sólo elijan una orientación con algún nivel de especialización en el sexto año de liceo, y no en el cuarto año como es actualmente.  Es esta una acción articulada a la amplia discusión internacional sobre el momento de la especialización de  la educación, que crecientemente se produce en los niveles superiores de la formación académica y que incluso se tiende a conformar como el eje de los posgrados como educación especializada y requisito creciente de ingreso al mercado de trabajo. Ello es resultado de que el sistema educativo se  estructura de forma escalonada y diferenciado asociado a los grados de complejidad del mundo del trabajo. En los niveles medios de la enseñanza, se considera pertinente la adquisición de competencias genéricas, en tanto que la universidad  se conforma como el ámbito de creación de competencias generales en un campo del conocimiento específico, en tanto que los posgrados se conforman en el ámbito de formación de competencias especializadas dentro de un campo disciplinario particular. Este formato educativo contribuye a una toma de decisiones vocacionales más tardías, y por ende facilitando la movilidad, y al mismo tiempo un mayor tiempo educativo dedicado a la adquisición de competencias genéricas, más asociadas a las competencias digitales e idiomáticas, a la capacidad de razonar, analizar e innovar, a las competencias matemáticas y científicas, así como a la sensibilidad artística y cultural. Son dinámicas educativas que se asocian también a impulsar un pasaje desde una educación centrada en la mera transferencia de información a una educación centrada en la creación de competencias.

El objetivo central de estas iniciativas para encarar una reforma y finalmente un nuevo Plan, es crear competencias que hagan pertinente la educación y a la vez facilitar la continuación y el tránsito hacia la educación superior. En épocas pasadas, el título de Bachiller facultaba para ejercer un trabajo sin necesidad de llegar al mundo universitario, asociado a la existencia de un conjunto de demandas de trabajo para estos niveles de formación.  Ya desde hace tiempo, el Bachillerato no es un nivel terminal de estudios para quienes no opten continuar,  y no es condición suficiente para el ingreso al mundo laboral. Por ello no son pertinentes las viejas estructuras educativas y corresponde introducir discusiones y correctivos en las asignaturas y los contenidos. Y esta realidad educativa es urgente de subsanar, ya que en Uruguay no sólo el 58% de los jóvenes ni alcanzan a terminar ese nivel, sino que además el desempleo juvenil es cada vez más elevado por sus bajas competgencias.  

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