“Desde el batllsimo a la izquierda; acéptenlo,
la izquierda en este país será colorada o no será´
César García Acosta
La acción política además de convencer debe ser realista. De antemano debe demostrar que lo que se promete, se puede implementar y se cumple. De no ser así, sería un fracaso. Vender humo fácilmente disipable ante las necesidades cotidianas sería un error inadmisible. Las elecciones primarias o internas de los partidos políticos de 2024, serán el momento oportuno para ajustar una matriz ideológica que en octubre inexcusablemente confluirá en uno de los dos bloques que se formarán para respaldar una presidencia. El Partido Colorado si algo logró en este proceso es la multiplicidad de precandidaturas. Esta sinergia ha conquistado un lugar relevante en la necesaria “responsabilidad” que ha tenido en la coalición gobernante. Entre intenciones liberales y otras más apegadas al Estado como eje regulador, el Partido Colorado ha puesto su marca como generador de ideas de cambio, que transitan entre el estancamiento social y cultural, los desafíos del mercado y el Estado necesario. Para los colorados a quienes las encuestas no aventuran cómo votarán, este domingo empecinadamente confluyeron en una extensa caravana de vehículos que transitó por varios barrios de Montevideo, desafiando a su recomposición. Mientras que para los ideólogos del Frente Amplio “desde el batllsimo a la izquierda; acéptenlo, la izquierda en este país será colorada o no será”, los colorados institucionales lejos de descompensarse ideológicamente, advierten de su existencia más allá de ellos mismos, manteniendo alzadas sus banderas, con actos políticos por todo el país, y con discursos y propuestas que sólo alegan en favor de más batllismo para la coalición republicana.
En este contexto de ofertas electorales insatisfechas -de todos los partidos-, si algo se logró fue teñir virtualmente de colorado a esta variopinta campaña. Y quizá la propuesta más innovadora haya sido la flexibilidad laboral de Tabaré Viera. Esta idea removió expectativas tanto la central de trabajadores como en las cámaras empresariales. Mientras unos reparaban en el riesgo de una eventual pérdida de salario, Viera en una reacción a tiempo explicó que su fórmula de 100-80-100, conjugaba en los hechos el 100% del salario con el 80% del tiempo trabajado en un contexto de productividad base 100%. S bien todo dependerá de la rama de la actividad en la que se inscriba la relación laboral, igual logró hacer reflexionar a un sistema político al que le aportó, además, el desafío de la profundización de la enseñanza con pasantías laborales empresariales. Pero el ex intendente, y actual senador colorado fue más allá y adicionó pactar una semana laboral de 4 días. Otras ideas fuerza de Tabaré Viera fueron el fortalecimiento de los CAIF, la descentralización en las Intendencias de muchos de los servicios actualmente prestados en el plano social por el gobierno nacional, como la atención primaria de la salud y la enseñanza, además de la territorialidad de la policía fortaleciendo las comisarías y especializando a la guardia republicana. Como cierre para este inicial debate de las ideas, Viera destacó trabajar para el acceso a un sistema integrado de cuidados, ajustado a la realidad etaria del país, con el fin de armonizar el desajuste provocado por el Frente Amplio que desarticuló por necesidades financieras durante el gobierno de José Mujica, a una actividad que los blancos tampoco fortalecieron.
Los otros precandidatos colorados también fueron un activo potencial de propuestas que traspasaron la barrera del coloradismo.
Andrés Ojeda reconoció que las mayores luces del gobierno han estado en el manejo de las cuentas del Estado y de la seguridad social, lo que le impidió reclamar la necesidad de tener una agenda sistematizada de crecimiento más clara y definida. Reconoció que la sombra del gobierno republicano ha sido la seguridad pública, teniendo un desafío concreto en la política exterior del país la que debe encararse con mayor dinamismo y agresividad dejando de depender del MERCOSUR.
Para Robert Silva el desafío mantiene el signo de la transformación educativa: por plantea como objetivo la creación de 80 centros “María Espínola”, que son espacios para promover una política focalizada en la Educación Media Básica, diseñada para mejorar los aprendizajes, el trayecto y el egreso de los estudiantes en situación de vulnerabilidad educativa y social. Silva plantea crear bachilleratos duales conjugando los intereses de los estudiantes de secundaria y de la UTU, destacándose programas con un 70% de formación educativa con una componente de 30% de pasantías laborales. La universidad virtual es otro objetivo de gobierno, al igual que la lucha frontal contra el narcotráfico en el marco del lavado de activos. Es proclive al allanamiento nocturno y propuso transformar los cargos de 1500 soldados para afectarlos a la policía republicana. Entre sus ideas se destaca la creación de un ministerio de Justicia.
Gabriel Gurméndez, autodefinido “liberal” y “jorgista”, ubica el dilema del Estado en su propia transformación: recrea la fusión del ministerio de Vivienda con el MIDES, el de Interior con la Prefectura Naval y la Policía Aeronáutica, la unificación de Ute con la Ancap y del Brou con el Bhu. Antepone su experiencia empresarial y su gestión en Antel para demostrar que sus ideas cuentan con el poder de lo probado.
Pero también es importante para los colorados reconocer el potencial del componente social y político del batllismo. Hoy se traspasaron las barreras partidarias y se instaló como parte de la idiosincrasia uruguaya en otras organizaciones políticas. Esto lo revela con claridad meridiana el historiadsor Carlos Demasi. En el cuaderno 33, editado por la fundación Vivián Trías, alineada al Frente Amplio, Demasi, profesor de historia, plantea bajo el título “Blancos y Colorados en la fundación del Frente Amplio”, la importancia de la participación colorada, su impronta y orientación en la conjugación de la coalición de izquierdas. En buena medida queda plasmada esa realidad en el aporte cuantitativo que el coloradismo, y particularmente el batllismo, hará en las elecciones primarias de junio de 2024. El partido de la responsabilidad en su matriz colorada, se enfrenta al desafío de hacer prevalecer su visión convencional y racional ubicándose en la base socialdemócrata de las propuestas no radicales de la coalición republicana.
Explorar la visión de Demasi colabora a este entendimiento: “… el tema de la participación de los partidos tradicionales en el Frente Amplio que curiosamente, queda un poco opacado porque generalmente se identifica el Frente Amplio con un frente de izquierda. Existe la idea, que no es falsa, de que los partidos de izquierda son la columna, el eje, pero ocurre que el Frente Amplio es una entidad que tiene muchos pies y todos son esenciales. Es decir, que en aquella época se discutía que la idea de un Frente Amplio sin el Partido Comunista era inconcebible pero el Frente Amplio sin sectores batllistas, sin sectores nacionalistas – progresistas también era inconcebible. El Frente Amplio se formaba si lograba integrar a todos estos sectores. Creo que lo que se ha perdido un poco de vista también en todos estos años, que han pasado desde la década del 60 hasta ahora, ha sido que en la década del 60 y en general en la historia del Uruguay del siglo XX, la izquierda se identificaba con el sector batllista del Partido Colorado la izquierda en el Uruguay era el batllismo, había sectores de izquierda contestatarios que se negaban a integrar el batllismo pero quedaban muy asimilados con él, e incluso el batllismo lograba absorberlos. En las discusiones y debates que había de los políticos de la izquierda en el Uruguay, uno encuentra algunas afirmaciones que eran polémicas pero que no eran disparatadas, que decían por ejemplo `desde el batllsimo a la izquierda; acéptenlo, la izquierda en este país será colorada o no será´. Es decir la única opción que tenía abierta la izquierda era el Partido Colorado.”
Y agrega Demasi: “… por otro lado también dentro del Partido Nacional había sectores, aquellos que con cierto desdén Haedo alguna vez calificó de blancos batllistas, y justamente tienen mucha proximidad con el batllismo desde una perspectiva más conservadora y menos estatista, una propuesta con más perspectiva de movimiento social el origen de esta dimensión, lo hallamos en Carnelli y Quijano que presentaban una visión de izquierda dentro del Partido Nacional que hacía en cierta manera, no un contrapeso del batllismo, pero sí era un reducto de aquellos que tenían una tradición blanca pero se ubicaban a la izquierda del espectro político. Es decir el Frente Amplio no podría funcionar, no podría existir si no lograba captar el sector batllista del Partido Colorado que era digamos `la izquierda mayoritaria´ del país y no podría funcionar tampoco si a la vez no captaba el sector nacionalista más progresista.”
En este estado de las cosas y del debate, aún estamos enfrascados: “desde el batllsimo a la izquierda; acéptenlo, la izquierda en este país será colorada o no será”.