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LA RESPUESTA DEL FRENTE AMPLIO A SU DERROTA ELECTORAL HA SIDO FINALMENTE CAER EN LA FALSEDAD COMO SISTEMA: EN EL “KIRCHNERISMO”.

Manuel Flores Silva

Una novedad impactante está sacudiendo la escena política uruguaya. Ella es, obviamente, el tamaño de las falsedades que están emanando desde los promotores de la derogación parcial de la LUC.

Esta nota tratará sobre esos intentos inverosímiles de engaño al público.

El rango de los embustes que se sostienen es totalmente desusado en la política uruguaya por lo cual resultan sorprendentes.

Probablemente este fenómeno se de dado como consecuencia del descenso de nivel político que se está produciendo en la renovación generacional del Frente Amplio. Algunos comentarios que realizaremos en este artículo se referirán, por ejemplo, al nivel de los candidatos a la Presidencia del Frente Amplio, los que según se puede palpar son de escuálido rendimiento intelectual, un timo.

Es evidente que este fenómeno está calentando el escenario del debate y ha servido para incentivar la dinámica de quienes defienden la LUC.

Ni los promotores de la derogación centran su análisis en los artículos de la ley sino en aspectos no existentes en la ley sino en el falaz imaginario de la oposición, ni los defensores de la ley se centran en su defensa misma, sino en aclarar que ella no contiene lo que la oposición de manera increíble le adjudica a la norma sancionada con carácter de urgente.

Dicho sea de paso, las leyes presupuestales o de rendición de cuentas disponen del mismo plazo de las leyes de urgencia para ser sancionadas aunque no pocas veces tengan el doble de artículos que la LUC. Más que legislación de apuro lo que la ley de urgencia establece es plazo fijo.

El trabajo parlamentario respecto de la LUC supuso, para empezar, recibir en Comisión a unas 200 delegaciones de interesados, a favor y en contra, de sus artículos. No se puede decir que es una ley echa a espaldas de nadie, obviamente.

Puesto que no tienen razón recurren al embuste.

Hace algunas horas se difundió un video bajo responsabilidad de los promotores de la derogación de 135 artículos de la LUC. En el mismo se decían flagrantes falsedades. De tal tamaño que suponen, decíamos, nada más y nada menos, un descenso agudo del nivel del debate político en el país.

En el video oficial mencionado se decía textualmente que la LUC suponía “la privatización de la enseñanza pública primaria”.

Sin embargo, no existe en la LUC, como se sabe, disposición alguna que disponga nada vinculado a privatizar nada, ni primaria, ni educación alguna, ni nada emparentado con ello. Lisa y llanamente se intenta embaucar a un pueblo entero. A lo bestia.

Tan obvio es que pasados 16 meses de vigencia de la LUC a nadie se le ha ocurrido privatización alguna sino, por el contrario, tratar de defender a la educación pública postrada por los horribles resultados con que la dejó el gobierno frenteamplista.

Esa privatización, pues, es una invención, a sabiendas de que es una invención, de los responsables políticos del intento de derogación de la LUC. Un himno a la mentira.

Esta absoluta falsedad obviamente buscaba generar alarma contra la LUC entre los padres de los más de 300.000 alumnos de la enseñanza pública primaria del país.

Esta absoluta falsedad buscaba generar, asimismo, el rechazo de la población en general hacia la Coalición republicana. Puesto que se formaría censura política generalizada respecto a  la privatización falsa y fraguada pues ella supondría una violación total de la identidad educativa del país respecto al valor de la educación pública.

Más grave es esa acusación dado que ataca justamente a quienes hemos construido la enseñanza pública de este país. No pocas veces con la oposición del Frente Amplio y los sindicatos. Opuestos durante años, por ejemplo, a las escuelas de tiempo completo y a los CAIF, dos innovaciones coloradas de las últimas décadas. Nada parecido a eso ha incorporado al sistema educativo el Frente Amplio en sus 15 años de gobierno.

Se observará la gravedad de la situación.

Dos actores políticos nacionales, el Frente Amplio y el PIT-CNT, resuelven convertirse en falsarios y asumir el debate nacional a partir del engaño, la falacia y el fraude moral.

Es la idea de que el fin justifica los medios, como lo determina la composición ideológica de esos dos actores, y así cualquier cosa puede decirse del adversario al que convierten el enemigo a eliminar.

Ese es el marco de la concepción política del Frente Amplio y su brazo sindical, el PIT-CNT. Sostienen que los partidos miembros de la Coalición republicana, portadores de una maldad intrínseca, quieren que los niños del Uruguay no tengan acceso a una educación pública gratuita.

Con ese insumo argumental detestable la oposición cree que explica la bondad de sus propias razones, que la maldad externa le da el monopolio de la verdad. Unos mersas intelectuales se convierten así en portadores perpetuos de la verdad.

Con esa lógica absurda de anulación de los contradictores, las corrientes de pensamiento en que se inscriben dichos actores políticos han perpetrado las peores barbaries de la humanidad, como las protagonizadas por el llamado socialismo real. Con el escrupuloso apoyo de los partidos políticos que conforman el Frente Amplio.

Un día derramaron sangre también en el Uruguay y condenaron al país al tiempo del desprecio. Cómo hoy apoyan la masacre humana en Venezuela.

Ellos mismos no hace mucho decían que lo que quería el actual Gobierno es que los uruguayos se murieran con la pandemia. Callan ahora cuando la cifras de fallecidos por COVID por millón de habitantes son menores que en resto de América Latina, que en EE.UU., que en Europa Occidental u Oriental, etc. De tener el Uruguay las cifras de esos países, desarrollados o no, en el Uruguay habría miles de muertos más. Los muertos que se evitaron realmente, en medio de burdas denostaciones.

Esa descalificación moral del adversario, por otra parte, preside la campaña de quienes quieren derogar 135 artículos de la ley –incluso algunos que el Frente Amplio votó afirmativamente en el Parlamento- cuando eligen como eslogan principal de su campaña “La LUC no es Uruguay”.

Es decir todos los que discrepamos con los derogadores, que casualmente somos la mayoría del país, según ellos no somos ni uruguayos. Ni nacionalidad tenemos. Vino un publicista argentino y dijo que la mayoría de los uruguayos no eran uruguayos.

Se apuesta irresponsablemente mediante la promoción del odio a la polarización política y al crecimiento de la grieta. Lo que lleva al país al precipicio como hemos visto en ocasiones históricas previas.

La apuesta central de estas engañifas es a que la gente es tonta. Que se creé cualquier cosa, cualquier trampa. Esa apuesta es el irrespeto total al soberano.

Más embuste.

Obviamente lo señalado antes no viene solo. La falsedad es un sistema en su argumentación. Así hacen lo mismo con otros temas. Descendiendo siempre el nivel de la política del país.

Después de 16 meses de vigencia de la LUC y, obviamente, sin que la misma haya desalojado a nadie de su alquiler, por ejemplo, salen a decir que la norma sometida a referéndum modifica la ley de alquileres y promueve el desalojo de los inquilinos en el país. Nuevamente una engañifa.

El senador “Pacha Sánchez” estimó en 70.000 los desalojos que se iban a producir con la vigencia de la LUC, más modesto que Mujica que estimó en 700.000 dichos desalojos. Pues no se han producido ni 10 desalojos en situaciones que, como veremos, son especiales.

No les alcanza con sostener –en el reino de la falsificación ideológica y de la calumnia- que la Coalición republicana quiere que cientos de miles de  niños uruguayos no se eduquen sino que, además, quiere que cientos de miles de uruguayos vivan en la calle, arrojados de sus hogares. Todo ello, si sobreviven al intento de exterminio mortal generalizado y mortal que la Coalición quería perpetrar por gusto en ocasión del COVID.

La verdad es totalmente otra. Es que sin tocar la legislación actual de los alquileres del país ni ninguno de sus contratos, la LUC desea ayudar a la gente que no tiene garantía para alquilar, sea por pobre o por joven, y establece una norma por la que se puede alquilar sin garantías.

Exclusivamente para los que se acojan a ese sistema de excepción sin garantías, es decir los que alquilen sin garantía mediante este sistema, si no pagan serán desalojados más rápidamente de lo vigente en la ley de alquileres. Si no fuera así ningún arrendatario pondría su vivienda en alquiler sin garantías. Y más, si se pudiera alquilar sin garantías y no ser desalojado, probablemente en adelante nadie alquilaría con garantía.

En 16 meses de vigencia de la ley no hay ni muchos alquileres bajo ese nuevo sistema ni, obviamente, ha habido en la práctica ningún problema de desalojos. Pero aplican una suerte de terrorismo conceptual engaña bobos, por el que se deja a la gente sin escuela y sin techo.

Asi se asusta, además de a los padres de escolares, a todos los que alquilan. Los que piensan en derogar la LUC piensan que mediante patrañas y farsas, se la puede voltear la LUC.

Tal es la mentalidad falsaria de la oposición política y sindical que pasan absurdos como que, cuando se difundiera una noticia falsa respecto a que Uruguay había sido incluido en una lista gris de países cuya legislación no es suficientemente dura con el lavado de dinero, noticia que se desmintiera horas después, el Senador Bergara sostuviera que al país se le había incluido en esa lista gris por culpa de la LUC. No había existido el asunto … pero ya era culpa de la LUC. Bergara hizo el ridículo.

También es embuste la idea de que la norma que obliga a respetar al agente policial fomentará el “gatillo fácil” y violentará a los derechos humanos. En 16 meses de vigencia de la LUC ha descendido la mortandad de delincuentes en manos de policías.

La deserción democrática de un Frente Amplio kirchnerista.

Tal vez quién representa mejor el Frente Amplio en la nueva filosofía del embuste es uno de los candidatos a la Presidencia el Frente, el Sr. Fernando Pereira. El que parece concitar más apoyo con su candidatura en este Frente Amplio de carburar político tan grueso, hipócrita y demagógico.

Como se sabe, todos los países del planeta han sufrido la pandemia y, desde luego, las consecuencias económicas de las mismas sobre el desempleo, sobre la caída de la actividad económica, etc., son notorias en todos los países del planeta.

Fernando Pereira, en plena campaña por su candidatura, sostuvo que el aumento de la pobreza en Uruguay, que todos sabemos que se genera por la pandemia, … es culpa de la LUC. En su cabeza estrecha probablemente la LUC uruguaya deberá explicar, asimismo, el simultáneo aumento del desempleo y  la pobreza en todo el mundo.

Pero ha sostenido algo incluso mucho más grave que eso. Algo que revela por qué el tema de la LUC ha sido elegido por el Frente Amplio para el combate político, sin dar una razón valedera hasta hoy, y elemento que explica el estilo de desestabilización política que usan ahora.

Fernando Pereira sostuvo que con el triunfo del SI para derogar la ley, lo que se logrará es conformar en el país “una nueva mayoría”. Hacer caer la LUC para crear una nueva mayoría. Ahí le saltó el fusible. Una nueva mayoría bajo la égida populista del Frente Amplio y del PIT-CNT orientará al país después de la LUC.

Es decir, el irrespeto a la decisión soberana del pueblo uruguayo de elegir un Parlamento y un Poder Ejecutivo por 5 años.

Este es el asunto. Todo este lio de la LUC no es más que un intento político populista para DESLEGITIMAR al gobierno, desautorizarlo, frenar su acción. Quieren que la gente corrija con su voto por la LUC su opción de noviembre de 2019 cuando se eligió un gobierno hasta 2024. Quieren ahogar al gobierno.

Seamos más claros. El arco democrático del país no está ante el Frente Amplio pos dictadura que tenía un cierto equilibrio, fuere con Seregni, con Astori a veces, con Vázquez en alguna ocasión. No. Se trata otro Frente Amplio.

Se está ante el Frente Amplio resultante de las elecciones de 2019 con mayoría del Partido Comunista y del MPP. Del mismo modo que cuando la izquierda era dominada por esos dos actores a fines de los años 60 del siglo pasado, se trata del asalto al poder a como sea, apartándose de los modos y las reglas del debate democrático, generando condiciones políticas de desestabilización. Ya no se trata de la LUC, se trata de la democracia.

El país ha de pagar, como pagó de antaño, el costo de esa polarización política generada por esos fanatismos sin escrúpulos.

Obviamente estamos ante el momento más bajo del Frente Amplio, tanto en la calidad de su dirigencia cuanto en la inmoralidad de su discurso.

Este Frente Amplio polarizador, engañador y fulero es cada vez más “kirchnerista”.

No lo decimos tanto porque la campaña farsante la haya diseñado un publicista argentino “kirchnerista” –Leandro Rasposo- o porque el otro candidato a la Presidencia del Frente Amplio, Gonzalo Civila, haya militado en Argentina en la campaña kirchnerista siendo Diputado uruguayo.

Tampoco lo decimos porque esta semana en el XIV congreso del PIT-CNT el delegado de los gremios argentinos, Carlos Díaz (CTA, Central de Trabajadores de la Argentina), haya dicho que apoyaban la campaña del PIT-CNT para “echar a Lacalle Pou”.

Lo decimos por el nuevo estilo del Frente Amplio. Ellos son el país, los demás no. Los demás merecen el escarnio público constante por la maldad intrínseca de sus propuestas. El “vamos por todo el poder” del kirchnerismo para hacer y decir cualquier cosa hoy es también el alma del Frente Amplio. Deslegitimar la democracia para hacerse del poder, esa es la fórmula que han encontrado.

Creen que perdieron las elecciones por no mentir suficiente y arrancan ahora con todo.

Se alejan de la sensatez, de la inteligencia y de la gente… con Fernando Pereira y la ignorancia a la cabeza.

Creen que van a llevar al centro político a la izquierda extrema y lo que les va a pasar, en realidad, es que justamente van a perder al centro en el referéndum y en las elecciones nacionales de 2024. Se van a enterar de que el mundo no es como el Partido Comunista creé, ni como los tupamaros y Cuba se imaginaron. Menos los Montoneros ni el “peronismo” de izquierda, que finalmente llegó al Uruguay del la mano del Frente Amplio. No.

El arco democrático los derrotará.

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