Política nacional

Internas coloradas: primeras conclusiones

Guzmán A. Ifrán

La noche del domingo 30 de junio los colorados elegimos nuevas autoridades partidarias, y también, quizá lo más esperado por todos nosotros y la ciudadanía en general, al candidato único a la Presidencia de la República por nuestra colectividad de cara a las elecciones nacionales de este año. Es difícil arriesgar primeras impresiones respecto de dicha instancia a tan poco de consumada la misma, todavía con la sensibilidad a flor de piel, reflexiones que se continúan casi en tiempo real y enorme incertidumbre entorno al devenir de algunos acontecimientos de capital importancia. Aun así, haré el intento en las cinco dimensiones del acto eleccionario que considero como más trascendentes no sólo para decodificar los hechos acaecidos, sino también, para proyectar algunos no todavía consumados.

DE LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA. La Corte Electoral informó ya oficialmente que el nivel de votación de las elecciones fue el más bajo de todas las primarias desarrolladas hasta el momento en el Uruguay, consolidando de este modo una tendencia a la baja en la participación con un 36% del padrón que efectivamente ejerció su derecho al sufragio. Así las cosas, en las vísperas del acto eleccionario y con indicios que la propensión al ejercicio del voto en esta oportunidad sería por demás menguada, se sucedieron múltiples y diversas opiniones por parte de los protagonistas del día tanto a favor como en contra de repensar las reglas de juego vigentes, en lo relativo a su no obligatoriedad actual. Y en el caso específico del Partido Colorado la caída fue particularmente estrepitosa, habiéndose reducido en un 44% la participación respecto de 2019, con un total de 101.386 votos. Este aspecto del análisis puede ser abordado desde distintas aristas, pero en síntesis, se reduce a que fue una interna muy poco atractiva para la masa de la población. E incluso así, ya con los resultados a la vista, puede también concluirse que el pobrísimo voto de opinión que se logró cristalizar fue suficiente para ganarle a las perimidas estructuras tradicionales.

DE LOS RESULTADOS. Andrés Ojeda se hizo de la minoría mayor del Partido Colorado con el 39,5% de los votos, secundado por Robert Silva con 22,4% y seguido por un empate técnico entre Gabriel Gurméndez (18,56%) y Tabaré Viera (18%). En este sentido, podemos afirmar que los sondeos previos de opinión pública y las últimas proyecciones de las principales empresas consultoras acertaron en los casos de Ojeda y Silva, y se equivocaron en los casos de Gurméndez y Viera, en tanto a Viera lo posicionaban con el 13% de las preferencias del coloradismo y a Gurméndez con algo más del 20%. De modo que a nivel de los resultados electorales no hubo grandes sorpresas excepto por Tabaré Viera, quien votó la friolera de un 40% más de lo proyectado con antelación, lo que en términos relativos puede considerarse indudablemente un éxito. Asimismo, por la muy escasa diferencia entre Silva, Viera y Gurméndez, el empate técnico se torna entonces indudablemente triple. Las demás candidaturas fueron apenas testimoniales, pese al esfuerzo realizado y su legítima aspiración a la nominación colorada.

DE LA SEGMENTACIÓN IDEOLÓGICA. En lo relativo a la nueva composición de situación en términos de las preferencias ideológicas expresada por los colorados el domingo próximo pasado, la minoría mayor se la lleva el batllismo con un 40,4% de los votos, de la adición entre Silva y Viera. Al batllismo lo secunda el “pragmatismo” como nueva expresión ideológica entre los colorados, según la autodefinición brindada por Ojeda ante la consulta de un periodista en dicha clave. Como tercera fuerza, se posiciona por tanto el liberalismo ortodoxo encarnado por Gurméndez y sus seguidores.

DEL CLIMA INTERNO. El clima interno vivido en Martínez Trueba la noche del domingo 30 de junio fue de armonía, tolerancia y fraternidad. Ello tuvo también su correlato en los medios tradicionales de comunicación, en las redes sociales y en las declaraciones de los principales protagonistas. Va de suyo que, de seguir así, ello reportará numerosos beneficios para nuestra colectividad toda y el devenir del próximo hito electoral, las elecciones nacionales de octubre. Mientras que para el próximo lustro, ello también permitiría discutir ideas de forma respetuosa y constructiva, fomentando el debate y el intercambio de opiniones en un ambiente de respeto entre todo el espectro de los colorados. Esto último será también crucial para facilitar la toma de decisiones colectivas basadas en el consenso y el diálogo, fortaleciendo así la cohesión interna y la unidad partidaria.

DE LAS PERSPECTIVAS FUTURAS. Por todo lo mencionado con anterioridad, y su impacto directo en la concatenación de eventos por sucederse próximamente, puede preverse entonces un crisol muy variopinto de perfiles ideológicos ofertados de cara a las elecciones nacionales octubre, que, abonado por un clima interno sano y fraterno, sólo redundará en buenas cosas para la performance electoral del Partido Colorado. ¡Que así sea!

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