Política Internacional

«Que un ladrón es vigilante y otro es Juez»

Hugo Machín Fajardo (CADAL)

En la región, los análisis sobre neoliberalismo y posliberalismo; la muletilla de la integración latinoamericana —como otrora fue la de la «Patria Grande»—, invocan un nuevo multilateralismo que para algunos intelectuales de izquierda es un subterfugio para contrabandear el unilateralismo autocrático, que también confunde a las nuevas generaciones.

El «imperialismo yanqui» obtuvo el pasado jueves 5 de septiembre la liberación de 135 presos políticos en Nicaragua tras negociar con la dictadura sandinista que les abrió las celdas a sus opositores, a condición de que vivan como desterrados. En tanto, el presidente izquierdista de Colombia, Gustavo Petro, sostuvo que el paro de transportistas —grandes, medianos y pequeños— que se desarrolla en su país se asemeja a la huelga de camioneros que en octubre de 1972 desestabilizaba al presidente socialista de Chile, Salvador Allende.

Naciones Unidas, Amnistía Internacional y otras instituciones que históricamente han denunciado las violaciones de derechos humanos en dictaduras de derecha, hoy ubican a Nicaragua como el país donde más se irrespetan las libertades. Pero la izquierda latinoamericana mira para el costado y Daniel Ortega sigue siendo «Ciudadano Ilustre de Montevideo» la capital uruguaya gobernada por el Frente Amplio de izquierda.

Human Rights Watch (HRW) advirtió el pasado 4 de septiembre sobre la «brutal represión contra votantes y manifestantes. Asesinatos y detenciones masivas» —instrumentada por la inteligencia militar cubana— que se vive en Venezuela luego del 28J en que el chavismo perpetró un robo a mano armada sobre resultado electoral en que fue derrotado 70 a 30; pero el PT de Brasil felicitó al dictador Nicolas Maduro por su «triunfo» en las urnas; el candidato presidencial de la izquierda uruguaya, Yamandú Orsi, que había dicho que Maduro hizo «trampitas», ahora sostiene que lo del 28J fue una «fantochada», pero que en el Frente Amplio (FA) están empujándolo para que lo invite a la asunción de mando, si ganara las elecciones en Uruguay, previstas para octubre 2024. Los partidos que le respaldan en el FA se niegan a denunciar al régimen que impone el terrorismo de Estado y el presidente de la central sindical uruguaya (PIT-CNT) Marcelo Abdala —uno de los uruguayos invitados por Maduro para participar como «acompañantes internacionales» en las elecciones venezolanas—, nueve días después del 28J se manifestó «afín al proceso bolivariano de Venezuela».

¿Tantos millones de petrodólares bolivarianos llegaron a las arcas del PT brasileño, del kirchnerismo y de otros partidos o grupos de izquierda en Latinoamérica para mantenerse en apoyo cómplice? Uno no puede menos que recordar al empresario venezolano Guido Antonini Wilson con su maleta con 800.000 dólares confiscados en 2007 en la terminal de vuelos privados del Aeroparque Jorge Newbery. El venezolano declaró en 2023 en Estados Unidos que ese dinero era para financiar la campaña de la expresidenta Cristina Fernández, hoy condenada por otros delitos, y un juez de la causa en Argentina dictaminó que era «verosímil» la declaración de Antonini. O recordar también los más de 80 viajes realizados a Venezuela por el entonces diputado de la izquierda uruguaya, Daniel Placeres —vecino y amigo de «Pepe» Mujica— procesado en 2020 por conjunción de interés público y privado.  ¿Tendrán algo que ver con esa complicidad amoral?

Hay evidencia y prueba de que en Venezuela desde el 28J a la fecha al menos han muerto 27 personas, miles de ciudadanos han sido detenidos, incluyendo niños, y de que hay sometimiento de opositores a torturas. El pasado 2 de septiembre varias ONG presentaron el «Informe Negro de la dictadura en Venezuela 2024», que rememora uno similar dado a conocer en 1952 con denuncias de los delitos del régimen de Marcos Pérez Jiménez derrocado en 1958.

Pero los presidentes Lula y Petro no terminan de alinearse en lo mínimo que es reclamarle a Maduro que inicie la transición hacia una apertura democrática en Venezuela. Y el mexicano López Obrador no contesta al teléfono cuando le piden que se sume.

Los veteranos inevitablemente percibimos esta renuncia como defecciones a principios que supimos proponer y defender a costa incluso del sufrimiento y muerte de miles de latinoamericanos al sur del Río Bravo. Defecciones producto de un desdoblamiento, una esquizofrenia o una necrofilia ideológica. ¿Y los jóvenes? ¿Repetirán un ciclo de escucha sobre narrativa «antiimperialista», de «lucha de clases», de oligarquías vendepatrias, hasta que llegue un nuevo Mesías que proponga «que se vayan todos»?

En la región, los análisis sobre neoliberalismo y posliberalismo; la muletilla de la integración latinoamericana —como otrora fue la de la «Patria Grande»—, invocan un nuevo multilateralismo que para algunos intelectuales de izquierda es un subterfugio para contrabandear el unilateralismo autocrático, que también confunde a las nuevas generaciones. Multilateralismo bien entendido y bien aplicado, debería ser la base de una convivencia en paz, para un mundo próspero e integrado globalmente, no el sometimiento a una nueva potencia autoritaria.

El alerta ciudadana debe centrarse en la defensa de los derechos humanos y en la defensa de la democracia, con sus fisuras e inequidades, que las tiene, ante la amenaza despótica que ya es una cruel realidad en buena parte del mundo.

* El reino del revés

/Me dijeron que en el Reino del Revés/

/Nadie baila con los pies/

/Que un ladrón es vigilante y otro es juez/

/Y que dos y dos son tres/

Canción de María Elena Walsh

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