La economía uruguaya en la actualidad
Adrián Baéz
La economía de Uruguay se caracteriza por su estabilidad macroeconómica, un sistema financiero sólido y un alto nivel de apertura comercial. Es impulsada por el sector agroexportador (soja, carne y lácteos), la generación de energía renovable, tecnología, forestación y el turismo.
En los últimos años, ha enfrentado desafíos como la pandemia de COVID 19, una sequía severa y fluctuaciones en la inflación. A pesar de esto, ha mantenido un crecimiento moderado, una inflación en tendencia descendente y estabilidad fiscal relativa.
Uruguay se destaca por atraer inversiones extranjeras en infraestructura y energías renovables, pero enfrenta retos estructurales como la necesidad de diversificar su economía, aumentar la competitividad y reducir su deuda pública. Su posición regional y acuerdos comerciales recientes, como el Mercosur – Unión Europea, representan oportunidades para su desarrollo futuro.
SITUACIÓN ECONÓMICA EN LOS ÚLTIMOS 5 AÑOS En los últimos cinco años, la economía de Uruguay ha enfrentado desafíos y oportunidades que han moldeado su desempeño. A continuación, se presenta un análisis general de este período:
2019 – Crecimiento económico: El PIB creció un 0,2%, mostrando una desaceleración debido a una menor inversión y debilidad en las exportaciones. Inflación: Cerró en 8,8%, por encima del rango objetivo (3-7%) del Banco Central. Desafíos: La economía fue afectada por la incertidumbre global y tensiones comerciales.
2020 – (Impacto de la pandemia COVID-19) Crisis económica: El PIB cayó un 5,9% debido a la pandemia, afectando principalmente el turismo y el comercio. Medidas gubernamentales: Se implementaron programas de apoyo a empresas y familias vulnerables. Inflación: Alcanzó el 9,4%, impulsada por devaluaciones y tensiones externas.
2021 – Recuperación: El PIB creció un 4,4% gracias a una recuperación parcial de sectores como el comercio y la industria. Exportaciones: Aumentaron, especialmente en productos agrícolas y carne, impulsadas por la demanda de China. Inflación: Continuó alta (7,9%), pero dentro de una tendencia de moderación.
2022 – Crecimiento sólido: El PIB aumentó un 4,9%, gracias a una mejor cosecha agrícola y al turismo post-pandemia. Inversiones extranjeras: Atrajeron capital en infraestructura y energías renovables. Inflación: Alcanzó el 8,3%, afectada por los altos precios internacionales de alimentos y combustibles.
2023 – Desaceleración:El crecimiento fue moderado, en torno al 2%, debido a factores como una sequía severa que afectó el agro. Inflación controlada: Comenzó a descender hacia el rango objetivo, situándose en 5,6%. Deuda pública: Alcanzó el 64,5% del PIB, un nivel elevado pero manejable gracias a la confianza de los mercados.
SITUACIÓN ECONÓMICA EN 2024 En 2024, la economía uruguaya ha mostrado signos de recuperación tras un crecimiento moderado en 2023. Según el Banco Mundial, se proyecta un incremento del Producto Interno Bruto (PIB) del 3,2% para este año, impulsado por la recuperación del sector agrícola, la generación de energía hidroeléctrica y un aumento en el consumo privado.
La inflación ha mantenido una tendencia a la baja, situándose en un 5% en noviembre de 2024, lo que refleja una mejora en la estabilidad de precios.
En cuanto a la deuda pública, en 2023 alcanzó los 49.819 millones de dólares, representando el 64,5% del PIB, con una deuda per cápita de 14.014 dólares por habitante.
El PIB per cápita en 2023 fue de 21.727 dólares, ubicando a Uruguay en el puesto 52 a nivel mundial, lo que indica un nivel de vida relativamente bajo en comparación con otros países.
A pesar de estos avances, persisten desafíos en áreas como la competitividad y la necesidad de reformas estructurales para asegurar un crecimiento sostenible a largo plazo.
En el ámbito internacional, Uruguay ha sido parte de la conclusión del acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea, firmado en Montevideo después de 25 años de negociaciones. Este pacto se espera que impulse las exportaciones y fortalezca la economía uruguaya al integrarse en un mercado de más de 700 millones de personas.
Uruguay ha experimentado una recuperación económica en 2024, con un crecimiento del PIB estimado en 3,2% y una inflación en descenso. No obstante, es fundamental abordar los desafíos pendientes para consolidar esta tendencia positiva y garantizar un desarrollo económico sostenible en el futuro.
DESAFIOS PARA URUGUAY EN LOS PRÓXIMOS AÑOS Los principales desafíos económicos a los que se enfrentará Uruguay en los próximos años, dependiendo, claro está, de cómo soplen los vientos en el ámbito regional e internacional, teniendo en cuenta, siempre, que toda coyuntura en la actualidad incide positiva o negativamente en países como el nuestro, incluyen:
Diversificación económica: Reducir la dependencia de sectores tradicionales como la agricultura y la ganadería, ampliando su base económica hacia industrias como tecnología, servicios financieros y energías renovables.
Competitividad internacional: Mejorar la competitividad para atraer inversiones extranjeras y potenciar las exportaciones, especialmente frente a vecinos como Brasil y Argentina, que ofrecen condiciones más competitivas en algunos sectores.
Sostenibilidad fiscal: Reducir el déficit fiscal y controlar el aumento de la deuda pública, que representa una proporción considerable del PIB. Esto requerirá reformas en el sistema impositivo y un control más estricto del gasto público.
Cambio climático: Adaptarse a las consecuencias del cambio climático, como sequías y eventos climáticos extremos, que impactan negativamente al sector agroexportador, una de las principales fuentes de ingreso del país.
Modernización del mercado laboral: Ajustar el mercado laboral a los nuevos desafíos globales, como la automatización y la digitalización, promoviendo la educación y capacitación en habilidades tecnológicas.
Infraestructura: Mejorar la infraestructura, especialmente en transporte y conectividad digital, para facilitar el comercio y el acceso a mercados internacionales.
Seguridad energética: Aunque Uruguay ha avanzado en energías renovables, debe garantizar una matriz energética diversificada y resiliente para enfrentar la volatilidad de los mercados energéticos globales.
Inclusión social y desigualdad: Reducir las disparidades económicas y sociales, asegurando que el crecimiento beneficie a todos los sectores de la población, especialmente en áreas rurales y comunidades vulnerables.
Integración regional e internacional: Fortalecer su rol en acuerdos como Mercosur y tratados de libre comercio, diversificando socios comerciales y maximizando oportunidades en mercados europeos, asiáticos y norteamericanos.
Innovación y tecnología: Fomentar la innovación y el emprendimiento, apoyando la creación de startups y desarrollando un ecosistema tecnológico competitivo en la región.
En resumen: Uruguay ha enfrentado desafíos como la pandemia, la sequía y la inflación global, pero ha mantenido estabilidad económica y un desempeño destacado en sectores clave como el agrícola, energético y turístico. No obstante, necesita abordar problemas estructurales, como el crecimiento moderado y la alta carga fiscal, para asegurar un desarrollo sostenible a largo plazo.
El próximo gobierno, deberá abordar estos desafíos con políticas estratégicas, aprovechando su estabilidad política y reputación internacional para garantizar un crecimiento sostenible y equilibrado, aprovechando, también, un viento de cola que campea en la región, donde se avizora un positivo desenlace en la concreción del Acuerdo Unión Europea – Mercosur, y donde, también, se continúa en un coqueteo sostenido con una China que no escatima esfuerzos -aunque con cierta temeridad-, en acordar TLC sea de forma determinada o en colectivo.
El porvenir, es auspicioso…