Educación

Docentes o espectadores en la era de la inteligencia artificial

David Auris Villegas

Un colega me confesó, con angustia, que sus alumnos decían que ChatGPT explicaba mejor que él y que, pese a sus dos doctorados, se sentía un espectador en sus propias clases. Su testimonio desnuda el desconcierto de muchos docentes frente a la imparable revolución tecnológica. Sin embargo, la clave no radica en competir con la IA, sino en caminar juntos a fin de potenciar los aprendizajes significativos de alta gama.

Hoy, parece que miles de docentes aún están anclados en la discusión de contenidos, utilizando las notas como indicador de aprendizaje, dentro de un currículo que cambia lento. Mientras tanto, la IA usada adecuadamente puede revolucionar el mundo educativo, brindando a los estudiantes nuevas perspectivas mentales, enfoques innovadores y valiosas oportunidades de desarrollo. Ante este escenario, es imprescindible que los docentes construyan una sólida amistad con la IA. De lo contrario, mermará su liderazgo.

Dada que la formación de estudiantes competentes depende cada vez más del manejo de la IA. Sin embargo, su acceso y uso desigual amplían la brecha educativa entre las personas. Para enfrentar este reto, la Unesco lanzó en 2023 una guía sobre IA generativa en educación e investigación, promoviendo la equidad y el desarrollo humano.

Aunque honestamente, creo que esta verdadera revolución educativa provendrá tardíamente de las políticas gubernamentales a pesar de la Guía de Unesco—muchas de ellas, en los países subdesarrollados, están centradas en lo meramente burocrático y político—, sino de los docentes innovadores que abracen con inteligencia el uso de la IA como aliada pedagógica.

No basta con que el maestro de hoy sepa manejar Zoom, Canva o comparta contenidos ajenos en redes sociales. Lo que realmente importa es que contribuya a desarrollar el aprendizaje profundo de los estudiantes, eso que plantean, entre otros, el afamado científico inglés, padrino de la IA y premio Nobel, Geoffrey Hinton, basada en redes neuronales de la IA que imitan las del cerebro humano.

Este tipo de aprendizaje puede ser impulsado por los docentes con auxilio de la IA, ampliando la visión de sus estudiantes, guiándolos a ver más allá de lo evidente y ayudándolos a descubrir las múltiples oportunidades de desarrollo.

Ante este nuevo ecosistema educativo, el maestro más brillante no podrá responder a todas las interrogantes de sus estudiantes. Por ello, es fundamental aliarse a la inteligencia artificial con respeto y cariño, viéndola como una socia pedagógica.

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