Política nacional

Montevideo arde, pero no por el verano

Pablo Caffarelli

El déficit de la Intendencia de Montevideo se disparó, las obras no resuelven nada, y el Frente Amplio ya empieza a reconocer en voz baja lo que los montevideanos gritan hace tiempo: la ciudad está siendo mal gestionada, con dinero que se esfuma entre toboganes de acero y ciclovías mal pensadas.

El ejercicio 2024 cerró con un déficit de $3.640 millones (unos US$ 82,6 millones), lo que multiplica por ocho el registrado en 2023, que también fue negativo. Y, pese a las justificaciones que se han intentado esgrimir en los últimos días, la matemática es simple: el problema no es lo que falta. El problema es cómo se gasta.

Mientras la ciudad se endeuda, lo que se multiplica no son las soluciones reales, sino los gastos en sueldos y las obras de “render”: esas que se anuncian en redes con bombos y platillos, con presentaciones llamativas y atractivas, pero que no resuelven ni el tránsito, ni el transporte, ni la vida cotidiana de los ciudadanos.

Esta semana se instaló en la Rambla —zona Canteras del Parque Rodó— un conjunto de toboganes de acero. No hay aún información oficial sobre el gasto total, pero se estima en varios millones. Se habían prometido para julio del año pasado, pero llegaron un año tarde. Tarde y mal: los materiales utilizados alcanzan temperaturas elevadas bajo el sol, no hay sombra, ni cuidadores, ni personal asignado para asegurar su uso adecuado. Un parque de diversiones para Instagram, no para una ciudad que pretenda tener sentido común.

No es un caso aislado. La ciclovía sobre la Rambla, construida sobre un carril de tránsito en lugar de utilizar la vereda amplia disponible (de mucho menor uso que, por ejemplo, la de Pocitos), genera embotellamientos que se podrían haber evitado con simple lógica. Y la de 18 de Julio, plantada en el medio del cantero central como si Montevideo fuera Ámsterdam, frustra a comerciantes, peatones y ciclistas por igual. Porque ni siquiera quienes utilizan la bicicleta se sienten cómodos circulando por allí.

Pero lo más grave no son los errores visibles, sino las ausencias estructurales: seguimos sin un plan real de movilidad metropolitana. Sin trenes cortos entre Montevideo y Canelones. Sin un tranvía moderno que conecte barrios. Sin ferry al Cerro. Sin visión. Sin ambición.

La pregunta entonces es clara: ¿cómo se gestiona así cuando se maneja el dinero de todos? ¿Cómo se puede aumentar el déficit a niveles históricos y creer que no pasa nada?

Si la Intendencia sigue por este camino, ni el reflejo del sol en los toboganes alcanzará para encandilarnos lo suficiente y tapar lo que se cae a pedazos: la confianza de los montevideanos. Porque si Montevideo arde, no es por el verano. Es por la mala gestión.

Compartir

Deja una respuesta