Política nacional

La ministra de vivienda Cecilia Cairo fue “renunciada”

Daniel Manduré

A tan solo 45 días de asumir cae un ministro de estado. Orsi tomó la decisión correcta. No creo necesario realizar valoraciones sobre si fue “renunciada” por convicción y principios, conveniencia política frente a la proximidad electoral, por presiones o un poco de todo eso. Lo importante es que el mensaje va en la dirección correcta.  “La mujer del Cesar no solo debe ser honrada sino además parecerlo” frase que se origina en respuesta de Julio César a una posible infidelidad de su esposa. No puede haber dudas, se debe mantener una conducta intachable adecuada al cargo y responsabilidad que se ostenta. Ser y parecer.

Hace 31 años que la hoy exministra Cecilia Cairo, máxima autoridad de la república en materia habitacional, està en infracción, con irregularidades graves y eludiendo sus responsabilidades contributivas con el estado, en lo nacional y en lo departamental. Algunos hablan de evasión, el propio intendente montevideano lo hace y hasta de defraudación.

Cuando surge un tema como este algunos sacan a relucir el moralòmetro, intentando medir la gravedad o no del tema en cuestión, comparándola con otras irregularidades cometidas por nuestros adversarios. No lo vamos a hacer.

No vamos a hablar de Sendic, Astesiano, Placeres, Lorenzo, Calloia, Irene Moreira, el caso Morabito ni de ningún otro. Vamos a hablar exclusivamente del tema de la exministra de vivienda Cecilia Cairo.

Tiene desde hace más de tres décadas como baldío un predio de 1500 metros, donde hay construidas, ya no una, sino cuatro viviendas. Todo en negro, sin pago del impuesto a primaria, habilitaciones al bps, sin contribución inmobiliaria adecuada a la realidad y tantas otras omisiones.

La Sra. Cairo no es cualquier ciudadana, era ministra de estado, nada más ni nada menos que ministra de vivienda. Fue edil durante dos períodos, integrando allí la comisión de asentamientos. Formó parte del programa de mejoramiento de barrios, coordinò el “Plan Juntos”, siempre vinculada a la problemática habitacional. Fue diputada, presidiendo la comisión de vivienda y territorio de dicha cámara. ¿con toda esta experiencia y trayectoria de verdad no era consciente de su falta?

Sus responsabilidades, su conducta y su compromiso con la ética debe ser mucho mayor que la de cualquier ciudadano, al igual que toda aquel que ocupe una posición de tan alta jerarquía.  Predicar con el ejemplo debe ser el principal imperativo.

El dinero que ella le niega al estado con su evasión debía ir destinado a las familias que menos tienen, a la escuela pública a través del impuesto a primaria, a pagar a jubilados y pensionistas con su omisión con el bps o solucionar las grandes carencias que tiene Montevideo al no pagar la contribución inmobiliaria que le corresponde.

¡Que fácil es ser solidario con el dinero ajeno!

Escuchaba algunos ejemplos por el absurdo que grafican esta situación: ¿Qué diríamos de un presidente de Ute que esté colgado de la luz? ¿Qué diríamos de un ministro de salud comprando medicamentos en la feria? ¿Qué decimos entonces de una ministra de vivienda que desde hace 30 años le miente al estado en cuanto a su realidad habitacional y no paga sus tributos? Lo de la ministra Cairo es indefendible.

Ella miente cuando dijo no ser consciente de su falta, ni de la magnitud y dimensión de las irregularidades que cometió.

Exigirle al ciudadano común lo que ella como ministra de vivienda no cumple. Vergonzoso.

¿Dónde estaba cuando se debatió durante semanas enteras el caso del senador de partido comunista Andrade y de sus omisiones tributarias en la construcción de su vivienda en balneario de la costa canaria? ¿No se le ocurrió allí que debía solucionar su grave situación?

La conferencia prensa de la ministra Cairo intentando argumentar sobre su situación fue muy infeliz. Con reconocer el error y decir que ahora va a pagar no alcanza. ¿Qué pasa con todos esos años en donde prescribió la deuda?

¿Qué pasaba si un equipo de periodistas de un medio de comunicación no denunciaba esta situación?  Si pasaba, pasaba. Porque seguramente cumplir con sus compromisos con el estado no iba a seguir siendo una de sus prioridades.

Los argumentos del origen humilde, de la sensibilidad social, de los inconvenientes personales y familiares, no son de recibo. Son las mismas dificultades de muchas familias a las que la entonces diputada les exigía estar al día con sus tributos.

Solo basta recordar cuando como legisladora propone en la comisión de vivienda de diputados un artículo donde nadie podía beneficiarse de una refinanciación de deuda si no estaba al día con los impuestos departamentales y nacionales. La indignación de los integrantes de la Asociación de deudores de UR al enterarse de estos hechos es tan entendible como razonable.

Más desgraciadas que las propias declaraciones de la hoy, exministra, son las que inicialmente realizò el presidente del Frente Amplio Fernando Pereira, las del senador Caggiani y sobre todo las de su sector político, el MPP, después de ser “renunciada”. Creando en ese comunicado una división entre lo que ellos denominan “clase política” en la que dicen no creer y pueblo. Me resisto a esas etiquetas que nos hacen mal y en las que no creo, esos conceptos que dinamitan y parecen pretender deteriorar un sistema de partidos al que hay que fortalecer. Hoy el sistema político uruguayo està integrado por ciudadanos de todos los estratos sociales, desde familias con apellidos históricos, de clase media y trabajadores.

En el fondo lo que hay y queda al desnudo es un gran desprecio a la ley. Intentar naturalizar la ilegalidad. Intentar normalizar los indiscutibles desvíos éticos.

¿Con que autoridad moral iba la Sra. Cairo de aquí en más, a poder desempeñar su cargo?

En 1995 en Suecia la preferida en las encuestas, la parlamentaria más joven con un futuro promisorio y perfilada para suceder al primer ministro se vio obligada a renunciar a su candidatura por comprar una barra de chocolate con la tarjeta de crédito oficial.

La ministra Cairo debía renunciar o el presidente pedirle la renuncia. De la charla entre ambos fue “renunciada” Y està bien.

Siempre lo dijimos y hoy lo reafirmamos, las cuestiones éticas en el desempeño de la función pública, los posibles delitos o hechos de corrupción no tienen bandera política, partido, no son de derecha ni izquierda, tampoco tienen ideología, forman parte de las debilidades humanas. Lo importantes es como nos paramos frente a ellas. Con la firmeza y prontitud con la que actuemos. Cuál es el mensaje claro que en ese sentido le enviamos a la sociedad toda.

Nadie está libre, no hay iluminados ni impolutos y quedó demostrado.

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