Narcotráfico y sus víctimas en el territorio
Zósimo Nogueira
Complejidades y prioridades para desestimular el narcotráfico y narco menudeo. La cárcel castiga, pero también busca tranquilizar. Casi toda la droga ilegal que se consume proviene del exterior. El Estado debe impedir su ingreso, si no lo pudo hacer, debe localizarla, hacer detenciones e incautarla. Esa misma obligación la tienen todos los países que la quieran combatir. Influye en las economías con divisas que se diseminan y asientan por doquier. Mucho trabajo para investigar; lavados de activos, delitos económicos. Pero para reducir la violencia que se genera en el entorno del narcotráfico interno debemos priorizar la atención de quienes más la sufren: los adictos y la comunidad.
Los consumidores son un público mayoritariamente joven, arranca con adolescentes quienes con poca percepción de riesgo son alentados por el propio Estado con su regulación del consumo y producción de marihuana.
No dice que la consuman, pero la produce y certifica su buena calidad. “Que tal”
Esos menores adolescentes, no pueden adquirirla en farmacias y enfilan hacia las bocas clandestinas de venta de drogas. Ahí la oferta es variada, también los precios.
Y como no tienen gran poder de compra, pronto ingresan al consumo de la nefasta pasta base.
El dueño/a de la boca es todo un personaje en ese sórdido mundo.
A los adictos los basurean, subordinan y utilizan. Les sonsacan información, de sus preferencias, sexualidad, de la competencia y de la policía.
Si les parecen útiles los incluyen en las redes de distribución o vigilancia.
También hay adictos que “voluntariamente” llevan información. Adulonerías. Tratan de estar bien con su proveedor.
Las drogas son malas. Ocasionan graves problemas de salud mental, alteran la vida laboral y familiar de los consumidores y agrandan los colectivos de zombies que deambulan y pernoctan en calles, espacios públicos y ocupan propiedades privadas.
Están permanentemente invadiendo espacios, vandalizando, generando temor en la comunidad. Cometiendo faltas y delitos para subsistir y poder conseguir la droga. Hurtos, daño, acoso. Mendicidad compulsiva.
También están en permanente situación de riesgo, riesgo de la violencia y riesgo por consumo, sobredosis, riesgo de muerte.
La violencia genera más violencia. Muchos han sido agredidos y golpeados
Sobre ellos; están el Mides, la Policía, la Intendencia. Para liberar espacios, obligarlos a concurrir a un refugio y con mayor o menor énfasis proceder a la internación compulsiva.
Tan demandada por el vecindario afectado y por sus propias familias que no pueden controlar sus adicciones y comportamientos agresivos. También rechazada por los mismos adictos.
Pero los mayores perjudicados con el narcotráfico interno, son el vecindario y el público que transita por inmediaciones de las bocas de droga y lugares de tránsito y reunión de estos adictos.
Trabajadores, estudiantes y gente de bien no consumidora, afectada por el consumo de drogas.
Propietarios y arrendatarios de fincas invadidas para consumir, realizar actividades promiscuas o utilizadas como dormitorio y lugar de acopio de desechos, cartones, trapos, envases etc etc.
Como combatir esa etapa del narcotráfico interno. Es una actividad sumamente lucrativa. No requiere de ninguna sapiencia especial, solo estar dispuesto/a a trasgredir la ley.
Comprador y vendedor saben que están realizando algo ilegal.
Está prácticamente instalado el criterio de criminalizar solo la venta.
Pero quien vende dice; yo tengo un producto ingresado como cualquier mercadería de contrabando. El comprador viene hacia mí y me la quiere comprar. Yo vendo; no lo obligo ni a comprar ni a consumir.
El comprador-consumidor sabe que está comprando algo de venta prohibida. Igual busca ese producto, esa droga que quiere.
No la roba, la compra. No ejerce violencia, la paga y se la lleva.
Es como el soborno y el cohecho, uno compra un favor, una ilegalidad y el otro se deja comprar, acepta una retribución sabiendo que comete delito.
En esencia en estos delitos de narcotráfico prima el dinero, el beneficio económico. Mucho dinero, poco trabajo. Graves conflictos. Y poco valor a la vida humana.
Creo que debemos revalorizar la vida humana y la convivencia pacífica.
El bien público. Mirar para un solo lado es demasiado caro.
En tiempos no lejanos se castigaba el consumo, y por tener unos cigarrillos de marihuana se hacían detenciones. El Juez tomaba declaración y podía ser procesado. Cambio el criterio, se modifico la ley y nos pasamos al otro extremo.
Marihuana legal, con todas sus connotaciones y malas consecuencias no previstas o no pensadas.
No es momento de retrotraernos tanto, pero quien concurre a una boca de venta de drogas fomenta esta actividad delictiva. Es cómplice y encubridor. Causa trastornos y alarma a la comunidad. Enfermo o no hay que retirarlo de ese entorno.
Hay que aprehenderlo, indagarlo sobre sus adicciones para posterior tratamiento y sonsacarle toda información posible para desarticular la organización criminal.
Someterlo a la justicia y obligarlo a tratarse de sus adicciones con prisión gradual, domiciliaria, tratamiento ambulatorio o internación en centros de adicciones. A la reiteración agravamiento de pena, tratamiento compulsivo o cárcel.
En la actualidad; barrios enteros están prisioneros de las adicciones de un grupo de personas. Por tolerar a algunos centenares de adictos no puede comprometerse la seguridad y la buena convivencia de toda la comunidad.
Sin consumidores o compradores no hay distribuidores o comerciantes de drogas prohibidas.
Hay que dejar de ser tolerantes con esas personas consumidoras.
Una buena campaña de prensa alertando sobre políticas represivas y quien continué en la misma será pasible de las sanciones penales que correspondan.
Tantas nuevas leyes, nuevos delitos, nuevas conductas punibles y acá solo es necesario cumplir con las leyes y protocolizar procedimientos de ejecución.
Habrá que invertir en clínicas y hogares de tratamientos de adicciones, pero eso es una realidad a la que no podemos escapar.
A cuántos de estos muchachos le vendría bien una oportunidad de vida en el medio rural, desintoxicándose de sus adicciones y con capacidad de sustento por medios propios.
Para eso sería muy útil el Instituto de colonización.
Una chacrita de 3-5 hectáreas plantando hortalizas, árboles frutales, criando gallinas, cerdos, cosas simples.
Una ventana de esperanza para ellos, sus familias y la sociedad toda. Recuperar gente joven, con capacidades físicas, y muchos con buena escolaridad. Vale la pena el intento. El cambio de escenario siempre será beneficioso, para ellos y para los barrios devolviendo tranquilidad.
Es el mayor golpe al narcotráfico interno posible, el que mayor daño hace.
El tema de la regulación de la marihuana habrá que estudiarlo, dejar de fomentar su consumo con políticas antidrogas como se hizo contra el tabaco y se hace contra el consumo de alcohol.
La violencia y guerra entre narcotraficantes es otra cosa y debe ser objeto de otras medidas, pero es imperioso atacar al mercado consumidor.
En especial a ese consumidor callejero, cómplice y encubridor de las bocas de venta que se han diseminado por nuestras ciudades.