Alarmante incitación a la violencia
Marcelo Gioscia Civitate
En una sociedad cada vez más conectada a través de las redes, que el desarrollo tecnológico de las comunicaciones ha generalizado y puesto al alcance de todos sus estamentos, resultó alarmante la grabación de un video a un integrante de una banda que ha sido formalizado. Este joven de dieciocho años, integrante de una de las bandas que se enfrentaron en las inmediaciones de Nuevo Centro Shopping el pasado domingo, protagoniza ese registro que se ha hecho público y con total e insolente soberbia, incitó a la violencia contra los integrantes de “la otra banda, porque son unos giles”.
Con total descaro, manifestó que aprovechaban esos incidentes y organizaban esas peleas multitudinarias, para aprovecharse y robar. Dijo no importarle las consecuencias de sus actos, y aseguró que se iban “a matar a palo y a darles pistolazo”. Existe otro video en el que se pregona “el crimen en aumento” y en el que se amenaza a quien se meta con su banda, con un “rafagazo”, acompañado de un disparo al aire. Utilizan las redes sociales para efectuar las convocatorias y se está investigando la posible relación de estos grupos, en los disturbios cercanos al liceo Bauzá. En el episodio más cercano, la policía debió disuadir a los jóvenes que se enfrentaban y en el otro, debió actuar la Guardia Republicana -a modo de prevención- y no se constataron incidentes. Resulta por demás preocupante este tipo de incitaciones a la violencia, que constituyen -en términos más técnicos- una verdadera e inadmisible “apología del delito”, según lo entendió la Fiscalía de Flagrancia y el magistrado actuante hizo lugar al pedido del Ministerio Público, debiendo este joven cumplir con una sentencia de 60 días de cárcel, mientras continúa la investigación de los hechos y sus derivaciones. Consultados algunos vecinos de la zona donde se produjeron las riñas del hecho que comentamos, son contestes en declarar que a la noche “aparecen grupos conflictivos” lo que configura una mayor inseguridad y muchos optan por marcharse. Resulta inadmisible que, este tipo de grupos de inadaptados, escudados en su minoría de edad, busquen “marcar sus territorios” o lograr su “supremacía o dominio” sobre otros grupos de jóvenes, afectando la tranquilidad y la seguridad pública. Acuden luego de convocatorias a través de las redes sociales y se exponen sin empatía alguna hacia el entorno. Algo huele mal en todos estos sucesos: la ausencia de sus referentes familiares y el cuasi nulo respeto a las normas de convivencia social y valores morales -que otrora se mantenían vigentes- queda al descubierto. La inteligencia de los servicios de seguridad ciudadana, tendrá que valerse de todos los recursos técnicos disponibles, a efectos de adelantarse a este tipo de “llamadas” para poder ejercer una respuesta localizada, a la vez preventiva y disuasiva. Es imprescindible la presencia del Estado y que dentro de la Ley, las directivas de la autoridad en estas situaciones, resulten tan claras como efectivas, para encontrar a los responsables y no lamentar daños mayores.