Andrés Ojeda y el Bienestar animal
Una deuda histórica.
Daniel Manduré
Pragmatismo, planteos concretos, realizables, pero también de una gran sensibilidad social, ese es el camino emprendido por Andrés Ojeda al momento de elaborar su programa de gobierno. Hablar de seguridad pública, trabajo, economía, pero también abordar temas prioritarios en su agenda como la salud mental o el tema que pretendemos desarrollar en esta ocasión como la protección, derechos y bienestar animal. La sociedad está muy violenta, es una realidad en la que seguramente todos vamos a coincidir y esa violencia se traslada también hacia los animales. Hoy la tecnología nos permite ver al instante una y otra vez actos de maltrato y de extrema crueldad pocas veces vista.
Las redes sociales nos muestran a animales atados y arrastrados por vehículos, otros, sujetos con alambres de púa sin recibir alimentos ni agua durante varios días, rociados con líquidos inflamables y prendidos fuego, crías enteras de gatos o perros abandonados en un basural o tirados dentro de un contenedor. Todo ello sucede, en una muy cruel realidad.
En la mayor parte de estos casos aberrantes el infractor goza de una total impunidad.
Tenemos una deuda histórica con ellos y con todos aquellos que con razón reclaman soluciones. Una deuda con las organizaciones que ponen todo de si, su amor a una causa, su tiempo, su trabajo y hasta su dinero para revertir situaciones en muchos casos de extrema crueldad.
Una sociedad que se precia de ser culta y civilizada, como la nuestra también debe rebelarse. Un estado presente, eficiente y sensible, debe actuar con medidas concretas.
La calidad de nuestro vínculo con los animales revela nuestro grado de evolución como sociedad. No podemos permitir que la insensibilidad y la indiferencia puedan convertirse en una costumbre.
La ley 18.471 fue en su momento un avance importante, pero insuficiente. Con vacíos legales, dificultades de diseño, algunos aspectos no contenidos en la presente ley y otros que no se cumplen.
La creación del Instituto Nacional de Bienestar Animal era una necesidad generalizada. Instituto reclamado desde tiempo atrás y que concitó gran expectativa desde su propio nacimiento, pero como pasa muchas veces, por ausencia de recursos económicos propios, desaliento, indiferencia, inacción, problemas estructurales o directamente omisión la ley no logró cumplirse en su plenitud. No ha podido concretar varios de los cometidos por los que fue creada. Es necesario revertir esa situación, que los engranajes burocráticos no impidan avanzar
No alcanza con la creación de nuevas estructuras. Lo importante es que las existentes estén correctamente diseñadas, cuenten con los instrumentos necesarios mínimos y que gestionen bien. Y el gran reclamo de las organizaciones y de la población en general es que la ley que está en vigencia se cumpla.
La ley atribuye responsabilidades al tenedor de un animal, algunas de ellas son: Mantenerlo en condiciones físicas y sanitarias adecuadas. Buena alimentación, refugio y abrigo.
No abandonarlo en ninguna circunstancia.
Cumplir con normas de identificación y castraciones según el Programa Nacional de Salud Reproductiva.
Responder por los daños causados a otro animal o persona.
Hacerse cargo de los daños causados por daños materiales o al medio ambiente.
Prohibir su permanencia en la vía pública sin supervisión directa.
Recoger la materia fecal de la vía pública.
La importancia del uso de collar y/o bozal mientras este en la vía pública.
(Como se podrá observar muchas de las pautas anteriormente mencionadas no se cumplen).
La ley habla de sanciones en caso de incumplimiento: apercibimientos, multas que pueden llegar hasta 500 UR, prohibición temporal o permanente de tenencia, algún tipo de cancelación de permisos o confiscación del animal y cuya aplicación puede llegar a agravarse (art. 23) en casos de la reiteración o de mayor crueldad.
Medidas a nuestro entender muy laxas, teniendo en cuenta el alto grado de violencia que día a día se incrementa. La ley necesita, los hechos lo demuestran, ajustes importantes.
Que la población conozca bien la ley, sus derechos y obligaciones. En la actualidad no existen campañas masivas en los medios de comunicación que sean perdurables en el tiempo, que informen y eduquen haciendo tomar conciencia a la ciudadanía sobre la gravedad del problema.
El crecimiento descontrolado, sobre todo de perros, causan indudablemente un impacto de consecuencias negativas sobre el propio animal y la salud pública. Hay que adoptar medidas urgentes en este sentido. Una situación verdaderamente grave, no solo por el número sino por las condiciones de muchos de ellos, en especial aquellos que pertenecen a tenedores irresponsables o que no tienen dueño. Según los datos, hay en nuestro país 1.700.000 perros, 1 cada 2 habitantes. Algunos cifras hablan de que nos estamos acercando a paso agigantado a los 2.000.000. Cuando la OMS recomienda 1 por cada 10 habitantes.
Hay una dificultad notoria para cierto sector de nuestra sociedad, de contar con los medios económicos para atender las necesidades sanitarias básicas de los animales. Que van desde la desparasitación, vacunación, castración, buena alimentación o intervenciones quirúrgicas. Con los riesgos a la salud pública que ello significa. Tener animales al margen de la salud significa un riesgo importante para toda la población.
Más allá de la contribución de la facultad de Veterinaria y su Hospital Escuela, de algún otro organismo gubernamental y aquellas organizaciones no gubernamentales que ofrecen su apoyo, no hay un centro hospitalario que canalice en su totalidad las dificultades y grandes carencias existentes.
Es importante conocer en profundidad la situación en el que se encuentran los refugios dedicados a atender el problema de los animales sin hogar. No todos se encuentran en la misma situación, ni todos son tratados en forma igualitaria. Para ello y como primer paso debemos realizar un relevamiento y diagnóstico de cada uno de ellos. Y con esa información establecer medidas de apoyo real, por parte del Estado, a todos aquellos que cumplan con el fin por el cual fueron creados. Con medidas que faciliten y estimulen su funcionamiento.
Por todo lo anteriormente mencionado es importante entre otras medidas:
Penalizar con mayor rigor a todos aquellos que puedan ejercer violencia extrema contra los animales.
Que se haga cumplir la normativa existente en materia de bienestar animal
Realizar campañas educativas permanentes que hagan tomar conciencia sobre esta temática, incorporando la misma en los planes de educación inicial y escolar.
Crear Programas de alcance nacional sobre el control de la población animal
Campañas Nacionales de adopción
Creación de una Fiscalía especializada en ese sentido
Lucha contra la caza ilegal
Fortalecimiento del transporte público para animales
Creación de un Hospital Público de animales, dirigido a los sectores de menores recursos.
Son solo algunas medidas a adoptar de un Estado que debe estar presente en este tema.
Como decía Abraham Lincoln: “ESTOY A FAVOR DE LOS DERECHOS DE LOS SERES HUMANOS COMO DE LOS DERECHOS DE LOS ANIMALES. PORQUE ESE ES EL CAMINO DE LOS SERES HUMANOS COMPLETOS”