Bordaberry: certezas y confianza
La lucha de las redes, las debilidades programáticas y las encuestas
César García Acosta
Mientras las redes multiplican la colisión entre quienes piensan distinto, sus usuarios sistematizan aquello que no les interesa contribuyendo a la radicalización. Los votantes con tendencias de izquierda, como de derecha, se sienten en mundos paralelos cuando interactúan, por ejemplo, en la red social X: este ejercicio los despersonaliza y los aleja de los partidos y de los medios de comunicación. En este contexto sobreviene la encuesta FACTUM que permite visualizar esta realidad: el Partido Colorado crece y los Blancos decrecen, pero el Frente Amplio también crece, y esto lo pone al borde de la mayoría en el Senado. La competencia por la banca en discordia será con el Partido Independiente. Si los colorados marcaran énfasis en el batllismo, quizá la coalición republicana resolvería esta contienda más rápido. Para el tramo final Bordaberry debería desprenderse de algo de su liberalismo tradicional para priorizar el protagonismo batllista como el único capaz de priorizar el voto en ese espacio.
La principal conclusión a esta altura del año electoral, es que hay una ausencia total de diálogo político tanto a nivel de redes sociales como de candidaturas. No obstante, se constata que los votantes y los partidos políticos de izquierda están más dispuestos a interactuar con personas de ideologías distintas que los de derecha, quienes se asumen como grupos más estanco. Pescar en el mismo balde hasta ahora ha sido la regla de los republicanos, pero para desnivelar la elección hay que cambiar de estrategia. Si se pierda con e 15% no es lo mismo que ganar marcando el 15% del electorado. La excepción sólo estará en el Partido Colorado que es quien está creciendo, y aunque hasta ahora lo esté haciendo desde su nicho duro. Los colorados son los únicos con capacidad para incidir en el electorado de centro. Los blancos se agotaron, para Cabild Abierto es imposible, mientras que el Partido Independencia no supera el límite electoral de un senador.
La fórmula nacionalista con el protagonismo otorgado a su candidata a vicepresidente Valeria Ripoll, no logra conquistar los objetivos trazados por su campaña y para los que fue concebida esa propuesta: la razón parece ser el discurso radical carente de toda influencia para el convencimiento.
Andrés Ojeda, por su parte, logró innovar, marcando un cambio comunicacional relevante en la campaña: su estrategia fue dejar en el pasado la ideología y los estandartes partidarios, apelando al voto prestado, alegando los beneficios de su juventud y ofreciedo un nuevo contrato social con énfasis en la salud mental. Su socio colorado, Pedro Bordaberry –un potencial Senador tradicional- semana tras semana presenta 10 propuestas distintas a las del programa colorado, marcando sin críticas y con una visión positiva su impronta, rompiendo con las fronteras partidarias proyectando su imagen con el objetivo de penetrar –sin permiso- en el espacio nacionalista que aún lidera el presidente Luis Lacalle Pou, quien aunque siendo su caudillo, no compite en estas elecciones.
El espacio socialdemócrata como el sector pensante y reflexivo hacia las ideas de corte social, más comprometido con lo social y las ideas batllistas para unos, wilsonistas para otros, sigue debatiéndose en la intriga levantada por el plebiscito de reforma a la seguridad social, inspirado en el PitCnt, que se transformó en un piedra en el zapato para el Frente Amplio. José Mujica intentó matizar la radical predominancia del MPP introduciendo en el juego a la periodista Blanca Rodríguez, que durante más de 30 años fue la cara del informativo de Canal 10. La candidata al senado, una de los «héroes de las siete y media», como definía el profesor Luciano Alvarez a los periodistas de la TV abierta, buscó matizar esta visión al influjo inconsciente de la mayoría de los uruguayos que no consumen las plataformas o el streming tipo Neflix o Amazon.
En este contexto, el informe de FACTUM de setiembre dice que, «… en la Cámara de Senadores hay una disputa muy importante entre la décima quinta banca del Frente Amplio y la primera del Partido Independiente. Si la conquista el FA, pasa al balotaje con un empate de bancas respecto a la suma de partidos de la Coalición Republicana, lo que permite presentar una competencia de igual a igual, en que quien gane la Presidencia de la República obtiene a su vez la mayoría absoluta en el Senado. Si esa última banca la obtiene el Partido Independiente, la suma de partidos de la Coalición Republicana parte hacia el balotaje con mayoría absoluta en el Senado, lo cual le da una ventaja psicológica.»
Sobre la realidad de la Cámara de Diputados, argumenta FACTUM, «las bancas en disputa son en principio dos. La cometencia es entre la numero 47 del Frente Amplio, la 29 del Partido Nacional, la 3 del Partido Independiente y otras dos que corresponden al conjunto de partidos no alineados, cuya estimación fluctúa en un rango de 1 a 3 bancas. Los partidos no alineados en condiciones de acceder al menos a una banca son: Unidad Popular/Frente de Trabajadores, que estuvo en la Legislatura anterior y la perdió en 2019 por un escaso número de votos, el Partido Ecologista Radical Intransigente (PERI), que está actualmente en el Parlamento, y el Partido de Identidad Soberana, de Gustavo Salle, quien en 2019 no alcanzó a ingresar al Parlamento por una pequeña diferencia de votos. En el último tramo de la campaña lo apelativo al batllismo con su clásica sensata uruguayez, de sobretodo y con andar cansino, será la clave para reeditar una segunda versión de coalición que deberá ser más orgánica y más batllista que la gestión que termina.