Política nacional

Canelones: el verdadero bastión

Guzmán Ifrán

Francisco Legnani, en sus declaraciones recientes, sostiene que Canelones ha alcanzado una ‘madurez política’, entendida en su visión como la capacidad de operar institucionalmente con autonomía y coherencia, con una ‘bancada canaria’ que actúa con estilo similar al Congreso de Intendentes. Esa afirmación, es más que un gesto retórico: encierra una visión de distritalización departamental, de fortalecimiento de la gestión políticamente responsable, y de un aparato institucional que ya no se limita a depender del liderazgo central, sino que opera con cintura local.

Esa madurez política, tal como la concibe Legnani, implica dos cosas al menos: primero, asumir que los actores locales tienen voz propia y peso —la bancada departamental ‘canaria’ tomando decisiones que importan más allá del mero alineamiento partidario—; segundo, que el departamento deja de ser solo una ficha electoral, para transformarse en un proyecto político‑administrativo sostenible.

Desde mi mirada, esa lectura de Legnani confirma lo que sostengo: Canelones es el bastión verdadero del Frente Amplio, no por un fervor ideológico ciego, sino porque ha tejido, obra tras obra, institución tras institución, un respaldo ciudadano que responde a la gestión concreta.

Tampoco es casualidad que el actual presidente de la República, Yamandú Orsi, haya tenido en Canelones la plataforma para demostrar su capacidad de gestión, de diálogo político, de articulación de equipos y, sobre todo, para mostrar resultados tangibles que derivaron en una mejora visible de la calidad de vida de la gente.

Fue esa trayectoria departamental la que luego lo impulsó hacia la presidencia de la República que hoy ocupa. Por tanto, Canelones es un eje fundamental no solo en el plano subnacional, sino también en la política nacional.

Podríamos trazar aquí una dualidad, casi una genealogía comparativa:

En Montevideo, el respaldo al Frente Amplio ha estado históricamente impregnado de simbolismos de corte ideológico. Pero ese prestigio abstracto en el plano de las ideas que ha fidelizado a tantos en lo emocional, lejos está de traducirse en una gestión eficaz de lo cotidiano. Muy por el contrario, y paradójicamente, la confiada dirigencia frenteamplista tiene a su base electoral más fiel viviendo literalmente entre las ratas, el desorden vehicular y la oscuridad hace largo tiempo. En adición lógicamente al vergonzoso desfinanciamiento departamental, las trastocadas prioridades de gestión y el despilfarro sistemático del dinero de los capitalinos.

En Canelones, en cambio, aunque no exento de problemas —movilidad, desigualdades territoriales, demandas locales puntuales—, lo que destaca es la coherencia institucional acumulada. No se trata solo de promesas, sino de obras de infraestructura visibles, descentralización efectiva y consolidada, inversiones locales promovidas y apoyadas desde el aparato estatal, y la notoria y constante modernización de servicios públicos departamentales, siendo la novel Unidad de Monitoreo Canario (UMC) todo un emblema de lo anteriormente mencionado.

Cuando Legnani habla de que Canelones ‘alcanza su madurez política’, también señala que el departamento deja de ser terreno de disputas clientelares o dependiente del poder central del partido, para volverse un cuerpo con voz propia.

Y esa afirmación se ve reflejada también en la idea de la ‘bancada canaria’ al estilo del Congreso de Intendentes: no como mera representación pasiva del Ejecutivo departamental, sino como actor político fortalecedor.

En efecto, recientemente Legnani se reunió con los diputados de Canelones para intercambiar sobre los proyectos prioritarios del departamento.

Esa reunión ilustra cómo esa ‘madurez política’ no es un concepto vacío, sino una práctica constante: articular con quienes, desde el ámbito nacional, deben respaldar obras, financiamiento y regulaciones.

Para dotar de mayor solidez esa narrativa institucional, Legnani también afirmó que pretende estar ‘la menor cantidad de tiempo posible en el escritorio’, invitando al diálogo y a la integración de la oposición en el gobierno departamental.

En lo que a mi visión respecta, y conociendo también a distintos actores de la actual oposición en Canelones que trabajan en el territorio, entiendo que el único con verdaderas chances de transformarse en una opción viable para que la coalición republicana vuelva a ganar en el departamento es el actual diputado Walter Cervini, discípulo del extinto y enormemente recordado Adrián Peña, también oriundo de Canelones.

Cervini tuvo su primera experiencia electoral con un muy buen desempeño en la última elección, demostrando ser un líder emergente con gran capacidad de diálogo, de articulación y con un carisma que hoy no identifico en ningún dirigente del Partido Nacional en el departamento.

Es cierto que, en la coyuntura general de la distribución de votantes a nivel nacional, el Partido Nacional como tal continúa siendo mayoritario frente al Partido Colorado en Canelones. Sin embargo, confío en que el incipiente liderazgo de Walter Cervini puede modificar esa realidad y encarnar, en un mediano plazo, una alternativa realmente superadora para el propio departamento.

Cabe recordar, además, que Canelones es un departamento originariamente colorado, donde los colorados gobernaron la mayor parte de su historia.

Pero en el caso canario, por la absoluta falta de capacidad de gestión de los últimos intendentes colorados, se perdió un bastión que fue prácticamente regalado a otros partidos políticos.

A partir de la última elección municipal, los Cervini también tienen la oportunidad de demostrar su capacidad de gestión en la primera línea de un ejecutivo. En este caso, Juan Cervini, hermano de Walter, ganó la alcaldía del Municipio de 18 de Mayo en las últimas elecciones municipales.

Por tanto, allí se juega también una gran parada para el Partido Colorado y para los Cervini en particular, que podrán mostrar cómo sería una gestión de personas con su perfil político ya a nivel de la intendencia de Canelones.

Confío enormemente en que lo sabrán aprovechar, porque son personas de altísima constricción al trabajo, enorme honestidad personal y gran amor por su tierra y la gente de Canelones.

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