Daños y beneficios colaterales
Zósimo Nogueira
Atavismos, miedo a la peste, a la enfermedad, a la muerte.
Estamos atravesando momentos muy complicados en donde ronda y condiciona la muerte, en donde aquellos individuos más consientes elucubran las posibilidades de enfermarse dejando cosas pendientes, rompiendo su proyecto de vida y en especial su participación en los proyectos de vida de sus seres queridos.
Imposibilidad de una muestra de afecto, de una reconciliación, de aclarar un mal entendido, de reconocer un error, de un reconocimiento patrimonial, de algo que pudo hacer pero no lo hizo.
Por más precarias que sean nuestras vidas, todos tenemos algo que dejar, para los nuestros, para la comunidad
Cuando la enfermedad y la muerte rondan, se piensa mucho, vienen los miedos a sufrir, a la perdida de movilidad, a la reducción de facultades, las dudas y el traslado de responsabilidades.
Y llegado el caso, los síntomas de la enfermedad, la internación, el aislamiento, la soledad, recrudecen los miedos.
Salud pública o mutualismo, da igual; los protocolos de atención, las restricciones de visita.
Ocurre en la interna de las familias y en los centros hospitalarios o de salud. Gente que arriesga su salud y su propia vida y gente que le saca el cuerpo a las responsabilidades.
Esa angustia también la vive el personal de la salud, muchos valientes, arriesgados, altruistas que hacen honor a la solidaridad y profesionalismo, pero que también temen enfermarse o trasmitir el virus a sus familias.
Se extreman los cuidados, pero la dinámica trae cansancio y en muchos casos bajan la guardia en las medidas de protección.
Con todo el agravante del multi empleo y multi riesgo generalizado en el sector.
Todo eso incide en la atención al paciente, disminuye la calidad de asistencia.
Para enfrentar esta situación el Presidente asumió sus responsabilidades, eligió gestores y asigno tareas.
Procuro el consejo y aval científico pero sin soltar el timón; pues esta enfermedad incide en infinidad de variables que tienen que ver con la economía, educación, la burocracia estatal y la libertad de la población.
Las precisiones científicas tienen tres postulados, higiene, mascarillas y distanciamiento social, a lo que luego se incorporó el término “burbuja”
Y acá se han visto posturas políticas y sindicales cambiantes. Quejas y propuestas sin sostén, ni rigor científico.
Que cierren todo, que abran todo, que faltan camas, que las camas no son la solución, que renta básica, que descuentos, que no descuentos, que educación presencial, que todos en sus casas, que medidas prontas de seguridad, que toque de queda, pero siempre con ambigüedades, dicen “sin cercenar libertades” Solo procuran un rédito político.
Lo insinúan pero no lo dicen, “cárcel, uso de fuerza pública”
Que si, que no; como deshojando margaritas, mucho poquito o nada.
Dijeron los científicos que mucho encierro es nocivo, que es bueno caminar y realizar ejercicios en espacios libres y salió la IMM con sus calles peatonales, flechó la rambla y promovió masivos espectáculos artísticos, abrazos saltos y las marchas con participación o apoyo de personas que hoy quieren firmeza y medidas restrictivas.
Tambores, feminismo, racismo, sindicalismo. Luchas, alegrías y festejos sectoriales en detrimento de lo colectivo.
El ejecutivo siguió estoicamente su plan, medidas sanitarias, económicas y la búsqueda del horizonte protector de las vacunas.
En eso aventajamos a toda la región pero hay quienes señalan que fuimos los últimos en recibir las vacunas. Los resultados están a la vista, se negoció con varios proveedores y se manejan cifras de vacunas para inocular a toda la población y en poco tiempo.
Los dramas económicos, la crisis que se avecina.
Muchos negocios cerraron, en especial pequeños y medianos. PYMES Otros apenas subsisten con subvenciones, seguros de desempleo, y reducción de personal.
Para amortiguar la crisis el estado distribuyo canastas, tickes alimenticios, redujo costos de servicios públicos, duplicó el valor de las asignaciones familiares, con escuelas cerradas mantuvo la distribución de alimentos, a nadie se le privo la atención sanitaria, los estatales nunca dejaron de cobrar, sin trabajar, o trabajando a distancia.
Y ahora se asistirá con alimentos a las ollas populares.
Los privados también han realizado grandes aportes en canastas alimenticias, ha habido grandes demostraciones de solidaridad.
Pero volviendo al inicio y observamos grandes asimetrías. Hay sectores de la economía ajenos a estas vicisitudes y otros que han logrado grandes ganancias.
En ese grupo tenemos a la farmacéutica, a quienes elaboran, distribuyen y venden productos de higiene y limpieza; a las grandes cadenas alimenticias con sus aparatos de distribución, empresas de deliveri, mercado pago, y todo el sistema financiero con sistemas de compra venta on line por medio de las tarjetas.
También las empresas de salud y aunque duela decirlo, las funerarias. La tecnología y las multinacionales administradoras de contenido han estado y seguirán de fiesta.
Se elaboró una nueva edición del impuesto a los sueldos y jubilaciones.
A los jubilados se los engaño diciendo que esa quita que se les hace era destinada al fondo coronavirus, cuando en realidad será destinado al BPS.
Total los Jubilados no están agremiados, ni es época de elecciones.
Discrepo. Es una resolución abusiva. Los sueldos no se tocan de manera inconsulta y las jubilaciones son el fruto de un ahorro personal de muchos años de trabajo.
Manejando los mismos porcentajes que el trabajador activo, al jubilado le descuentan más ya que no recibe aguinaldo.
Pero promotores de la inclusión financiera como Astori hablan de gravar dineros de uruguayos en el exterior, nada dicen de las astronómicas ganancias que la inclusión financiera genera a la banca, a las aseguradoras y a las tarjetas de crédito.
Como todo en la vida terrenal y humana que conocemos mientras unos se esfuerzan otros descansan y miran para el costado. Unos pierden patrimonio y otros lo compran a bajo precio y se enriquecen más.
Para terminar, muchos creen que el estado debe solucionarlo todo.
No es así, es tan imposible como que por un decreto de ley cese la epidemia y todo vuelva a la normalidad.
Está en ciernes la aprobación de una ley para sancionar el riesgo sanitario. Aleluya.
Ante el aumento de casos de covid y más muertes nuestro partido se suma al pedido de mayores restricciones, de menor movilidad.
El Presidente ha dicho que rechaza cualquier sistema que se asemeje a un estado policial, restringiendo la movilidad por igual de trasgresores y de respetuosos observantes del cumplimiento de la ley.
Comparto su criterio y creo que basta con que las Intendencias Municipales y el Ministerio del Interior sean más eficientes en el cumplimiento de sus funciones de contralor.
Muchos individuos realizan actividades físicas en espacios abiertos como la rambla y parques públicos sin mascarillas, y sin distancia respecto a quienes transitan los mismos espacios.
Lo mismo ocurre en bares, despachos de comidas/bebidas que en espacios al aire libre reúnen decenas y centenares de clientes en mesas y sillas próximas con mínima o nula separación en donde los mozos deben hacer piruetas para atenderlos. No cumplen con protocolos ni cupos de asistencia. Faltan controles sobre la elaboración y distribución de alimentos.
Si se controla esto, aplica sanciones e impide esas grandes reuniones privadas estaremos en condiciones de retornar a la normalidad