El ladrón de memorias
Ricardo Acosta
El 21 de septiembre, se conmemoró el Día Internacional del Alzheimer, un día dedicado a la concientización sobre una enfermedad que ha tocado profundamente mi vida. Mi mamá padeció Alzheimer, y a través de estas líneas quiero compartir no solo mi historia personal, sino también información crucial sobre esta enfermedad y cómo podemos unirnos para hacer frente a sus desafíos. El Alzheimer es una enfermedad cerebral progresiva que afecta cruelmente la memoria, el pensamiento y el comportamiento de las personas. Los síntomas incluyen la pérdida de memoria a corto plazo, la confusión y la dificultad para realizar tareas cotidianas. Millones de familias en todo el mundo siguen enfrentando este desafío.
Mi mamá fue una de esas personas afectadas. Verla luchar contra la pérdida gradual de sus recuerdos y su identidad fue desgarrador. La enfermedad no solo cambió su vida, sino también la de todos nosotros.
La tristeza y la impotencia se convirtieron en compañeras constantes.
El dolor de ver cómo esa persona que amas, deja poco a poco, de ser todo lo que un día fue.
Una enfermedad que roba lo que fuiste despiadadamente.
La etapa avanzada del Alzheimer puede manifestarse de diversas maneras, y la disminución de la actividad y la interacción con el entorno es una característica común. Durante esta etapa, pueden cerrar los ojos con más frecuencia y tener dificultad para mantenerse despiertas. Esta respuesta del cuerpo y el comportamiento son parte de la progresión natural de la enfermedad, ya que el Alzheimer afecta no solo la memoria sino también otras funciones cognitivas y físicas. Cada persona es única, y los síntomas pueden variar significativamente.
El Día Internacional del Alzheimer tiene como objetivo generar conciencia sobre esta enfermedad. Surgió en 1994 como una iniciativa de Alzheimer’s Disease International y la Organización Mundial de la Salud. Este día nos recuerda la necesidad de comprender el Alzheimer, apoyar a las personas afectadas y promover la investigación.
Para las familias que enfrentan el Alzheimer, quiero compartir algunos consejos que aprendí en todo ese tiempo.
La comunicación abierta, la paciencia y el apoyo emocional son fundamentales.
Si bien parece que no están presentes, siempre nos escuchan.
Mamá con los ojos cerrados manifestaba todo tipo de emociones. Desde llorar hasta reírse con su hermosa carcajada.
La lucha contra el Alzheimer no se trata solo de las personas afectadas, sino también de la sociedad en su conjunto. La investigación es fundamental para encontrar tratamientos y curas, y cada contribución cuenta.
Esta maldita enfermedad, es una realidad dolorosa para muchas familias. Les pido a todos, y sobre todo te invito a vos, a unirte a la causa de generar conciencia y apoyar a quienes están afectados.
En mi viaje personal junto a ella y su lucha contra el Alzheimer, he aprendido que, aunque esta maldita enfermedad puede parecer desgarradora y sin sentido, también nos ha enseñado sobre el amor, la resiliencia y la importancia de estar unidos en tiempos difíciles.
Para las familias que actualmente están enfrentando esta enfermedad o que la han enfrentado en el pasado, quiero decirles que no están solos.
El Alzheimer puede arrebatar recuerdos, pero no puede robar el amor, los momentos compartidos ni la fortaleza de las familias. Cada día es una oportunidad para brindar amor y apoyo a quienes lo necesitan, y para recordar a nuestros seres queridos y honrar la maravillosa vida que vivieron, más allá de la enfermedad.
Mientras siguen buscando tratamientos y curas, sigamos siendo un faro de esperanza y solidaridad para todas las familias afectadas. Juntos, podemos hacer una diferencia y trabajar para que en un futuro el Alzheimer sea una enfermedad del pasado.
En memoria de mi madre, Nélida Calvo Aneiros y de todos aquellos que han luchado contra el Alzheimer, continuemos nuestro compromiso de generar conciencia y apoyar a quienes más lo necesitan.
El amor y la unidad son nuestras armas más poderosas en esta batalla.