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Bestiario regional

Hugo Machín Fajardo

¿Dónde puede encontrarse la respuesta a tantos despropósitos latinoamericanos ocurridos en unos pocos días? En lo que viene señalando desde hace años Latinobarómetro: la democracia está en declive en la región de acuerdo a los indicadores de apoyo y satisfacción con el régimen democrático, así como la confianza en las instituciones.

El título de esta columna alude al libro Bestiario tropical del colombiano Alfredo Iriarte (1932- 2002), publicado en 1986, «concebido y realizado para mostrar la delirante cara tragicómica y esperpéntica de algunos regímenes dictatoriales hispanoamericanos», según el autor.

El tirano ecuatoriano Gabriel García Moreno (1861-1865 y 1869-1875), quien «jamás incurrió en el desliz de una sonrisa»; los generales bolivianos Mariano Melgarejo y Agustín Morales, quienes «gobernaron a Bolivia en la segunda mitad del Siglo XIX sin haber conocido un solo instante de sobriedad», son algunos de los retratados en esas páginas. En Bestiario se agregan perfiles de los dictadores del siglo pasado Juan Vicente Gómez, de Venezuela y Rafael Leónidas Trujillo, de Republica Dominicana. Entre varias anécdotas de Gómez, el, ogro de los Andes como era conocido, Iriarte cuenta que pese a ser Dionisia Bello su concubina predilecta, jamás amaneció con ella porque creía que «el hombre que amanece con las mujeres termina haciendo lo que ellas quieren». Acostumbraba a tener sexo con las botas puestas.

En esa peculiar historia latinoamericana también es retratado Jorge Ubico, gobernante en Guatemala entre 1931 y 1944, pertinaz imitador de Napoleón. Se fijó el salario oficial presidencial en 33.800 dólares, al tiempo que el salario más alto para los maestros en la capital era de 33 dólares al mes: «Si la gente tiene dinero en los pantalones, me echarán», sostuvo más de una vez. También aparece el general Maximiliano Hernández Martínez, tirano de El Salvador entre 1931 y 1944, de quien se sostiene que por su afición a recetar pócimas y agua medicinales le causó la muerte a su hijo y su esposa. Justificó a un periodista de Time, el fusilamiento de 30.000 salvadoreños ocurrido en 1932: vale más «la vida de un insecto que la de un rebelde».  Dejaba caer frases como «la Democracia es carreteras más bienestar», o «las formas bajas de la democracia hacen hincapié en los derechos, las altas recalcan las obligaciones», documentó el periodista canadiense William Krehm corresponsal de Time en los años cuarenta, a quien Hernández le aseguró «que las ondas de éter le informaban de lo que estaban pensando Churchill y Roosvelt en ese mismo momento». Hoy diríamos que era un fenómeno parecido al pajarito que le habla al oído a Nicolás Maduro, o a Conan, el perro que asesoraba al presidente argentino Javier Milei.

Iriarte también narra el período de la dinastía de los Somoza, iniciada en 1937 en Nicaragua, en la que Anastasio asesinó a Augusto César Sandino (1933) y a otro Anastasio se le atribuye el asesinato del periodista opositor Pedro Joaquín Chamorro (1978). También nos narra que Tiburcio Carías Andino en Honduras, «decía que el mejor consejero de un gobernante es el culo, por ser esa la zona de cuerpo que con mayor exactitud la indica cuando debe abandonar la silla presidencial». Se fue por las buenas.

En estos días el Consejo Editorial del boletín informativo La ceiba, emitido desde el exilio venezolano «de cara al bloqueo mediático que enfrenta la sociedad venezolana por parte del gobierno nacional», publicó una síntesis de algunas informaciones latinoamericanas que me remitieron al Bestiario antes mencionado. Las enumero:

Alberto Fujimori (85), después de 15 años de estar encarcelado por los delitos de lesa humanidad y malversación de unos 861 millones de dólares de fondos públicos cometida durante su mandato, fue dejado libre y reescribe la historia de Perú en Tik Tok, con su versión de los años en el poder. La Corte Interamericana de DH revocó la orden del Tribunal Constitucional peruano ordenando al Estado mantener el encarcelamiento de Fujimori liberado en diciembre 2023. Las historias del ex autócrata obtienen 449.000 me gusta y algunos posts casi 3 millones de reproducciones. Perú mantiene a todos sus expresidentes presos por corrupción.

José Raúl Martinelli, ex presidente panameño, fue acusado, enjuiciado, sentenciado, detenido en EEUU —al igual que sus hijos— extraditado a Panamá, e inhabilitado como candidato presidencial por una condena de más de 10 años por el delito de blanqueo de capitales. Para evitar a la justicia panameña está asilado en la embajada de Nicaragua país bajo la dictadura del sandinista Daniel Ortega. No obstante, vuelve al poder. En las elecciones del domingo 5 de mayo, José Raúl Mulino, fue electo presidente de Panamá, en sustitución de Martinelli. El eslogan de campaña electoral era: «Martinellli es Mulino, Mulino es Martinelli». Mulino en el gobierno de Martinelli fue ministro de Seguridad y de Gobierno y Justicia (2009-2014). En esa etapa fue señalado de irregularidades en un contrato celebrado entre Panamá e Italia en 2010, a través del conglomerado comercial Finmeccanica. Se conoció el caso en 2012, tras la detención del empresario italiano Valter Lavítola, acusado por fiscales de Nápoles de haber hecho un esquema de sobornos hacia el hoy fallecido ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi, —acusado en 2018 por el fiscal antimafia Nino Di Matteo de «subvencionar a la mafia durante años»— y al presidente panameño Martinelli. Mulino fue detenido preventivamente el 26 de octubre de 2015, tras una indagatoria que lo vinculaba al contrato con Finmeccanica. Mulino declaró haber firmado los contratos porque ese era su trabajo como ministro y acusó al presidente panameño de entonces, Juan Carlos Varela, de orquestar su detención.​ La reclusión de Mulino se extendió hasta el 7 de marzo de 2016, cuando se cambió la medida a impedimento de salida del país y notificación periódica mensual ante las autoridades. En agosto de 2017, la Corte Suprema de Justicia emitió un fallo que anulaba parcialmente el expediente de la investigación y consideraba la detención de Mulino como inconstitucional. Lavítola pagó cuatro años de cárcel.

Evo Morales, que fue presidente de Bolivia durante tres períodos consecutivos entre 2006 y 2019, propulsor de las teorías de que «la elección indefinida es un derecho humano»; de que «no debería prohibirse el trabajo infantil» o de que comer pollo induce a la homosexualidad y la calvicie; afirma que será candidato por las buenas o por las malas, pese a ser expulsado del Movimiento al Socialismo (MAS) que contribuyó a fundar.

Por lógica, de este bestiario regional, el que más ocupa a La ceiba es el que atañe a Venezuela. Maduro impidió la candidatura de la dirigenta opositora María Corina Machado electa por la oposición, persigue y encarcela al comando opositor responsable de la candidatura del candidato opositor sustituto Edmundo González Urrutia, cercena el derecho al voto de millones de venezolanos que no pudieron inscribirse o actualizar sus datos en el registro electoral, especialmente en el exterior, como para preguntarse si habrá elecciones libres realmente.

¿Dónde puede encontrarse la respuesta a tantos despropósitos latinoamericanos ocurridos en unos pocos días? En lo que viene señalando desde hace años Latinobarómetro: la democracia está en declive en la región de acuerdo a los indicadores de apoyo y satisfacción con el régimen democrático, así como la confianza en las instituciones. Solo el 48% apoya la democracia en 2023 y un 35% apoyaría un gobierno militar.

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