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¿Exactamente cuándo se jodió Venezuela?

Jorge Nelson Chagas

Si una cosa tenía clara Juan Pablo Pérez Alfonzo, ministro de Fomento del gobierno de Rómulo Bentancourt  era que las empresas petroleras extranjeras debían pagar más impuestos. Y se los impuso.

A medida que aumentaba la renta petrolera los venezolanos empezaron a exigir más beneficios. Así el gobierno decretó la reducción de los precios de la gasolina y obligó a las empresas petroleras que absorbieran el costo del nuevo subsidio.  Así la gasolina venezolana se convirtió en la más barata del mundo.

Paralelamente se adoptó el sufragio universal, lo que se constituyó en un paso fundamental para la consolidación democrática. Pero… la sociedad venezolana se acostumbró a vivir bien sin mucho esfuerzo. La renta petrolera generó una riqueza  que no dependía del sacrificio, ahorro, innovación, capital, trabajo o mérito. Sino que la economía al ser monodependiente – y por tanto,  improductiva – dependía exclusivamente  de los precios del petróleo.

Aun así, en 1947 los ciudadanos venezolanos eligieron al famoso novelista Rómulo Gallegos como el primer presidente democráticamente electo. Sin embargo apenas ocho meses después se produjo un golpe de Estado organizado por los mismos militares que tres años antes había derrocado a Medina Angerita.  Las Fuerzas Armadas, al igual que la demandante sociedad, habían aprendido a esperar generosas regalías del Estado. La diferencia  era que los militares tenían armas para exigir a los gobiernos.

Detrás de la junta militar que comenzó a gobernar Venezuela estaba el general Marcos Pérez Jiménez. En 1952 perdió las elecciones generales,  convocados por la junta militar, pero “pidió” un recuento “más correcto” de los votos y se proclamó presidente. (Nicolás Maduro no inventó nada).

Cuando Pérez Jiménez tomó el poder la demanda internacional de petróleo había crecido vertiginosamente y el flujo de petrodólares le permitió  realizar una amplia gama de obras de infraestructura. Hubo un boom de la construcción – autopistas, hoteles, puentes, estadios y avenidas –   y una afluencia masiva inmigrantes.  Una de las obras más emblemáticas  fue la construcción de un club militar con pisos de mármol, cincuenta habitaciones para huéspedes, un cine para cuatrocientos cincuenta personas, dos piscinas, un gimnasio y relojes Tiffany en las paredes.  Un símbolo cabal de la importancia creciente de la institución militar en la estructura de poder de Venezuela.

Fue precisamente durante el gobierno de Pérez Jiménez, que Hugo Chávez nació un 28 de julio de 1954, en Sabaneta, un pequeño pueblo del llano venezolano en el estado  de Barinas. Fue el segundo de los seis hijos del matrimonio de Hugo de los Reyes Chávez y Elena Frías, ambos maestros de educación primaria. A corta edad, sus padres le confiaron su crianza a su abuela paterna, Rosa Inés Chávez. Fue monaguillo y poseía inclinaciones por la pintura, la música, la escritura creativa y el teatro Desde joven se aficionó al béisbol, el cual practicó más adelante.  Soñaba con encarnar al «látigo Chávez», un extraordinario lanzador de béisbol venezolano que murió muy joven en un accidente de aviación en la década de los sesenta.

No lo logró. Pero el destino tenía otros planes para él.

El problema inmediato fue lograr la estabilidad política

Más allá de todas las formidables obras de infraestructura el gobierno Pérez Jiménez había generado un fuerte descontento por su corrupción y el hecho que la bonanza petrolera no llegaba a amplias zonas rurales (precisamente en donde se crio Hugo Chávez).   A su vez, los militares no estaban conformes por la falta de ascensos y acceso al poder. Ese fue su fin. El golpe de Estado fue incruento. Bastó una conversación con los oficiales del ejército y el dictador se fue del país, con tanto apuro que se olvidó en aeropuerto de una maleta con dos millones de dólares.  

El problema inmediato fue lograr la estabilidad política. Los venezolanos de los más diversos extractos sociales querían disfrutar de la renta petrolera y lograr la diversificación de la economía no se constituía en el problema central.  Lo cierto que la nación venía acostumbrada a ser manejada por hombres fuertes y  recurrentes golpes de Estado. La forma de terminar con ese ciclo  fue el llamado “Pacto de Punto Fijo”, firmado por Acción Democrática, el Comité de Organización Política Electoral Independiente (COPEI) y la  Unión Republicana Democrática  (URD). Por motivo de la guerra fría se excluyó a los comunistas.

En un principio este pacto pareció virtuoso porque aseguraba el respeto de las normas democráticas. Sin embargo, contenía un veneno: convertía en los partidos políticos en la puerta principal para acceder a favores políticos y a una futura repartición de las ganancias derivadas del crudo. En otras palabras: la democracia en Venezuela se basó en darle a cada uno la tajada suficiente de la riqueza petrolera para lograr la paz. Al margen de ello, en diciembre de 1958 Rómulo Betancourt fue elegido presidente  y la maldición de “oro negro” continuó.  Los rascacielos y edificios de apartamentos  se multiplicaban en Caracas con la misma rapidez que los humildes hogares con techos de lámina en los cerros donde vivían los más pobres.  La emigración campo – ciudad se incrementó, debilitando la agricultura y obligando al gobierno a importar trigo, maíz, arroz, incluso los huevos de gallinas.  

Excluidos del pacto democrático, los comunistas se lanzaron a la lucha armada contra el gobierno legal recibiendo entrenamiento y financiación de Cuba. Secuestraron barcos cargueros, a jugadores de béisbol famosos y sabotearon oleoductos.  Esto mantuvo a las fuerzas armadas bastante ocupadas, evitando que pensaran en golpes de Estado. La guerrilla comunista fracasó pero Fidel Castro ya tendría una revancha que, acaso, ni él mismo se imaginó.  

Cuando Betancourt traspasó la banda presidencial a  Rómulo Gallegos fue la primera alternancia democrática en los 133 años desde que Venezuela se había convertido en República.

Mientras esto ocurría, Hugo Chávez intentaba infructuosamente diversas vocaciones hasta que ingresó a la Academia Militar, donde se graduó y recibió el título de licenciado en Ciencias y Artes Militares, en la especialidad de Ingeniería, mención terrestre, egresando con el grado de subteniente.

El destino seguía su curso.

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