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Montevideo en llamas

…del «fuego amigo» de los blancos

a la ausencia del «Affectio societatis» con los colorados

César García Acosta

“Affectio societatis» es una expresión latina que se traduce como el «ánimo de asociación» o «voluntad en una sociedad». Se refiere al elemento subjetivo o intencional necesario para la formación y mantenimiento de una asociación: es la voluntad manifiesta de los socios para cooperar y lograr los objetivos comunes que mantengan una sociedad en funcionamiento: la existencia de «affectio societatis» entre los socios contribuye a su estabilidad y continuidad, reflejando su existencia el ánimo de cooperación y compromiso del grupo. El “fuego amigo”, por su parte, es un hecho en cualquier estado de guerra. Se genera desde una misma fuerza y sus consecuencias serán los “daños colaterales” o el “debilitamiento” del compañero, muchas veces como un fin perseguido para conquistar liderazgos internos. En política cuando estos fenómenos ocurren se pierden elecciones, se desquebrajan gobiernos y se debilitan las democracias. La orgánica estructurada, disciplinada y organizada en los partidos políticos, es el único antídoto. Sin embargo, con el fin de la Coalición Republicana (CR) en el gobierno nacional, el “fuego amigo” y el debilitamiento del «affectio societatis» fueron hechos irrebatibles, sobre todo en la interna blanca que además es mayoría en la CR. Sus consecuencias son claras: se lesionó el único formato electoral capaz de competir con la coalición de izquierdas armada bajo el paraguas del Frente Amplio. En este contexto cuatro estructuras políticas pugnarán la votación municipalista que tendrá lugar en apenas 6 días en 19 gobiernos departamentales: los Blancos, el Frente Amplio, la Coalición Republicana y el Partido Colorado.

Las elecciones municipales de mayo por la desinteligencia político de la CR, mantiene enfrentados a blancos y colorados. El líder de la Lista 10, el senador Pedro Bordaberry, al principio de este fin del proceso electoral dijo que los blancos piensan “en su propio interés” y se negaron a formar coaliciones departamentales.

Para Bordaberry esto se llama “parasitismo negativo”. Sostiene que tanto Tabaré Viera como Adrián Peña habían solicitado la formación de una opción de coalición en todos los departamentos y no solamente en Montevideo, Canelones y Salto, que es como se terminó, sólo porque no quiso el Partido Nacional. “Fue un error”, opinó el líder de Vamos Uruguay. “Ahora, luego del triunfo del Frente Amplio en noviembre y la consiguiente pérdida de votos en varios departamentos, surgen voces solicitando al Partido Colorado que realice acuerdos o no presente candidatos a intendente en varios departamentos”, reflexionó.

“Fijarse como objetivo que otro pierda y no que uno gane es incurrir en lo que Ortega y Gasset definía como parasitismo negativo”, dijo Bordaberry.

Mirando al futuro, Bordaberry advirtió que habrá cuatro condiciones para continuar con el proyecto de la Coalición Republicana en las departamentales: “que los acuerdos no sean de cúpula”, que en las municipales de 2030 se presente la CR “en todos los departamentos del país”, que el PN apoye “el voto cruzado como lo establece la ley”, y la realización de un “programa común”.

EL TEXTO Y CONTEXTO MONTEVIDEANO No es posible poner el foco del análisis sobre la Intendencia de Montevideo, descartando del objeto de estudio cuestiones que hacen a la conformación de la matriz societaria de la ciudad capital del país.

Cuando se analiza el estado de situación de la basura en Montevideo, deberá tenerse en cuenta que varias políticas nacionales son las responsables del caos: la basura es crítica en el Centro, Barro Sur, Cordón y Parque Rodó, por la influencia negativa de los hurgadores que lejos de ser materia de organización municipal, son una desviación de las políticas del MIDES que no han logrado disminuir el impacto de las personas en situación de calle. Los contenedores de basura como depósitos de primer nivel del sistema de recolección conviven como en las calles como baños improvisados y resguardo para los indigentes, lo que sumado a la desaprensión de las empresas y bares instalados en estos barrios céntricos, habilitan transformarse en los hacedores de cartón y elementos que sirven para sostener sus precarios techos en las esquinas deshabitadas.

Estos barrios se transforman en zonas rojas en los primeros días del mes que es cuando los hospitales siquiátricos liberan pacientes, o cada tres meses cuando las cárceles van dando salidas a jóvenes ingresados por rapiñas y uso de drogas.

En ciudades del norte del país donde se han instalado cárceles de alta seguridad, a la salida de los reclusos se les entrega un boleto de ómnibus interdepartamental con destino marcada e la terminal de Tres Cruces, para sacarlos con destino en Montevideo.

Calles con estructuras señoriales como la avenida Uruguay se transformaron en zonas rojas al instalar el MIDES casonas de refugio para indigentes que literalmente copan las zonas con reyertas que pueden verse en las redes sociales como si se tratara de pleitos en los patios de una cárcel.

Los ingresos al atrio del Palacio Municipal sobre la avenida 18 de julio son un depósito de indigentes; ni la policía eventual contratada por la Intendencia logran preservar el orden. La calle lateral Santiago de Chile, donde esta el acceso al garage municipal con un gran portón que por seguridad permanece cerrado, es un lugar donde son rapiñados todos los días transeúntes ocasionales que pretenden caminar rumbo al barrio Palermo.

Se sabe por los datos del MIDES que esta población se integra con el núcleo duro de unas 1500 personas: siendo tan pocas ni blancos ni frentistas lograron revertir el estado de crisis del centro de Montevideo.

Los comercios que antes competían para alquilar espacios en los alrededores del Palacio Municipal hoy huyen hacia el resguardo de la costa en Parque Rodó, Punta Carretas o Pocitos. Cuando cae el sol, a la noche, la gente más joven evita 18 de julio por ser el espacio de los “zoombies”. En los años 50 y 60 las pizzerías, bares y cafeterías como el Sorocabana llevaban rumbo al Centro de Montevideo a una población que buscaba su recreación en las galerías, los cines y los teatros que hoy ya no están.

Para este contexto la Intendencia colabora con una pésima iluminación pública, la carencia casi absoluta de los vigilantes municipales, y la nula percepción de que se trabaja por una integración que por regla tiene aplicar la realidad del “hacia abajo” con todo lo que ello implica.

LA RESPONSABILIDAD COMPARTIDA DE MONTEVIDEO  Si el debate político no lo logra, el diario EL PAÍS se encarga se reinventar la pasión política con alguna declaración cruzada sobre el déficit municipal (discurso que se repite desde 1990), o como decía Luis Lacalle Herrera en 1990 cuando inventó aquélla frase que decía que “Montevideo recauda un millón de dólares por día”, cuando la realidad lejos de ser esa la cifra, la causa de sus desagracias pasa por mal administrar las consecuencias foráneas como las que produce el MIDES con los indigentes.

Tome en cuenta el lector que, si a un joven que rompe el vidrio de un automóvil estacionado en la zona Centro, destrozando los implementos de seguridad de su barra de dirección en un intento por robarlo, si es agarrado por la policía y conducido a fiscalía, verá resuelto su conflicto delictivo con un juicio abreviado que tendrá una pena de 2 horas semanales de trabajo comunitario, aunque el daño provocado haya superado fácilmente los 50 mil pesos para el dueño del auto atacado.

EL EFECTO “ARTIGAS” EN MONTEVIDEO. Desde la semana pasada mediante el “fuego amigo” lanzado desde el semanario CONTRAVIENTO del blanco Graciano Pascale, se construyó un aparente esquema de corrupción en el Municipio E que condujo hasta pocas semanas tras la alcaldesa, también nacionalista (aunque del Espacio 40), Mercedes Ruiz. En resumidas cuentas, utilizando como recordatorio el caso del ex intendente Pablo Caram y su controversial asignación de horas extras en Artigas, como si en Montevideo ocurriese los mismo, aumentándose el nivel del debate con la edición del EL PAÍS del domingo donde sus titulares meten a toda la Intendencia de Montevideo en el mismo esquema de corrupción anunciándose hasta un llamado a Sala del Intendente Zunino, lo cual minimizó la convocatoria a la Junta Departamental del actual alcalde blanco, Pedro Shabiague, para que explique lo que todos los ediles conocen al haberse ventilado estos números en la última instancia presupuestal.

Mientras se pretenda que el debate se radicalice en blancos y frentistas, cada vez es más importante generar figuras alternativas que durante años fijen posición en temas municipales de calidad, generando ámbitos estructurales y políticos para el debate de las ideas, porque a la gente difícilmente se la convenza con campañas superficiales que pretendan desconocer la importancia de la pasión político ante la animadversión de los partidos políticos culturalmente aceptados por la población.

El cambio y la batalla cultural serán factores que deberán ir necesariamente de la mano.

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