Política Internacional

¿Exactamente cuándo se jodió Venezuela?

Jorge Nelson Chagas

La década de los ochenta no fue para Venezuela. La abundancia de petróleo en el mercado internacional redujo la demanda del crudo y los precios se desplomaron. Esta situación se agravó porque el despilfarro continuó aun cuando cada vez ingresaban menos divisas.  Era indudable que los venezolanos no estaban preparados para asumir que la “edad de oro” había concluido.

La crisis se desató durante el gobierno de Luis Herrera Campins, un hombre honesto que no pudo llevar adelante una política de austeridad consistente. El 18 de febrero de 1983, decretó una devaluación de la moneda, impuso el control de cambios por primera vez en la historia del país, creó la RECADI (una institución para controlar y racionalizar la compra-venta de dólares), prohibió la importación de perfumes y ropa interior, incluso de bebidas alcohólicas.

La palabra sacrificio no estaba en el diccionario de los venezolanos que se habían acostumbrado a una vida de excesos y no estaban preparados para producir lo que consumían. Herrera Campins comprendió bien el problema y lanzó una campaña contra la indolencia y la holgazanería. No resultó. Durante la presidencia de su sucesor, Jaime Lusinchi, la RECADI se corrompió por completo  Los venezolanos aprendieron a comprar dólares a precios preferenciales para importaciones inexistentes, para después cambiarlos en el mercado negro.

Cuando volvió a ganar las elecciones Carlos Andrés Perez la situación del país era realmente grave. La culpa de ello era, para la mayoría de los venezolanos, la corrupción imperante en las altas esferas. Al quedar al descubierto una red de sobornos y mordidas en que estaba involucrado Lusinchi y su amante, Blanca Ibañez, además de ejecutivos de grandes compañías, esta percepción se incrementó.

Curiosamente los venezolanos no advirtieron que el origen de sus males estaba en la ausencia de ahorros para el futuro de los recursos petroleros y el descontrol en el gasto público. Creyeron que Carlos Andrés Pérez traería nuevamente prosperidad. Pero eso, en aquella coyuntura, no era posible. Pérez no tenía mucho margen de maniobra y se vio forzado a instrumentar un plan de ajuste – en acuerdo con el FMI-  que incluyó la liberación de las importaciones, eliminación de los controles de precios, privatización de las empresas no estratégicas en manos del estado, como la Compañía Anónima Nacional Teléfonos de Venezuela (CANTV), aumento del precio de la gasolina, congelación de salarios, reducción del tamaño del Estado, así como del gasto público                    

Si bien estas medidas contemplaban planes sociales para mitigar la pobreza, el dolor del ajuste fue demasiado para la población.

Y esto tuvo consecuencias nefastas.

¿Cuándo nació el chavismo?

Si me preguntaran cuando nació el chavismo, respondería con una fecha bien precisa: el 27 de febrero de 1989. En esa fecha se iniciaron unos  disturbios en Guarenas (ciudad ubicada a 25 km al este de Caracas), inicialmente en forma de protestas. Las causas la subida del precio del transporte y la gasolina. A su vez,  los transportistas consideraron insuficiente esa suba. Con una rapidez que sorprendió a muchos, lo que comenzó como una protesta focalizada en una pequeña ciudad, en cuestión de horas se transformó en una ola de vandalismo, violencia y saqueo a nivel nacional. Los canales de televisión transmitieron en vivo los hechos y con el paso de las horas  hubo problemas en casi todos los barrios populares y urbanizaciones de Caracas, los comercios cerraron  y el transporte público dejó de prestar servicio.

En los días siguientes, los medios de comunicación mostraron imágenes que permitieron ver la magnitud de los saqueos. El saldo fue trescientos muertos y millones de dólares de pérdidas materiales. La sociedad venezolana acostumbrada al consumo excesivo no toleró el ajuste y reaccionó con inusitada violencia.  Desbordado por los saqueos, el gobierno de Carlos Andrés Pérez declaró el toque de queda, militarizó las ciudades principales y  si bien pudo controlar la ola de vandalismo, quedó malherido políticamente.

Es en este contexto que Hugo Chávez y otros oficiales comenzaron a reunirse para intercambiar ideas y planear la toma violenta del Gobierno. Esas maniobras no pasaron inadvertidas para la jefatura militar, pero los políticos prefirieron ignorarlas. Finalmente, en 1992 Chávez y un grupo de oficiales tratan de dar un golpe militar. El rol de Chávez era tomar la casa de gobierno y matar a Carlos Andrés Pérez. Pero fracasó y se entregó. Eran tan débiles los reflejos democráticos de los venezolanos que a las cuarenta y ocho horas de la sangrienta intentona las encuestas demostraron que el 65% de la sociedad respaldaba la aventura golpista. Fidel Castro fue uno de los primeros líderes del mundo en condenar esa asonada y  solidarizarse con Carlos Andrés Pérez. No tiene nada de extraño. Pérez había restablecido las relaciones con Cuba y además, en ese momento, Chávez no era ningún izquierdista. Más bien lo contrario. Era admirador de Mohamed Alí Seineldín, un oficial argentino que comandó el Regimiento de Infantería 25 en la guerra de las Malvinas con singular valor y determinación. Siendo referente del movimiento carapintada (1987-1990), Realizó sublevaciones militares contra los gobiernos constitucionales de Raúl Alfonsín y Carlos Menem. Incluso tenía contactos con la logia uruguaya de los “Tenientes de Artigas” (como bien lo detalla Alfonso Lessa en su libro “Conspiración”)

Pero Chávez, derrotado y preso,  instantáneamente se convirtió en una celebridad en Venezuela. No hay que olvidar que, más allá de su  ideología, cualquiera fuera, tenía muy presente el sentir de la gente.  Captó claramente los motivos del malestar social con el sistema político que se descomponía aceleradamente y deseaba implementar soluciones.

Una combinación letal de corrupción, incompetencia y demoledoras críticas mediáticas habían deslegitimado la democracia venezolana.

Y el chavismo comenzó a ser una realidad.

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