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¿Falta la verdad?

El dr. Roslik sigue muriendo

Manuel Flores Silva

Como algunos lectores recordarán en abril de 1984 las Fuerzas Armadas, entonces en el poder, dieron muerte bajo tortura al Dr. Vladimir Roslik en la ciudad de Fray Bentos.

Según se supo más tarde, por el dictamen del Juez Militar Oscar Vilches, 11 oficiales del Ejército habían presenciado o actuado en el interrogatorio, tortura y muerte del Dr. Roslik, en una habitación de 12 metros cuadrados, en el Batallón 9 de Fray Bentos.

La razón de la presencia de tantos Oficiales se debía, según el expediente oficial, a que se estaba usando el interrogatorio a Roslik como didáctica y entrenamiento para preparar en “apremios” a los oficiales. Si, así. Espanto. Conejillo de indias de la macabra tortura.

La autopsia verdadera realizada por 5 médicos forenses militares demostró que al mismo tiempo que se le infligían una docena de heridas profundas en todo el cuerpo, desde la cabeza hasta las plantas de los pies (incluidas), tremendos golpes le rompieron el hígado desencadenando una hemorragia interna mortal de varios litros de sangre. Al mismo tiempo, también con carácter mortal, fue asfixiado con líquido que apareció en sus pulmones. Muerte “multicausal” dijo la autopsia. La barbarie brutal desencadenada.

El semanario Jaque entonces hizo de este caso un asunto central hasta que lo aclaró. Logró extraer, de la mano de Manuel Flores Mora, de un recinto militar, en la noche, la autopsia donde constaba el asesinato. Autopsia que el semanario publicó bajo dictadura mientras la versión oficial decía que la muerte había sido natural.

Como Director del Semanario estuve a cargo de la investigación donde les cupo un papel central a Juan Miguel Petit y Alejandro Bluth, respectivamente redactor responsable y secretario de redacción de Jaque.

El caso tuvo tal repercusión que el gobierno militar puesto ante la verdad reconoció de inmediato la muerte bajo tortura –en el lenguaje de los militares de la época se decía “apremios”- y se ordenó la prisión de los responsables, la que luego, en realidad, nunca se cumplió.

El caso fue emblemático por muchas cosas. Por un lado demostró el poder de la prensa republicana aún cuando no había libertad. Y aún cuando Jaque estuvo muy amenazado por el régimen autoritario todos esos días a través del Director de Dinarp, la oficina de control de la prensa de la dictadura, el Cnel. Juan José Pomoli.

Segundo porque terminó con la tortura política en Uruguay. Nada más y nada menos.

Tercero, y se sabe menos, porque fue un caso decisivo en la apertura política que se dio dos meses después. En marzo de ese año 1984 se había liberado al Gral. Seregni, después de muchos años de prisión, y entre ese momento y el Pacto del Club Naval del 3 agosto de 1984 transcurrieron 4 meses cruciales para el futuro del país.

Es que en el seno de las Fuerzas Armadas se vivía la fuerte pugna entre los aperturistas y los no aperturistas. En el marco de esa tensión esos días se cerraron diarios y semanarios, se puso preso a Wilson Ferreira Aldunate, hubo atentados con bombas y balas de grueso calibre, se censuró a un notable actor cómico de la televisión, Enrique Almada, y muchísimos episodios de esa naturaleza violenta y liberticida.

Las fuerzas militares enfrentadas entre sí, por momentos aparecían desquiciadas. En medio de esa feroz pugna ocurre la muerte del Dr. Roslik.

En el muy completo libro “El caso Roslik” de reciente aparición, cuyo autor es José Santín, en sendos reportajes Julio María Sanguinetti y el suscripto, cada uno por su lado, manifiestan que, en su opinión, el crimen de Roslik estuvo enmarcado en esa disputa entre militares.

En efecto. El aperturista Gral. Hugo Medina comandaba la región militar número 3 en cuya zona estaba Fray Bentos. El cadáver de Roslik podía comprometerlo y con ello a la apertura política. El sector duro del Ejército, anti Medina, quería debilitarlo. Y le puso un cadáver.

En su libro “La reconquista” (2012), Julio María Sanguinetti se refería así al episodio: “Todo había ocurrido en la jurisdicción de la División de Ejército III, a cargo el Gral. Hugo Medina. La iniciativa había partido de oficiales de inteligencia llegados a Fray Bentos desde Montevideo y en el propio medio militar se advirtió que podía tratarse de una maniobra dirigida a comprometer a Medina, a esa altura un pilar en la búsqueda de acuerdos”

Subrayo “… La iniciativa había partido de oficiales de inteligencia llegados a Fray Bentos desde Montevideo”.

Aclarar el caso Roslik se convirtió entonces ya no solo en un tema de finiquitar la tortura política en el país sino, además, en razón de conquista misma de la democracia. Si el tema no se aclaraba los “duros” del Ejército llegarían fortalecidos al diálogo que se estaba gestando. Si se aclaraba, el autoritarismo se sentaría debilitado en la mesa de negociación, como finalmente se sentó.

Queda para la historia pues que el Dr. Roslik por un lado era carne experimental en una clase práctica colectiva de tortura. Eso en el mejor de los casos. Pues ha crecido la información referida a la intención explícita de matarlo por razones vinculadas a la interna militar. Dos escalones diversos en la pertinaz escalera que recorre la barbarie.

2022 incógnita.

Más de 38 años después de su muerte el caso Roslik está siendo finalmente tratado en el Juzgado Penal 3 de Fray Bentos a cargo de la Jueza Carolina Machado García. Por la parte fiscal actúa el Fiscal de Lesa Humanidad Ricardo Perciballe.

Sin embargo, hoy, como hace 40 años, el caso Roslik parece volver a ponerse en la cruz de los caminos de las contradicciones de la sociedad uruguaya, como se verá.

Mientras este plano judicial se está desarrollando ocurre, por otro lado, que el clima en torno al caso se llena de versiones. Muchas de ellas de origen militar, incluso. El tratamiento judicial del tema tendrá que aclarar todo para tranquilidad de la sociedad uruguaya. Todo. No pocos piensan que el caso guarda todavía secretos político-militares muy profundos. Que se han mantenido ocultos por décadas.

Las atronadoras versiones circulantes, de fuentes generalmente bien informadas y que incluyen mucha información y nombres propios, nos obligan a hacernos determinadas preguntas.

1.- ¿En el criminal interrogatorio al Dr. Roslik había algún Oficial proveniente de Montevideo, concretamente Oficiales de Inteligencia? ¿De modo que no fueron 11 Oficiales sino 13 en esa habitación homicida de 12 metros cuadrados?

2.- ¿Alguno de los Oficiales de Inteligencia participantes en la escena del homicidio de Roslik fueron luego asesores estrechos del Ministro Fernández Huidobro?

3.- ¿Operó en el caso la comentada y cercana relación entre el MLN y los Tenientes de Artigas? ¿Esa eventual relación ha protegido y protege con su gran poder a algún protagonista del caso Roslik? ¿La Justicia del Uruguay puede o cede frente a esa eventual y poderosa alianza, constituida ahora en un poder fáctico en las sombras?

4.- ¿Hubo personal militar común en el caso Roslik y en el caso Berrios?

5.- ¿Hubo personal militar central en el caso Roslik que luego fue proveedor millonario del Ejército, obteniendo así pingues beneficios?

6.- ¿Hubo un solo ejecutor físico del Dr. Vladimir Roslik? ¿O más de uno?

7. ¿Hay implicados que se han ido del país en los últimos tiempos?

Como se ve las interrogantes no son menores. No aluden solo a un tema, a si es posible determinar fehacientemente cómo ocurrió el crimen de Roslik.  

SWino también a otro grave asunto, a si la democracia uruguaya puede contra poderes fácticos e ilegales instalados en su seno. Tema actualísimo.

Más de medio país no confía en el Fiscal Perciballe. La no credibilidad de dicho Fiscal es un hecho objetivo que se denuncia a menudo. Basta leer la prensa. De él se dice que acusa frecuentemente sin pruebas.

La reiterada acusación que se le hace es que está haciendo hablar más a su propia ideología de extrema izquierda antes que a la verdad jurídica de los hechos. Se sostiene que se encarniza con oficiales que eran entonces simples Alféreces. Que es un cazador de inocentes al que se le escapan los culpables poderosos.

Es más, se infiere que esta campaña que está haciendo lo posiciona para ser designado Fiscal de Corte del eventual gobierno frentista.

Veremos si la eventual protección sobre la trama de Roslik se mantiene. Si pueden más los poderes facticos que la Justicia.   

Veremos ante qué fenómeno estamos. Y actuaremos como en 1984 del lado de la verdad y de la República.

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