¿Firma o no firma?
Fátima Barrutta
El 26 de diciembre pasado, El País informaba que el presidente del Frente Amplio, Fernando Pereira, “podría firmar por el plebiscito contra la reforma de la seguridad social que impulsa el Pit-Cnt”. Reconoció que “en estos momentos” (hace más de dos meses) “se encuentra evaluando si poner su firma o no”.
Luego de que Yamandú Orsi y Mario Bergara se pronunciaran en contra de la iniciativa sindical, y Andrés Lima a favor, Carolina Cosse publicó un comunicado extenso y confuso donde se comprometía a firmar, pero no para derogar la ley y estampar la propuesta del Pit-Cnt en la Constitución (que es lo que pasará si, juntadas las firmas, el plebiscito sale victorioso en octubre), sino para que el tema “vuelva a la Asamblea General. Ello nos dará la oportunidad de que sea nuevamente debatido e incluso que surjan alternativas que sean positivas para nuestra población”. Fue una adhesión más que curiosa, porque lo coherente sería decir “firmo porque estoy de acuerdo con que quede fijado en la Constitución que las personas se puedan jubilar con 60 años cumplidos, que no haya pasividades inferiores al salario mínimo nacional y que los ahorros individuales de las AFAPs, acumulados desde los años noventa, sean expropiados por el Estado”. Todas estas medidas, tan demagógicas como dañosas para las finanzas del Estado, son las que promueve la central sindical y por ellas pide la firma de los ciudadanos. Pero Cosse no dice estar de acuerdo con semejantes disparates (nadie que pretenda administrar con probidad los recursos del Estado puede estarlo), sino que improvisa sobre la posibilidad de que el Poder Legislativo enmiende la iniciativa antes de que la ciudadanía la vote. Un verdadero absurdo, porque esa Asamblea General cuenta con las mayorías que efectivamente acordaron la reforma vigente. ¿Con base en qué criterio la cambiarían?
Lo gracioso del caso es que esta argumentación falaz fue la que hizo que Fernando Pereira aparentemente se cuestionara su negativa inicial a firmar: “me ha generado una duda genuina lo que ha planteado Cosse”.
Y más gracioso todavía es que, pasados dos meses de aquella “duda genuina”, el presidente del Frente Amplio todavía no se haya decidido.
“Lo estoy meditando”, declaró hace unos días a El Observador. “La papeleta me la han acercado mil veces. Yo soy racionalista. Firmo si estoy convencido. Tengo muchos argumentos para no firmar, algunos para firmar. Si me apurás hoy, lo más probable es que no firme”.
Pero si usted lector se quedó tranquilo con esta aclaración de que casi seguramente no va a firmar, póngase nervioso otra vez. Porque el domingo pasado, el diario El País le preguntó a Pereira sobre esa expresión y el presidente del FA respondió que “Le erré con esa expresión. Cuando uno le erra, hace una autocrítica. Mi apuesta sigue siendo el diálogo social para reformar al sistema. Estoy convencido de eso desde que era dirigente sindical. El Pit-Cnt resolvió una línea que no es contradictoria, pero no es la misma línea. Lo que estoy meditando es si tengo que firmar para habilitar el plebiscito. La firma es un acto de responsabilidad. Esa es la etapa actual en la que estoy meditando sobre si voy a firmar o no. Y, lo más probable, es que no lo exprese públicamente. También tengo que ser el presidente de la unidad, y en el Frente Amplio hay sectores que firman y otros que no firman. Admito el error. No fue nada grave, pero no puedo generar dudas en los militantes cuando estamos entrando en una recta que nos debería llevar a la victoria popular”.
Todo un racionalista, sin duda. ¿O temeroso de quedar mal con el Partido Comunista?
Mi pregunta ante tanta indefinición es bien simple: si ganan las elecciones y llegan al gobierno, ¿van a gobernar así, tomándose meses para decidir si sustraer o no los ahorros previsionales de la gente, o con cuánta rapidez llevar a la economía del país a una venezuelización?
No actúan seriamente y la ciudadanía lo tiene que entender.
Si quieren espejos prospectivos de lo que pasaría en Uruguay con esas medidas populistas, alcanza con ver la Argentina del kirchnerismo, que hizo lo mismo: expropiar ahorros individuales y dejar después a la intemperie a los jubilados.
¿Tan difícil es decidir un poco más rápido y decir la verdad?
Este año, es imprescindible fortalecer a nuestro Partido Colorado para que la Coalición siga llevando el timón con mano segura. Todavía quedan muchos problemas sociales para resolver, como para correr el riesgo de dárselo a quien no demuestra el más mínimo apego a la racionalidad.
Todo lo construido en crecimiento del empleo y del salario real, en baja de la inflación, en transformación educativa y atracción de inversiones, en manos irresponsables puede hacerse humo.